«Para que te hagas una idea, no abastecemos Málaga, siguen llamando las empresas y no tenemos alumnos ni para las prácticas», reconoce Miguel Carayol, entusiasta profesor del taller de Mecanizado del IES La Rosaleda, la antigua Escuela Franco, que aclara que lo que enseña no tiene que ver con la mecánica del automóvil. «De aquí salen alumnos que pueden trabajar en cualquier industria, lo hacemos todo. Todo lo que se ve por la calle se ha hecho aquí. Somos primarios», resume.

La base de la industria, con máquinas por alumno, algunas de ellas de 12.000 euros, «y de vez en cuando hay roturas de herramientas, por eso las empresas ya no aguantan un aprendiz», reconoce.

A su lado está José Antonio Melero, de 15 años, que reconoce que se ha metido en este módulo de grado medio de Formación Profesional, «porque tiene muchas salidas y tengo ganas de trabajar». También le da el visto bueno Uma, de 18 años.

Un panorama parecido se respira en Hostelería. José Cano, el jefe del departamento, admite que «no damos abasto» con las ofertas de trabajo. Es la Formación Profesional más demandada y concursos de la tele como Máster Chef la han popularizado todavía más, aunque, ya que estamos en la cocina, ni mucho menos todo el monte es orégano: «Cuando vienen se desengañan, porque aquí tienen que fregar, y no todo es coger las cosas con una pinza», ironiza. En cualquier caso, recalca que en Hostelería, «enseñamos a trabajar» y si al alumno «le gusta y es espabilado, aquí en Málaga, con un 25% del sector servicios, tiene trabajo», subraya.

También hay «muchísimas salidas en las profesiones relacionadas con la actividad físico deportiva», comenta José David Triguero, que para algo es profesor de Educación Física y además, desde este curso, director de este centro con unos 2.500 alumnos y 200 profesores.

José David explica que los tiempos han cambiado y también la titulitis como única salida: «La realidad se impone y dice que determinadas profesiones que se estudian aquí tienen un amplísimo grado de inserción laboral».

También ha cambiado el enfoque de la FP, mucho más especializada, que nada tiene que ver con los estudios bastante más generalistas de décadas anteriores. «Es más, aquí hay muchos alumnos que estudian una carrera universitaria y que se incorporan luego a estudiar la especialización de FP, como puede ser Sistemas de Telecomunicaciones».

Prueba también de esa especialización es el ciclo formativo de grado medio de Mantenimiento de Material Rodante Ferroviario, uno de los muchos ciclos que además es dual y su estudio se reparte entre el IES La Rosaleda y, en este caso, la Renfe. «Con formato dual, heredado un poco de las tendencias que hay en la FP en Alemania, buena parte de la formación la hacen con la empresa, prácticamente desde el principio».

Otro capítulo es el de las prácticas tradicionales en empresas -mientras atiende a La Opinión, el director ha recibido una llamada de Cervezas Victoria-. «En la última parte de la formación, todos los alumnos que han estado en el ciclo formativo, que son dos años, tienen ciertas horas que son prácticas en una fábrica, en un hotel...», cuenta José David Triguero, que subraya que uno de los objetivos del IES La Rosaleda «es la ósmosis con la sociedad, que esto se convierta en un centro totalmente permeable en el que la sociedad participe y nosotros participemos con la sociedad».

Pero además de la FP (básica, grado medio y superior), que sigue el 70% del alumnado, este centro con 76 años a la espalda también ofrece los dos años del Bachillerato y Enseñanza para Adultos...y por supuesto se dan muchos casos de estudiantes que terminan Bachillerato y se pasan a la FP y lo mismo hacen adultos que terminan los estudios.

Además, existe la oportunidad de seguir un Bachillerato especial para los alumnos que de forman simultánea estudien en conservatorios de Música. Es el caso de Claudia Jiménez, de 17 años, hija de padres músicos, que está acabando la carrera de violín en el Conservatorio Superior Manuel Carra. El año que viene quiere continuar sus estudios en Alemania y cuenta que compaginar los estudios de Bachillerato con los de Música «está genial», porque ha dejado atrás el tener que hacer equilibrio con los horarios de clase.

Del perfil de los alumnos que acuden a estudiar Bachillerato sabe mucho Ana Vargas, profesora de Filosofía y Letras, que resalta que en el llamado Bachillerato musical, «el perfil es muy variopinto, porque vienen de toda Málaga buscando un horario compatible con el conservatorio».

En cuanto al resto del Bachillerato, explica que también hay alumnado que acude de pueblos de Málaga y otro que opta por La Rosaleda «porque este instituto tiene un carácter distinto al resto, con instalaciones muy abiertas, por el gusto de estar en un centro tan grande».

Y luego están los alumnos de «situaciones sociales duras», entre los que hay un tipo de estudiante «con el que se trabaja muy bien, porque se tira para adelante con él, cuando en otros centros suspenderían, pero como aquí es la media, no podemos dejarlos nunca arrinconados porque entonces dejarías a toda la clase».

A este respecto, Ana Vargas confiesa que «como profesora, es de lo que más me enorgullece este instituto porque luego a esa gente te la encuentras por la calle y han hecho ciclos y han terminado carreras».

Capítulo aparte, cuenta Gema Narbona, del área artística, son las charlas, debates, obras de teatro y «mucha cultura» que ofrece el centro.

En próximas fechas, el IES La Rosaleda, un complejo de edificios en casi 70.000 metros cuadrados, tiene previsto renovar el mobiliario y continuar con el triple objetivo de ser un espacio abierto, a la vanguardia pedagógica y que haga realidad la transformación de la cultura profesional.