La infidelidades continúan siendo la primera causa de divorcio en nuestro país, aunque le siguen la rutina, la incompatibilidad de caracteres, el distanciamiento e incluso la diferencias en las perspectivas de futuro. Los motivos abundan y las rupturas matrimoniales se disparan sobre todo a partir de los primero diez años de casados.

Solo en 2017 se divorciaron en nuestro país más de 97.960 parejas, un 1,2% más que en 2016 según comunicaba el instituto Nacional de Estadística (INE) hace unas semanas. De estas parejas que decidieron poner punto y final a su matrimonio el año pasado, 3.652 lo hicieron en Málaga, hecho que ha provocado que la provincia se consolide como la segunda con más divorcios dentro de Andalucía (después de Sevilla con 4.319), y la sexta a nivel nacional, después de Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla y Alicante.

La media de duración de los matrimonios en nuestro país se establece en los 16 años, según los últimos datos, pero sin embargo la durabilidad de éstos se ha ido acortando en las últimas décadas. Solo en Málaga el número de rupturas aumenta considerablemente a partir de los diez años de estar casados. En 2017, solo 105 parejas tomaron la decisión en menos de 2 años desde que se dieron «el sí quiero», 1.152 lo hicieron entre los 2 y 9 años de matrimonio y 2.395 parejas concluyeron tras 10 o más años juntos.

El profesor de sociología de la Universidad de Málaga (UMA), Luis Ayuso pone el foco en dos motivos principales por los que los matrimonios duran menos en la actualidad. El primero es porque estamos viviendo una mejora de la economía y el segundo es porque los jóvenes que deciden divorciarse han crecido con la normalización de esta separación. «Los divorcios han estado históricamente ligados a los indicadores económicos. Cuando la economía va mal, se producen menos divorcios. Otro factor que influye es que cada vez hay más personas que han crecido viendo divorcios en su entorno, por lo que tomar la decisión no es tan dramático como hace unos años atrás» explica el experto.

Por otro lado, los avances en la sociedad han hecho que los conceptos de amor y unión hayan ido cambiando a largo de los años. En este sentido , Ayuso considera que tradicionalmente el matrimonio era una unión muy fuerte en el que dos personas se unían «para toda la vida» a pesar de que entre ellos no hubiese un gran vínculo emocional. En la actualidad, muchas parejas renuncian a esa unión cuando dejan de sentir ese afecto por su cónyuge. «El concepto del amor es antiguo y va cambiando. Antes la gente se casaba sin sentir amor, solo por la estabilidad que esto le proporcionaba o por imposición social. En el presente, la sociedad es más emocional y pone el amor en centro. Si un día algún miembro de la pareja siente que no quiere estar con el otro no tiene necesidad ni motivos para continuar juntos».

Aun así, el profesor recuerda que la tasa de divorcios en nuestro país sigue siendo baja respecto al resto de países europeos o incluso en EEUU. «Los datos revelan que en estos países las costumbres frente a las nupcias son totalmente diferentes. Mientras que en España solemos casarnos solo una vez y en una edad avanzada, en EEUU, por ejemplo, comienzan a contraer matrimonio desde muy jóvenes por lo que al final a lo largo de su vida se casan y divorcian en varias ocasiones».

Los hijos, también juegan un papel muy importante dentro de los matrimonios. El profesor Ayuso destaca que cuando las relaciones giran de diadas a triadas -siguiendo la teoría del sociólogo Simmel- comienza un nuevo proceso de resocialización dentro de la pareja, lo que puede provocar que ésta se una más o por el contrario, se distancie. Asimismo, el hecho de tener un hijo, indica el experto, «influye en que disminuya la probabilidad de divorciarse, ya que la responsabilidad por el menor hace que se unan en un objetivo común», a pesar de que hoy en día, vemos como esto sigue sin ser un impedimento.

