Ciudadanos (Cs) arrancó ayer la precampaña en Málaga con un acto que contó con la presencia de su candidato, Juan Marín, que llegó a los Baños del Carmen en pleno vendaval de rumores sobre un posible sorpasso al PP el 2 de diciembre -el CIS de Tezanos ya lo vaticina a nivel nacional- y que desveló lo que todo apunta que será la estrategia electoral de su formación en estas cinco intensas semanas que quedan antes de acudir a las urnas: reivindicar la hegemonía del centro-derecha para él y posicionarse como única alternativa seria a Susana Díaz, frente a un PP al que culpó de dedicarse en Andalucía a la «vida contemplativa». Entre el solazo que ha vuelto tras las lluvias y el entorno hipnotizante de los Baños del Carmen, Marín le lanzó a Juanma Moreno una pregunta que sintetiza en sí la disputa elemental: «¿Usted me va apoyar para ser presidente?». De esta manera, deja claro que en sus cálculos ya confía en que habrá un sorpasso al PP.

A estas alturas, consultando las posibilidades aritméticas, es la gran duda que tendrá que resolverse después del 2 de diciembre. Si la balanza le sale a apoyar, Moreno tiene un problema serio. Si es al revés, Marín está condenado a aupar un gobierno del PP en Andalucía para no procesarle daño al partido a nivel nacional, donde se duplica por idéntica la misma pugna. No es chantaje, simplemente le dejaría a Albert Rivera su argumentario contra Pedro Sánchez hecho un solar.

Acudió un centenar de militantes y simpatizantes para escuchar las propuestas de su jefe de filas en Andalucía, que estuvo acompañado por los integrantes de la lista malagueña Javier Imbroda y María José Torres. Marín, en su intervención, acusó al PP de protagonizar una trayectoria en el Parlamento que no ha servido para mucho, asegurando que los parlamentarios populares «se han dedicado a la vida contemplativa». «Este es el momento histórico, la oportunidad que nos ha tocado», declaró sobre las posibilidades de lograr un cambio en Andalucía. En realidad, Cs y PP saben que están condenadas a entenderse si quieren desbancar al PSOE, pero queda claro que la precampaña y campaña electoral será librada sin concesiones. Ya vendrán, si acaso, después.

Por lo demás, Marín se reafirmó en la virtud de representar a un proyecto político que se nutre de personas ajenas a la política, preparada, y que no aspira a eternizarse en ningún cargo. «Estos que vamos a entrar, somos gente que sabemos lo que es ganarnos la vida. Eso es lo más importante», apostilló. Además, en sintonía con un encuentro que también tenía algo de primera toma de contacto, desglosó trazos gruesos de lo que quiere llevar a la práctica en Andalucía si acaba como presidente de la Junta. Podar la jungla burocrática y poner a profesionales de la sociedad civil al frente de puestos clave, como pueden ser las diferentes consejerías. «Los políticos ya vamos en listas y nos eligen los ciudadanos, el resto hay que dejarlo en manos de profesionales», apostilló.

Tampoco dejó dudas sobre el papel clave que desempeña la provincia de Málaga en los planes de Cs. Sin un buen resultado aquí, todas las aspiraciones se quedarían en meros deseos. «Málaga será punta de lanza, vais a ser determinantes en el cambio», aseguró, además de destacar que Málaga es un «ejemplo de tierra que ha sabido salir adelante, a pesar de los políticos».

Por su parte, Imbroda aprovechó su intervención para ensalzar a Cs como un partido «necesario» y «abierto». «Yo soy el mejor ejemplo», aseguró al respecto, señalando su condición personal en la que, sin ser afiliado, puede liderar unas listas al Parlamento.