El Auditorio de Málaga que idearon Agustín Benedicto y Federico Soriano, que ganaron el concurso en 2008, estaba destinado a convertirse en toda una referencia de la ciudad desde su ubicación en la plataforma de San Andrés. Unas instalaciones de gran calidad, tanto exterior como interior, y de una enorme funcionalidad. El gran teatro iba a ser, prácticamente, un dos por uno, que permitiría conjugar obras líricas y sinfónicas, ya que la orquesta estaría rodeada por el público y no recluida en la clásica concha acústica. La resonancia de la gran sala, que iba a contar con 1.800 localidades, fue muy estudiada por los equipos de arquitectura.

El proyecto del auditorio contemplaba dotar a la instalación de una altura de 89 metros en su parte más alta, por lo que podría ser visto desde el paseo marítimo de Antonio Machado y las playas de San Andrés y La Misericordia. El exterior estaría recubierto por piezas de cerámica vidriada en tonos azules. Su perfiles, recordaban igualmente, a otros lugares de referencia de la propia ciudad, como el Parque (zona de entrada y recepción al público), la Alcazaba, el Castillo de Gibralfaro o la Aduana.

Del mismo modo, el eficio contaría también con una sala de cámara que permitiría desde espectáculos de danza a música sinfónica y electro-acústica, mientras que la Orquesta Filarmónica de Málaga (OFM) también contaría con un espacio del que carece actualmente.

¿Cuál es la situación actual? José Manuel Cabra de Luna se muestra convencidamente partidario de aprovechar el proyecto que hay. «Está ahí y es un hecho, está pagado y es propiedad municipal. Reactualizarlo no es lo mismo que no contar con él», asegura.

Por su parte, Francisco Martínez, señala que no hay que descartar este proyecto, «pero es de sentido común que, al llevar encima de la mesa más de 10 años necesitaría una readaptación o revisión. Mi opinión no es que haya que descartar lo ya realizado porque tiene un valor indudable, pero tampoco hay que ser impermeables a cualquier sugerencia que sirva para la consecución del objetivo», sostiene. Cobalea recuerda que el proyecto ganó un concurso internacional, «está bien estudiado y le dieron la bendición los técnicos del propio Ministerio de Cultura sobre sus servicios y prestaciones», aunque opina que habría que revisarlo.