Aunque las madres siguen teniendo más peso en las custodias que los padres (65% de los casos en 2017 son las mujeres quienes consiguen el amparo), cada vez son más las parejas divorciadas que acuerdan dividir la responsabilidad y los cuidados de los menores. El año pasado el 30,2% de las custodias fue compartida aunque no siempre se llega a este pacto de manera sencilla. Amelia Zafra, abogada de familia y asesora legal en la capital, se enfrenta a numerosos divorcios y separaciones de hecho al año en Málaga. Aunque muchos matrimonios consiguen acabar de mutuo acuerdo -2.857 parejas frente a 795 contenciosos-, muchos prefieren recurrir a profesionales para recibir asesoramiento y acordar el reparto de bienes o regular las medidas paternofiliales.

«Cada vez acuden más a mi despacho mujeres que no están casadas con sus parejas, para preguntar sobre los derechos que tienen sobre sus hijos o sobre los domicilios que comparten una vez se efectúe el divorcio. Quieren saber a qué se enfrentan, principalmente por las consecuencias económicas que puede suponer esta separación» sentencia la abogada.

El tema económico, explica Zafra, es el principal aliciente por cual las parejas no consiguen llegar a un acuerdo cuando rompen las nupcias. Además, el reparto de bienes y patrimonios hace que en muchas ocasiones las ex parejas acaben sin tener ningún tipo de relación cuando acaba el proceso de divorcio. «Cuando una pareja acaba de mutuo acuerdo sí que se puede asesorar a las dos partes a la vez, ya que lo que buscan es un convenido que favorezca a los dos. Cuando entre ellos hay disputas, siempre es preferible trabajar con otro letrado, ya que en ocasiones las partes se ofenden y piensan que estás favoreciendo al contrario y eso dificulta más el proceso».

En el caso de Málaga, Amelia Zafra indica que un divorcio de mutuo acuerdo puede llegar a durar , dependiendo del juzgado en el que se desarrolla, entre dos o tres meses desde que se realiza la demanda hasta que se registra en la institución. Una vez leída, se convocan a las partes para que acudan a ratificar en el juzgado y allí se dicta la resolución del acuerdo. «Después de todo este procedimiento hay que acudir al registro civil donde se realizó la inscripción del matrimonio para anularlo con los papeles correspondientes» añade la abogada.

Las custodias son un tema espinoso que puede hacer que un proceso dure más que otro. «Es importante acudir a un abogado especializado porque las familias son la columna vertebral de la sociedad. Todos nos movemos en círculos familiares y el derecho de la familia es muy dinamizador, cambia constantemente ya que se tramita a través del Tribunal Supremo» advierte Zafra. Además, es justo esta autoridad la que determina quién de las dos parte consigue la custodia de los menores, a no ser que el hijo tenga más de 13 años. En este caso prevalece el deseo de éste. «Siempre se tiene en cuenta la situación previa a la ruptura. Si la madre era la que realizaba más cuidados sobre el hijo o si por el contrario era el padre quién los realizaba en mayor medida. Siempre hay alguien que saldrá más beneficiado en el reparto si no se llega a un acuerdo entre las partes. Los jueces se dan cuenta en seguida de quién está más con el menor. En una ocasión, presencié como el juez le preguntó a un padre sobre quién era el pediatra de su hijo y éste no supo contestarle».

Por el contrario, la letrada contempla que cuando los divorcios son contenciosos los regímenes de custodias son mucho más relajados y sencillos y sobre todo, no afectan al menor de la misma manera que si los padres se enfrentan en un proceso largo y complicado. «El reparto más común es el semanal, de domingo a domingo o de lunes a lunes. En este tipo de casos debe de desaparecer las maletas. Es decir, cada padre debe de tener en su hogar todo lo necesario para que puedan vivir sus hijos con total normalidad. Además en este tipo de situaciones se suelen hacer visitas inter semanales con la otra parte. Solemos pensar que no pero lo os niños se acostumbran muy bien a este sistema».