­El episodio de esta semana no ha sido el único que ha provocado que las alertas policiales salten por los aires. Desde primavera, la hemeroteca acumula barbaridades que dejan en anécdota algunos tiroteos con heridos. Entre los incidentes más escandalosos se encuentra el asesinato de David Ávila, el joven apodado El Maradona que fue acribillado en San Pedro Alcántara delante de su mujer y sus dos hijos tras salir de la iglesia en la que celebraron la comunión de su primogénito. Antes de su muerte, Ávila recibió dos avisos con sendos incendios en sus negocios. A finales de marzo, el gimnasio que curiosamente tenía junto a la nave que fue atacada con explosivos esta semana quedó reducido a cenizas tras un incendio intencionado, el mismo destino que sufrió el conocido chiringuito de playa del que era socio y que fue asaltado por unos encapuchados semanas después en Estepona. Días antes de la muerte del Maradona, el cuerpo de un hombre de origen rumano con varios impactos de bala fue hallado en una cuneta de Marbella cercana al Hospital Costa del Sol, mientras que la pareja del fallecido fue ingresada en este centro por la paliza que había recibido de sus captores. Otro de los crímenes más sonados del año se produjo en Mijas en agosto, donde un sueco fue torturado y asesinado en una vivienda en la que otro varón de la misma nacionalidad resultó herido durante el cautiverio. El fallecido presentaba heridas por arma de fuego y arma blanca, aunque en este caso la espectacular operación de la Guardia Civil culminó horas después con la detención de tres jóvenes nórdicos en San Roque (Cádiz) cuando se desplazaban a Algeciras para con el objetivo de huir a Marruecos.

Tres días después, un español de 34 años falleció tiroteado junto al club de golf El Campanario, en Estepona, por un encapuchado que desapareció de la escena del crimen en bicicleta. En septiembre, por su parte, un británico fue hospitalizado en Marbella con disparos en las dos piernas y varias heridas por arma blanca. Dos de estas últimas las presentaba en la comisura de los labios, una cruel agresión que es conocida como la sonrisa del joker. No habían pasado tres días cuando otro británico tuvo que ser abatido por la Policía Nacional en el barrio de Cancelada, otra vez en Estepona. Aunque este caso no es un ajuste de cuentas, el perfil de su protagonista encaja a la perfección en este resumen. Los agentes se vieron obligados a disparar después de que el hombre los recibiera a tiros en la habitación del aparthotel en el que se alojaba. El fallecido, con antecedentes por tráfico de drogas y tenencia ilícita de armas, estaba siendo buscado por los agentes desde que horas antes protagonizara un accidente de coche en las cercanías de Puerto Banús, donde algunos testigos aseguraron que huyó del lugar a pie y portando un arma de fuego. El enésimo escándalo se registró el pasado 2 de octubre. Sobre las 22.45 horas, en pleno centro de la localidad, tres personas abordaron al cliente de un restaurante de la avenida España que salió corriendo al verlos. Esto inició una persecución que incluyó disparos y que concluyó a la altura de la plaza Ortiz, donde lo alcanzaron y lo introdujeron en un vehículo. La Policía Nacional investiga la vinculación de estos hechos con el hallazgo de un cadáver al día siguiente en el Algeciras.