La Universidad de Málaga dispone de exhaustivos mecanismos de fiscalización dirigidos a evitar casos de fraudes en los títulos de posgrado, como los registrados en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid o las sospechas sobre la tesis del presidente Sánchez. Los controles son muy rigurosos y más numerosos que los que exige la propia norma. Como en una cadena de producción, si el trabajo que está siendo preparado para convertirse en una tesis doctoral no supera alguno de los controles de calidad establecidos, ni siquiera llega al tribunal.

El vicerrector de Estudios de Postgrado de la institución académica malagueña, Gaspar Garrote, explica que el principio básico de cualquier tesis doctoral es realizar un trabajo de investigación original que dé lugar a una novedad y que propicie el incremento en el conocimiento de la disciplina. A partir de ahí se construyen los procedimientos de control permanente del texto, que se incluyen en el RD 99/2011, que al ser una normativa estatal, es obligatorio en todas las universidades españolas. La norma específica de la propia UMA incluye una supervisión aún más rígida.

Nada más acceder al programa de doctorado, el doctorando cuenta con un director y un tutor que dirigen los trabajos para que la tesis responda a los principios de novedad y que permita incrementar el conocimiento. «Son las primeras personas que están controlando continuamente, durante este tiempo, el trabajo del aspirante a doctor. Son el primer y continuo control, ya que acompañan al doctorando durante todos los años de elaboración de la tesis», señala Garrote.

Del mismo modo, anualmente hay una evaluación de cada uno de los doctorandos. Un tribunal que nombra la dirección académica y comprueba el desarrollo de la tesis, para que ésta sea acorde con los principios metodológicos y con los objetivos fijados por el doctorando y su director. «Si supera la evaluación continúa, si durante dos años no consigue pasar, el doctorando deja de estar en el programa de doctorado», explica Garrote, que insiste en que en estas evaluaciones también se pueden detectar asuntos que no sean acorde con la «investigación honesta».

Cuando la tesis ha sido terminada y el director considera que se ha cumplido con la metodología y los objetivos perseguidos, autoriza que la tesis pueda ser leída. Pero antes hay que superar otro nivel de control: el texto se envía a dos evaluadores externos a la UMA, que pueden ser españoles y extranjeros, especialistas en esa disciplina, que emiten un informe con los aspectos que pueden ser mejorados o corregidos. «Hay otro control por tanto externo», señala el vicerrector, quien incide en que se trata de un trámite potestativo, «pero que en la UMA lo tenemos como obligatorio».

Una vez que el trabajo pasa la siguiente fase de control, y antes de llegar al acto de defensa, la tesis ya es pública y cualquier especialista puede acercarse al departamento correspondiente, donde está depositada, para examinarla. Es decir, se pone a disposición pública antes de ser leída. Por último, la lectura de la tesis también es pública, ante un tribunal en un acto al que también puede asistir cualquier persona que que lo estime oportuno. Durante la defensa, los miembros del tribunal hacen las observaciones, preguntas y objeciones. «Es más, durante el proceso de lectura, si en la sala hay doctores de esa disciplina, también pueden intervenir», señala Garrote.

Por tanto, los controles antes de la emisión de la nota son continuos, ejercidos por muchísimas personas que pueden intervenir en el proceso. «Es un proceso de control de la calidad», explica. Por último, una vez que la tesis ha sido evaluada, se envía al Ministerio con competencias en universidades una ficha que recoge todas las circunstancias de la tesis, un resumen, quiénes han compuesto el tribunal, para que figuren en la base de datos Teseo, donde también se incluye, salvo excepciones, el enlace al PDF con la tesis íntegra.

Este procedimiento de control es esencialmente el mismo, según Garrote, para los trabajos fin de máster (TFM), aunque más reducido en este caso, ya que se trata de la última asignatura de un máster, en el que el alumno tiene que presentar un trabajo que sintetice las competencias que ha adquirido, «aunque su dimensión es bastante menor a la de una tesis doctoral». En el caso de la UMA, aunque no es obligatorio en la legislación, los TFM también se leen en público. El director, además, tiene una responsabilidad académica y al poner su firma en un trabajo está dando por hecho que cumple los objetivos y no se autoriza alegremente. De otro modo, podría comprometer su prestigio académico y profesional.

Del mismo modo, el Campus Virtual UMA ha incluido entre sus posibilidades el sistema antiplagio Unicheck, un software que usan tanto profesores como alumnos para ver si sus trabajos contienen párrafos referenciados que ya han sido utilizados en anteriores tesis. De este modo, el profesorado puede activar el sistema de detección de plagio fácilmente.

Durante el pasado curso académico 2017/2018 se defendieron en la Universidad de Málaga un total de 72 tesis doctorales.