En la era digital, los smartphones se han convertido en una herramienta versátil y casi imprescindible. Casi todos llevamos uno en el bolsillo. Nos permiten estar conectados con cualquier lugar del mundo y al instante. Sirven hasta para llamar por teléfono, aunque las miles de aplicaciones que hay disponibles, de todo tipo, hagan dudar del sentido primitivo de su existencia. El ser humano sigue teniendo la necesidad de comunicarse con los demás. Solo que las formas de hacerlo han ido cambiando a lo largo de la historia.

La irrupción del móvil ha sido tan drástica que, en algunos casos, ha cogido a la sociedad desprevenida. También a la escuela, que no deja de ser parte de la misma. Hasta el punto de que la extensión del uso del celular puede llegar a generar miedo. Tecnofobia se llama. Francia ha prohibido taxativamente su uso en el ámbito escolar para todos los menores de 15 años, cuando en España, y en concreto en Andalucía, cada vez son más los docentes implicados e interesados en el uso de estos dispositivos como herramienta educativa.

No exento de polémica, el uso del terminales móviles en Educación sigue siendo tema de conversación habitual cada inicio de curso por buena parte del profesorado. Con demasiada frecuencia, las líneas argumentales de este debate se centran en la regulación de su uso, despreciando por el contrario ciertas variables que podrían despejar muchas de las dudas que ocupan y preocupan a los diferentes agentes implicados en el hecho educativo.

De hecho, la mayoría de los centros no los permiten. En Andalucía no existe una regulación sobre el uso de móviles en la escuela. Según informan fuentes de la Delegación Territorial de Educación, forma parte de las atribuciones de los propios consejos escolares, que pueden determinar sus condiciones de uso, teniendo en cuenta que pueden tener posibilidades educativas, o incluso su prohibición. Es decir, son los propios colegios o institutos los que, dentro de sus reglamentos de organización, deciden su postura al respecto.

Pilar Triguero, representante de la asociaciones de padres de la provincia de Málaga (FDPA), estima que, en la actualidad, el 70% de los centros lo prohíben y el 30% lo permiten. «El uso del móvil en el entorno educativo tiene sentido cuando se utiliza con fines educativos. Nada más. No tiene sentido que los menores vayan a clase con un móvil que es completamente innecesario. Para mantener comunicación con los padres en caso de necesidad, los centros tienen teléfonos», explica Triguero.Apuesta por la digitalización

La apuesta de la Junta de Andalucía por el uso de las nuevas tecnologías en el ámbito educativo es incuestionable. Desde hace 15 años o más. De los primeros centros TIC, que incluían un ordenador por cada dos alumnos, se pasó a los portátiles y de ahí a la nueva Estrategia Digital de Educación. Porque el viejo modelo de escuela, centrado en instruir, ha quedado más que obsoleto. Desde hace años se trabaja en un concepto más integral e inclusivo, que tiene en las nuevas tecnologías como punto o vértice en el que pivotan las demás acciones educativas. Por este motivo, llama la atención, quizás, que no exista regulación alguna al respecto y que llevar un móvil al colegio dependa de la decisión autónoma de cada consejo escolar.

La delegada territorial de Educación, Patricia Alba, aunque precisa que «no tiene nada que ver el uso de nuevas tecnologías en el aula con la introducción del teléfono», ofrece su opinión personal. Desde su punto de vista, «la sociedad avanza y en el futuro se debería regularizar el uso de móviles en los centros educativos para que exista una uniformidad de criterios».

Un caso paradigmático se produce en Villanueva del Rosario. En el CEIP Velasco y Merino, donde ir con el móvil al colegio está prohibido (hay que tener en cuenta que es un colegio) pero donde se trabaja en clase con tablets a diario. Desde Infantil hasta el tercer ciclo de Primaria. Hasta el punto de que ha sido reconocido por la propia Delegación con el Premio al Mérito Educativo. Mercedes Ruiz es maestra de este centro. Su experiencia indica que los beneficios son muchos. «Lo que hacemos es situar a la educación en el punto en el que estamos. Los niños, prácticamente desde que nacen, están mirando una pantalla. De este modo, la motivación que le planteas es muy buena y disfrutan muchísimo mientras aprenden. Eso sí, solo se utilizan cuando el maestro lo indican y usan las aplicaciones o los portales web que el maestro precisa. Incluso alguna que otra vez tienen juegos educativos», asegura. Los niños son los protagonistas de su aprendizaje.

En este caso, las tablets son del centro. Pero muchos ya tienen también la suya propia, gracias a la colaboración de las familias. «No tienen que ser muy sofisticadas. Con las tablets más sencillas también se puede trabajar». En clase el libro de texto solo se utiliza para consulta.

Todo esto, según Ruiz, se traduce en una motivación extraordinaria y en unos mejores resultados académicos. Los padres aplauden y reconocen la labor de estos docentes que quieren que se utilicen las nuevas tecnologías, «pero siempre tenemos la prevención de decirles a esos centros que ejerzan un control muy exhaustivo sobre cómo se usan estos dispositivos el resto de horas», señala Pilar Triguero. «Ponerle puertas al campo no ha sido bueno nunca y los móviles han llegado para quedarse y tienen una mayor presencia en nuestras vida», reconoce la portavoz de la FDAPA.

