Los amantes de la política de despachos a puerta cerrada pueden atestiguar grandes avances en los últimos días. Una vez fijada la fecha para las elecciones autonómicas el 2 de diciembre, la función clara de todos los partidos está en la configuración de las listas electorales para los comicios. Topicazos socorridos en declaraciones públicas se mezclan con movimientos sesudos para pillar sitio en el tren que va a Sevilla y tiene parada en el Hospital de las Cinco Llagas. O sea, ganadores y perdedores en las batallas internas que se están librando estos días. Mal rollo asegurado. Filtraciones interesadas a la prensa. Medias verdades. Pim pam pum orgánico. «Hacer las listas siempre es problemático», resume una política andaluza con muchas horas de vuelo.

Cuanto más se aproximan los plazos que se han marcado para oficializar las listas, más se va notando quién pincha y corta de verdad. La provincia se reparte 17 parlamentarios y hay más demanda que oferta. Cada partido es un mundo y sus circunstancias influyen en la designación de puestos. El PSOE parte como la formación que ganó en 2015 en Málaga, sacando 6 parlamentarios, por delante del PP, con 5, Podemos con tres, Cs con 2 e IU con 1. Las elecciones son la primera prueba de verdad para José Luis Ruiz Espejo desde que ocupó la secretaría general del partido sin hacer mucho ruido. ¿Qué define a un líder? Para empezar, que gane elecciones. Sin eso, lo demás no sirve de nada. Siempre uno tiende a querer mejorar los resultados anteriores, pero en el PSOE de Málaga firmarían repetir el resultado de 2015. La lista del PSOE, a falta de mutaciones de última hora, está perfilada. El líder, Ruiz Espejo, de número uno. Beatriz Rubiño, consolidada en estos cuatro años de dos. Javier Carnero, único consejero malagueño, de tres. Vendieron su piel antes de cazarla en 2015 y ahora puede resarcirse del amargo trago de la cicuta judicial. Como cuatro, Marisa Bustinduy, parlamentaria desde 2008. Un planteamiento conservador, pero que garantiza solvencia con alguien que conoce el funcionamiento en profudidad del Parlamento. De cinco, Francisco Conejo, llamado por la propia Susana Díaz. En movimiento permanente, ha logrado fama mundial de muñidor. El secreto a su longeva carrera política, quizá, hay que buscarlo ahí. Fuentes socialistas consultadas por este periódico confirman estos nombres y el orden. Las mismas añaden a Cynthia García en el número seis. García es ahora mismo segunda teniente de alcalde en el Ayuntamiento de Vélez Málaga. No se aclara si debería leerse como premio o como que Antonio Moreno Ferrer se la quita del medio. En todo caso, dejaría fuera a Marinieves Ramírez. Como siete, iría José Carlos Durán. El actual concejal en el Ayuntamiento lo tendría muy difícil para entrar ahora, pero estaría cerca de tomar el relevo si en un futuro se produce una baja.

Esta lista, que tendrá que ser refrendada por las agrupaciones del PSOE, deja varias derivadas. Por un lado, la baja inmediata como Ruiz Espejo como delegado del Gobierno. Patricia Alba suena como relevo natural. En la Diputación, con la marcha de Conejo a Sevilla, el PSOE se quedaría sin un aspirante visible para presidir la institución. Fuentes socialistas indicaron que se baraja para tal el nombre de José Bernal, aunque quedaría automáticamente descartado si lograra reconquistar la alcaldía de Marbella. La salida de Conejo libera un hueco en la futura lista de Daniel Pérez para las municipales de 2019.

Se espera que algunos sanchistas levanten la voz por no ver a ninguno de los suyos en lugares destacados, pero habrá la misma empatía con ellos que hubo con Ruiz Espejo a la hora de designar a María Gámez como subdelegada del Gobierno. Quid pro quo.