­En noviembre de 1989, Manuel Olmedo Checa (Málaga, 1944) coordinó un equipo de emergencia de 3.000 personas, la mitad de ellos militares, para mitigar los estragos de las famosas inundaciones que dejaron 14 muertos en la capital. La tragedia en el pueblo mallorquín de San Llorenç des Cardassar, avisa, puede repetirse en Málaga si no se toman medidas hidrológicas en el Guadalmedina, un río al que este ingeniero técnico industrial y académico le ha dedicado 40 años de estudio.

18 años después de la primera entrevista, ¿el problema persiste?, ¿qué le parece el plan especial para el Guadalmedina?

El problema persiste y estriba en que la ciudad tiene un riesgo serio, aunque la probabilidad de que se produzca sea baja, de una gran riada del Guadalmedina. Esta probabilidad está acrecentada por el cambio climático: si antes sabíamos que podían producirse problemas, ahora los problemas pueden ser más gordos.

El plan especial, con las plazas puente como elementos más significativos, parece centrarse sólo en la mejora del cauce desde el punto de vista estético.

Mi opinión es que no se puede afrontar el problema estético o urbanístico si no se resuelve antes el problema hidráulico. Elías Bendodo dijo hace ocho o nueve años que él hubiera preferido que en vez de hacer el metro se hubiese arreglado el Guadalmedina y yo le doy la razón: el metro es muy bueno pero está claro que no resuelve un riesgo, sino una necesidad y el Guadalmedina es, fundamentalmente, un riesgo.

Ahora mismo el río está preparado para evacuar como máximo 600 m3 de agua por segundo. ¿No es suficiente?

No. Se suele asegurar eso pero es, entre comillas, una falacia. Primero, porque el cambio climático puede aumentar esa cifra y en segundo lugar porque 600 m3 es lo que puede verter la presa del Limonero por el aliviadero de arriba, pero si la crecida coincide con tener que abrir los desagües de fondo -los que tiene abajo- que son unos 120, 160 m3 por segundo, más los 250 m3 de los arroyos que hay entre la presa y el casco urbano se pueden reunir 800, 900, 1.000 m3 por segundo. Ese el problema.

Usted coordinó el equipo de emergencias de las inundaciones de 1989. ¿En Málaga se podría producir una tragedia como la de Mallorca?

Sí y si se llegara a una riada de 1.000 m3 por segundo supondría la mayor catástrofe en la historia de Europa. Supondría miles de víctimas, empezando por todas las personas que se encontraran en un aparcamiento subterráneo.

¿A qué cree que se debe la miopía de las administraciones que sólo se centran en querer mejorar la imagen del río?

He vivido muy directamente el punto de vista de los políticos de no alarmar. Por otro lado, hoy hay tres administraciones y en tercer lugar, el costo que se ha barajado hasta ahora de la solución hidráulica es francamente elevado. El anteproyecto de 2000 lo hizo el mayor experto del Guadalmedina, el ingeniero de Caminos José Luis Manzanares: planteaba un gran túnel de 11 km de la presa del Limonero al Peñón del Cuervo y hablamos de unos 600 millones de euros. Es una inversión fuerte pero he llegado a la conclusión de que puede haber una alternativa hidráulica que no rebasaría el 60% de esa cantidad.

¿En qué consistiría esta solución alternativa?

En desviar 1/3 del caudal de esa avenida extraordinaria al arroyo del León, afluente del río Campanillas y para los 2/3 restantes, una conducción subterránea por el propio cauce del Guadalmedina, con un caudal de 600 m3 que los lance al mar con un emisor subterráneo. Así el cauce podría conducir esos 250 m3 de los arroyos y el desagüe de fondo de la presa del Limonero.

¿Cómo se costearía y por quién?

Es una obra necesaria y asumible: poniendo esa cantidad en seis anualidades saldrían unos 80 millones de euros al año y con la participación de las tres administraciones sería asumible. En todo caso, creo que ante todo debería ser un proyecto de Estado, porque creo que forma parte de sus obligaciones.

¿Es posible desde el punto de vista técnico?

No quiero decir que sea la panacea pero la he consultado con varias personas, entre ellas varios ingenieros de Caminos, y todos lo han visto viable técnica y económicamente. En todo caso, por qué no formar un comité de expertos que pueda oír esta idea; lo mismo pasó con el túnel de la Alcazaba: la idea tardó 20 años en hacerse realidad hasta que un experto dio el visto bueno. Creo que si se pudiera acometer con las tres administraciones evidentemente el problema hidráulico se arregla. En último extremo tenemos el ejemplo de Valencia: a raíz de una gran avenida del río Turia se consiguió desviar el cauce, con una gran aportación del Estado pero cada valenciano contribuyó con el sello que cada carta salía de Valencia y un pequeño suplemento.

¿Y la cuestión de la mejora estética del cauce?

Me parece perfecta, pero antes debe ir la solución hidráulica.