Los primeros años de vida son los más importantes para el desarrollo psicológico y social de los menores. Las guarderías públicas de la provincia de Málaga tienen escolarizados este curso a casi 20.000 niños con menos de tres años [19.924 en concreto, según la información facilitada por la Delegación Territorial de Educación el pasado 3 de septiembre, cuando abrieron sus puertas]. A estos hay que añadir otros 1.435 niños matriculados en centros privados. El primer ciclo de Infantil no es una etapa obligatoria, sin embargo, cada vez son más los padres convencidos de las ventajas que tiene la escolarización temprana de sus hijos. De hecho, el 46,7% de la población infantil nacida en Málaga desde el año 2016 va a la guardería, según los datos (hasta enero de 2018) del padrón, que aparecen en la web del Instituto Nacional de Estadística.

Ingresar en la escuela infantil supone, sin duda, un cambio muy importante en la vida del niño. Seguramente es la primera vez que se separa del entorno familiar. Sale de casa para acceder a un espacio desconocido y que le resulta extraño. Deja de ser el único protagonista, de centrar la atención de sus padres y abuelos, para tener que compartirla con otros niños que no conoce y que también están a cargo de un adulto que tampoco saben quién es. En cualquier caso, se trata de personas altamente capacitadas y especializadas en el cuidado de menores.

Los centros de Infantil son una ayuda vital para las familias que trabajan. Pero además de su papel conciliador, cumplen un papel educativo de primer orden, antes de que empiece la etapa obligatoria, ya que es bueno que el niño aprenda a socializarse con iguales, a cumplir horarios, a tener referentes más allá de los que puede encontrar en sus padres, a adquirir rutinas, hábitos, habilidades y costumbres...

La entrada del niño en la escuela infantil también va a suponer ampliar sus relaciones personales con otros niños y otros adultos en un espacio nuevo: el aula. Cada niño, además, es diferente. Además, los niños están en manos de profesionales que les enseñan y orientan en el aprendizaje de nuevas habilidades, del mismo modo que trabajan para estimular el desarrollo del pensamiento.

Según Mari Carmen Ranea, maestra de Infantil en Novaschool Málaga Centro, la escolarización de niños y niñas de 0-3 años, tiene muchos beneficios. «En las escuelas infantiles se le ofrecen todos los medios necesarios para que mientras jueguen aprendan, desarrollen habilidades y destrezas, sentando así la base de los futuros aprendizajes» explica. «Lo aprendido en estas edades es vital», mantiene.

Del mismo modo, esta docente destaca que escolarizando a estos niños, «también se nos facilita la posibilidad de detectar problemas o dificultades de aprendizaje, en edades temprana».

¿Qué les aporta a los niños? Ranea considera que la mayoría de los niños que no han sido escolarizados en primer ciclo, llegan al colegio en desventaja con los que sí han estado en una escuela infantil, «no tienen experiencia, rutinas ni habilidades y son mucho menos autónomos, aunque como en todo hay excepciones, pero son mínimas», asegura.

Los que si han estado escolarizados son más independientes, tienen más habilidades adquiridas, han estado en contacto con una segunda lengua, son mucho más autónomos y se adaptan en poco tiempo. Así lo considera también Auxi Ruz, maestra de Infantil del colegio San Bartolomé, de los Salesianos de Málaga. Ella recibe en el segundo ciclo de Infantil a los alumnos que llegan procedentes de una guardería o de sus casas. «Los que vienen de la guardería se notan, aunque también hay quienes se adaptan sin problemas sin haber pasado por un centro de Infantil», señala.

En todo caso, insiste en que una escolarización temprana es lo mejor. «Los tres primeros años de vida son cruciales en el desarrollo del niño. Escolarizar en edad temprana (18-24 meses) no solo estimula a nivel cognitivo sino también social y emocional», recalca.

Durante los primeros años de vida, el juego es la principal fuente de aprendizaje de los niños y la mejor vía para descubrir el mundo. Para Ruz, las principales ventajas de escolarizar a edad temprana se basan en que los niños son capaces de crear nuevos espacios de interacción con otros de su misma edad. Además, se estimula la comunicación verbal y extraverbal a través del juego y otras actividades grupales.

Esta maestra agrega que una escolarización temprana también fortalece los vínculos afectivos con las personas y estimula la empatía y contribuye al logro de la independencia y la autonomía infantil. Además, activa el autocontrol emocional y la asertividad en la resolución de conflictos.

Ayuda a incrementar la autoestima y la autoconfianza del niño, desarrolla las habilidades motoras finas, desarrolla, igualmente, su creatividad e imaginación, «fundamentalmente a través de los cuentos y los juegos de roles», dice, favorece el desarrollo del lenguaje y la adquisición de palabras nuevas y potencia la adquisición de habilidades cognitivas complejas y estimula el desarrollo del pensamiento.