«Inventar y lanzar un producto innovador en el mercado requiere tiempo, esfuerzo e inversión». Así lo cuentan Raquel Serrano y Antonio Padilla, los fundadores de FIIXIT, la empresa malagueña que está revolucionando el mercado de la ortopedia en España. Desde junio de 2017, en su taller de Alhaurín de la Torre, se han fabricado más de un centenar de férulas ortopédicas a través de sus impresoras 3D. «Es un sistema novedoso, por eso está teniendo repercusión. Mejora la calidad de vida de los pacientes que la utilizan, principalmente porque no pesa, no pica, son más higiénicas que las clásicas escayolas y permiten realizar ejercicios de rehabilitación mientras se usan» apunta Raquel.

Las piezas son creadas a la medida exacta de los pacientes y dejan partes de la piel al aire para poder realizar mejores cuidados. Además, el PLA, el material biodegradable con el que están fabricadas estas órtesis, permite que puedan mojarse sin que se desintegren y la EVA que envuelve el interior del producto hace que sea resistente para poder así inmovilizar las articulaciones dañadas. Otra de las ventajas que con la que cuenta este sistema es su ligero peso, ya que las piezas fabricadas para menores no superan los 100 gramos y las de adulto los 200.

El proceso de creación es sencillo, y más cuando trabajan ingeniero y ortopeda mano a mano: «La persona que requiere de una escayola de FIIXIT debe primero ir a una ortopedia. Allí le realizarán un escáner que determina las medidas fisiognómica y junto con las características de la lesión nos la envían. En nuestro taller estudiamos el caso, diseñamos la férula y la fabricamos en nuestras impresoras. En cuestión de 24 horas ya está totalmente lista para poder enviarla», explica Padilla.

La empresa, que nació a raíz de un proyecto que lideraba la ingeniera industrial Raquel Serrano, surgió cuando ésta observó en una cena en un restaurante cómo un niño se quejaba del picor que le generaba la escayola que tenía en su antebrazo. Ante esta situación, la joven pensó que este nuevo sistema podría mejorar la calidad de vida de los usuarios y comenzó junto a Antonio a realizar análisis clínicos con varias personas en las que se comprobó la efectividad del producto. Ante el éxito de los experimentos, ambos comenzaron a estudiar su introducción en el mercado. «Comenzamos a trabajar con un niño que tenía el brazo fracturado. Sus padres son enfermeros en el Hospital Regional y firmaron el consentimiento. Además, contó con observación médica», relata Serrano.

Cada pieza que fabrican es diferente, y no solo por su diseño. Influye el tipo de fractura que presenta el paciente, por eso Padilla explica que «lo más importante es trabajar en equipo»: «Raquel se encarga del diseño electrónico, también es la cara visible de la empresa porque nace de una idea suya crearla. Yo, como técnico ortopédico ,me encargo de indicar cómo tiene que ser cada férula dependiendo de la lesión y de las medidas del paciente. Una vez fabricada también tengo que comprobar que la pieza está en perfectas condiciones para su uso».

Con cuatro impresoras 3D, estos malagueños han logrado crear un producto innovador y expandirse por todo el territorio español consiguiendo que tanto la seguridad social como aseguradoras privadas comiencen a trabajar con ellos. «Nos costó mucho que los médicos comenzaran a confiar en nuestra férulas al principio porque las escayolas han sido siempre el método tradicional y efectivo con más de 150 años de existencia. Poco a poco, y con los buenos resultados presentados, se corre la voz y las ortopedias comienzan a querer trabajar con nosotros», señala Antonio Padilla, que, además recuerda que al tratarse de una pieza sanitaria requiere de un tratamiento adicional para lanzarla: «Hemos trabajado mucho desde que decidimos hacer de este proyecto un negocio. Principalmente porque nos tenemos que adaptar a los códigos genéricos del Ministerio de Sanidad, para que los médicos puedan recetarlas».

«El progreso y el futuro de la ortopedia reside en la impresión 3D», comenta Raquel Serrano, idea que sostiene su compañero de trabajo. Para el ortopeda no existe otra alternativa. «Siempre se lo digo a Raquel: la rapidez y eficacia que nos da este sistema no lo da otro. Se seguirá avanzando y cada vez habrá más empresas que comiencen a introducirse en este mercado. Nosotros seguimos trabajamos para crecer e introducir nuevos productos ortoprotésicos como muñequeras o fundas con cascos para tratar macrocefalias».