El presente y el futuro están marcados por un ritmo acelerado de innovación y una necesaria adaptación a las tecnologías. Y en esa constante transformación digital que impregna ya el mundo de los negocios y la sociedad en su conjunto es esencial que la mujer tome el papel que le corresponde, el de protagonista. Entrar en este espacio, que tradicionalmente ha estado masculinizado, es un impulso más -quizá el definitivo- para conseguir la igualdad real.

«Este mundo cada vez se abre más a las mujeres en el empresariado, sobre todo, a las nuevas generaciones que saben que este tema es cada vez más vital», explica la secretaria general de la Asociación de Mujeres Emprendedoras, Profesionales y Empresarias, Pilar Pérez León, quien considera que «el campo de la tecnología siempre ha estado ocupado por hombres» y que, «como en todos los ámbitos, pero más en el tecnológico, hay pocas directivas… el techo de cristal está ahí. Estamos cogidas al suelo con velcro y cuesta despegar». «Como siempre, nos cuesta más trabajo», añade.

Para Gema Casquero, mejor empresaria del año por Amupema y cofundadora de Internalia Group, se trata de «un tema cultural que nos han metido en el subconsciente: los chicos para ciencias y las chicas para letras… se asumía con normalidad y, sin embargo, es una equivocación y hay que solventarla con un nuevo enfoque en la educación y a base de mensajes. Todo suma para que la sociedad vaya cambiando poco a poco». Algo fundamental en este aspecto, según la fundadora de Fiixit, Raquel Serrano, es la educación a través de los juguetes. «Donde mayor machismo hay es en un catálogo de juguetes», señala, subrayando que «yo estudié una ingeniería porque mis padres desde pequeña me regalaron barbies y a la vez mecanos para que construyera. He tenido las dos cosas y yo he elegido». Y es que es primordial tener la posibilidad y la libertad de escoger y no estar condicionados desde pequeños. Así, defiende que niños y niñas puedan elegir estudiar aquello que les gusta.

Quizá, por ello, esta joven, que ha revolucionado el mundo de la traumatología con sus escayolas 3D, siempre ha pensado que «si lo puede hacer un hombre yo también, nunca he permitido que nada me frene», explica. «Mi visión es que si alguna vez me han querido frenar por ser mujer no lo he permitido; si estamos pensando todo el rato en que lo van a hacer, somos nosotras mismas las que nos estamos frenando», reflexiona.

Debido a lo innovador del proyecto de Serrano y que su competidor es la escayola «que lleva más de un siglo» implantada, cree que su dificultad ha estado en convencer sobre lo beneficioso de su nuevo diseño y no en ser mujer. «El de la ortopedia y la traumatología es un mundo muy antiguo y muy de hombres, aunque yo tengo la suerte de que me estoy encontrando a muchas mujeres». Por ello, «quiero pensar que si hubiese sido un chico me habría costado igual llegar a donde estoy. Pero quizá soy muy optimista», apostilla. O puede ser que esa desigualdad se esté notado menos con el paso del tiempo.

Casquero, por su parte, explica que tras fundar Internalia Group, en sus comienzos alrededor del año 2002, «cuando estaba yo sola los clientes me preguntaban por el director. