Tras superar una grave enfermedad, el ex seleccionador nacional de baloncesto, exentrenador de Unicaja y docente, Javier Imbroda, ha decidido saltar a la arena política con Ciudadanos después de varios intentos por reclutarlo entre los suyos de Albert Rivera. Motivado y con ganas de dar la batalla en las autonómicas, Imbroda aboga por llevar el mensaje naranja a todos los rincones de la comunidad para hacer reflexionar a quienes ya han decidido su voto y a los que lo tienen «cautivo».

¿Por qué decidió lanzarse al ruedo político?

He comentado por ahí que después de mi enfermedad la vida me ha dado una segunda oportunidad y en esta fase de mi vida, pensé qué podía hacer para echar una mano en mi comunidad, en mi sociedad, en mi país, y bueno surgió esta opción y creo que era una oportunidad pues para ofrecer un servicio público a mi sociedad, y eso hice. Albert Rivera contactó, contactamos hace tiempo, dos veces le dije que no, y a la tercera que fue a principios de este año, empecé a pensar, he meditado, y decidí dar el paso entre mayo y junio.

¿Cómo le sedujo Albert Rivera?

Es un gran seductor. Más que nada compartimos puntos de vista para nuestro país. Es evidente que Ciudadanos defiende un proyecto nacional y constitucionalista que gestó desde Cataluña, que no es precisamente un territorio amable para esa apuesta, y me llamó mucho la atención el coraje que ha tenido Ciudadanos de defender España, un proyecto común, lo sigue haciendo, saben dónde están posicionados y me atrajo mucho esa proyección, un movimiento joven, reformista y creo que necesario.

¿Qué piensa cuando escucha a los partidos de izquierda calificar a PP y Cs como formaciones de extrema derecha?

Yo creo que los partidos de izquierdas son muy antiguos, son muy viejos. Lo que transmiten es bastante rancio. Decía Pablo Iglesias aquello de la casta. Yo creo que se han pasado de la casta a la caspa. Y la verdad es que lo que transmiten cuando dicen esto me suena a principios del siglo XX, me suena a pasado. Yo creo que hoy la gente esto de las ideologías de derecha, izquierda, estas cuestiones, me parece que en determinados aspectos de nuestra sociedad y de este mundo global, están bastante superadas, pero hay quien se aferra porque es su particular forma de mantenerse en el poder, tratando de confundir.

¿Considera que la irrupción de Vox puede mediatizar el panorama de las andaluzas?

Lo desconozco. Yo creo que Vox es un partido constitucionalista que defiende una serie de ideas que yo respeto, pero desconozco qué impacto pueda tener en las elecciones.

El alcalde de Málaga dice ver falta de cariño de la Junta hacia la ciudad. ¿Coincide con él?

Yo creo que los ciudadanos somos rehenes del bipartidismo. Eso es lo que creo. Respeto mucho a nuestro alcalde, ha hecho un trabajo enorme. Pero como todo en la vida, todos tenemos nuestras etapas. Como yo la he tenido en la alta competición, tenemos nuestros ciclos, en el deporte se habla de final de ciclo, pues yo creo que también en el Ayuntamiento hay un final de ciclo y pienso que los ciudadanos somos rehenes pues de este desencuentro permanente del bipartidismo, habría que preguntarse cuándo van a dejar de enfrentarse y cuándo a pensar en el ciudadano de verdad y dejar de tener estos proyectos empantanados ya no años, sino décadas.

Como el metro, por ejemplo. ¿Qué impresión le causa ese retraso?

Primero no sé por qué tuvimos que pedir el metro. La verdad. Entiendo que hay zonas que son necesarias, pero levantar una ciudad y llevamos más de diez años para esto cuesta entenderlo. Esto fue una reacción al metro de Sevilla, si Sevilla tenía metro, Granada tenía que tener metro, Málaga tenía que tener metro, una reacción sin medir las consecuencias y las consecuencias son las que vivimos, una ciudad levantada, muchos comercios cerrados, muchos comerciantes desamparados. No es una cuestión exclusivamente de la Junta, es de ambas administraciones.

Hay una preocupación sobre el modelo turístico que estamos implantando. La oposición de izquierdas en Málaga cree que la ciudad puede convertirse en Magaluf. ¿Está de acuerdo con eso?

Estamos en una fase programática. Cuando ese programa se desarrolle dentro aparecerán esas propuestas que explicarán qué modelo de ciudad pretende tener Ciudadanos. Y, por supuesto, el turismo, que es nuestra gran industria, qué queremos desarrollar con ello. Yo desde luego me alejo de las teorías derrotistas y apocalípticas de esta izquierda, habitualmente no suele ser una izquierda productiva, la izquierda por definición nunca es productiva, es subsidiaria, no cree en la prosperidad, en la capacidad para poder generar riqueza. La izquierda vive de que otros generen la riqueza. Entonces me alejo de esa terminología que hace daño a Málaga. Me niego a creer que Málaga, por tres episodios puntuales, pueda ser catalogada como Magaluf. Lo rechazo rotundamente.

¿Apoyarán a Díaz tras los comicios?

Mi mentalidad siempre ha sido competitiva. Trato de transmitir que Ciudadanos sale a esta competición a ganar y no estamos ahora mismo en cálculos poselectorales o posibles acuerdos. Nos preocupa que nuestro mensaje llegue a todos los rincones y haga reflexionar, incluso a aquellos que ya tienen su voto decidido o cautivo. En eso estamos, hablar de otras cosas es distraernos.

El PP dice que Málaga recibe mucho menos de lo que ingresa. ¿Es eso cierto?

Cuidado con esas cuestiones, porque ya hemos vivido experiencias de lo que está surgiendo en Cataluña con el famoso España nos roba. Y luego se demuestra que es mentira. Hay que tener mucho cuidado con esas afirmaciones. Hay que hacer un ejercicio de responsabilidad. Y si es así, hay que explicarlo. Hay que hacer un ejercicio pedagógico en cuanto a toda esa información. No se preocupe, que si tengo esa responsabilidad lo explicaré cuando tenga los datos.

¿Qué balance hace del pacto de legislatura con el PSOE en estos tres años y medio?

Tengo una impresión de fuera y otra de dentro. La de fuera es que no lo entendía bien, eso es lo que comentaba con Albert Rivera en mis conversaciones. No entendía muy bien la posición de Ciudadanos en Andalucía. Entendía muy bien la responsabilidad que suponía, en un pacto de investidura, que no de gobierno, darle la estabilidad a Andalucía antes de que la cogiera Podemos. Yo creo que eso ha sido un acto de responsabilidad por parte de Cs, y de coherencia. Y luego tratar de conseguir, a pesar de la complejidad de tener ocho diputados, una serie de hitos que ya están siendo replicados en otras comunidades, como el Impuesto de Sucesiones.