Rosa Liarte, profesora de Geografía e Historia y coordinadora TIC en el IES Cartima no comparte la prohibición del móvil. «Podemos quitar un problema, pero dejaríamos de educar sobre el asunto», señala. Entre las obligaciones del docente no solo está instruir a sus alumnos, sino prepararlos como ciudadanos para el siglo XXI, con todas las competencias digitales. Los niños de hoy aprenden de cualquier cosa, pero no se les educa. Son nativos digitales, pero no aprenden solos.

«Mejor dicho, son huérfanos digitales», señala Liarte, quien explica que los menores puede que sepan subir una foto a Instagram o publicar una storie, «pero no saben adjuntar un documento en un correo electrónico, o enviar un enlace, o te escriben el mensaje en el asunto». resumen. «Las posibilidades que ofrece el teléfono móvil en clase son muchísimas, ya que lo puedes consultar todo en un solo click. Antes había que ir al Espasa Calpe», agrega.

Wikipedia o la Espasa Calpe

¿Quién busca hoy en día en un diccionario o una enciclopedia de papel? Todo el mundo recurre a la Wikipedia o al Wordreference. ¿Quién usa un atlas para buscar un río o una cordillera? Casi nadie. La mayoría recurre a Googlemaps. «Eso es aprovechar las herramientas de hoy día, pero es también obligación del profesor enseñar las digitales porque los niños pueden saber trastearlas, pero no usarlas», asegura Liarte.

Pedro Jerez, maestro de Primaria en el colegio Manuel Siurot, de la capital, comparte visión. «En plena era de las tecnologías de la información y la comunicación sería lógico pensar que el empleo de terminales móviles en Educación debería ser entendido como un elemento más en el proceso formativo global e integral de los educandos. Una herramienta multifuncional capaz de posibilitar nuevos escenarios de aprendizaje desde los que seguir construyendo su auto-conocimiento», señala.

Los móviles forman ya parte de una sociedad global en constante evolución y eso exige a los formadores establecer una metodología «capaz de desarrollar los hábitos saludables en su utilización por parte de los escolares». Una metodología «asentada sobre un bloque de contenidos propio adaptado a cada nivel de enseñanza, que establezca unos objetivos posibles, medibles y realizables. En definitiva, trascender más allá de los consabidos tópicos que nos han llevado durante los últimos años a despreciar su utilización dentro de las fronteras del aula ordinaria en favor de otros intereses», defiende Pedro Jerez.

Los docentes que apoyan el uso de la tecnología móvil en el aula insisten en que prohibirlo «puede hacernos incurrir, sin saberlo, en un involuntario anacronismo educativo que venga a lastrar nuestra práctica docente diaria. Ha llegado la hora de asumir el reto con profesionalidad, formación y capacidad de diálogo construido desde un consenso total entre todas las partes implicadas», agrega Jerez.

Mercedes Ruiz también considera que desdeñar el uso del móvil es un atraso «y dar la espalda a la modernidad y a la tecnología». «Hay que enseñar a usarla», insiste. «La tecnología ha venido para quedarse y no para quitarla del medio. Lo que hay es que sacar un buen uso. No presentarlo como el enemigo», dice también Rosa Liarte, que admite que es algo que cuesta. Hay que hacer una gran pedagogía con el alumnado. También con sus familias, como desde hace años lleva a cabo FDAPA. Pero también con los docentes que aún se resisten a su uso. «Y no es cuestión de edad. Tengo compañeros que se van a jubilar el año que viene y están a favor y otros de 30 que están en contra. Depende de cómo quieras llevar las riendas de tu clase».

El temor se centra también en que puedan ser usados como herramientas para el ciberacoso o el bullying. Aquí, como indica Triguero, la participación de las familias es también clave, ya sean padres de hijos acosados o acosadores. «Ante la menor sospecha, hay que actuar», concluye.

A favor

No se puede dar la espalda a las TIC

  • El empleo de móviles debería ser entendido como un elemento más en el proceso formativo global e integral de los alumnos, que tienen que ser educados para ser ciudadanos con todas las competencias que les va a exigir la sociedad.
  • El uso de las TIC en el aula motiva a los escolares y mejora sus rendimientos académicos. Les enseña a trabajar en equipo.
  • Los móviles han llegado para quedarse y es mejor enseñar un uso correcto y como herramientas potentes para la educación.

En contra

Muchos jóvenes son adictos a la tecnología

  • ? La prohibición del uso de los teléfonos móviles en los centros escolares es una de formas de combatir el acoso.
  • Hay demasiados adolescentes muy adictos a la tecnología. Sería bueno reflexionar sobre si el tiempo que están en el ámbito escolar deben estar libre de esa adicción.
  • Al igual que ofrecen la posibilidad de poder acceder a todo un universo de información con un solo click, el uso del móvil en el aula puede ser un elemento de distracción del alumnado.