La tercera edición del Congreso de Movilidad y Turismo Sostenible Ciudad de Málaga se celebra hoy, desde las 9.00 horas en el Museo Automovilístico y de la Moda. Temas de actualidad relativos tanto a la movilidad como al turismo sostenible serán tratados en una intensa jornada que tendrá como protagonistas principales a las administraciones públicas, sector turístico y asociaciones.

Proponer y llevar a cabo medidas preventivas e iniciativas desde los sectores público y privado para garantizar la seguridad medioambiental, la calidad del aire y un correcto escenario de movilidad urbana, entre otros muchos aspectos, es posible.

José Carlos Espeso, coordinador de Movilidad Sostenible de Calidad Pascual -entidad coorganizadora del congreso-, atiende a La Opinión para arrojar luz sobre estos aspectos, desgranando los temas que se abordarán en el Museo Automovilístico y sugiriendo diversas soluciones para lograr la sostenibilidad en el turismo y en la movilidad.

Se trata del III Congreso relativo a este ámbito, ¿qué objetivos plantea en esta ocasión?

Principalmente, pretendemos buscar sinergias entre los sectores público y privado en pro de mejorar la movilidad sostenible en entornos urbanos. Todo ello, muy alineado con el objetivo del desarrollo sostenible y, particularmente, en la formación. Es fundamental tanto para el líder político como para las empresas. La seguridad vial también tiene un papel muy importante, sobre todo de cara a los nuevos escenarios que vamos a vivir en el centro de las ciudades. Se trata de unir a todos los actores que representan la movilidad sostenible en España.

¿Es clave fomentar el uso del transporte público en este aspecto?

Es una de ellas, pero claro, sin que se masificara, tampoco podríamos ir todos en transporte público al trabajo. Quizá en Madrid y Barcelona hay una oferta suficiente, o al menos más amplia, pero en el resto de ciudades seguramente no.

¿En el punto medio está la virtud entonces?

Efectivamente. No debemos olvidar que, a nivel medioambiental, tenemos un problema de vehículos antiguos en España y también de masificación, pues la dependencia en este país del vehículo privado es enorme. A eso, hay que añadir que cada vez más gente se va a vivir al centro de las ciudades.

En este punto entra en juego la calidad del aire, ¿creen que Madrid, con su famosa boina, sería el ejemplo a evitar?

Yo diría que sí. Claro, que tenemos que diferenciar dos cosas: las emisiones de CO2 y las que afectan a la calidad del aire. Estas últimas forman esa famosa boina de Madrid, en pocas palabras, lo que respiran los madrileños y que afecta gravemente a su salud. Mayoritariamente, esas emisiones vienen del transporte, y para disminuirlas tenemos que ir hacia un modelo de reducción del número de vehículos de entrada a la ciudad junto con la renovación del parque automovilístico y el uso de energías alternativas. Por eso es importantísima la colaboración entre la empresa privada y las administraciones públicas; por ejemplo, en llegar a un acuerdo en materia de transporte público mediante paquetes de ayudas que impulsen las empresas y que estén coordinados por planes de la administración pública y que esta proporcione la flota de vehículos necesaria.

Además del transporte público, ¿también sería una solución el uso de vehículos eléctricos?

Hoy por hoy, es, de hecho, la idónea. Siempre y cuando nos aseguremos de que la energía eléctrica proviene de fuentes renovables, son cero las emisiones directas que recibe la ciudad.

Pero no parece que sea una medida muy arraigada en España. ¿Es una solución tan idónea como utópica?

Hay un desconocimiento enorme de la sociedad en cuanto a los vehículos eléctricos. Hace falta mostrar la existencia de estos y de que reducen considerablemente los costes de movilidad. Con un solo euro se pueden recorrer 150 kilómetros, eso no lo sabe el ciudadano. Del mismo modo, en un concesionario seguramente no te puedan informar si quieres adquirir un vehículo eléctrico. En cuanto a la famosa pregunta de «¿y dónde lo cargo»?, no hay tantos puntos de recarga como gasolineras, sí, pero es que tampoco saben que pueden instalar uno en su plaza de garaje, en su mismo domicilio. Si hubiera más infraestructuras de recarga impulsadas por la administración pública en las ciudades, habría más interés en el vehículo eléctrico.

La información entonces es otra de las asignaturas pendientes.

No cabe la menor duda. Tenemos que informar al ciudadano de que ya hay vehículos menos contaminantes y que, igualmente, pueden facilitar el acceso al centro de las ciudades. Llegados a este aspecto, las empresas cobran una gran importancia como canalizadoras de la información, ya que forman a sus propios trabajadores y los conciencian de que hay alternativas posibles al vehículo de combustión.

¿Qué puede decir del elenco de ponentes que participan en el Congreso?

Creo que van a dar una visión de 360º de cómo estamos ahora en movilidad sostenible a nivel tanto nacional como europeo. También lo que pensamos más del 65% de las empresas del IBEX 35, que aportamos más de 5 millones de puestos de trabajo en España. Debemos garantizar que nuestra actividad sea lo más sostenible posible. Muy importante también es conocer los planes de las administraciones públicas a largo plazo y en qué podemos ayudar las empresas.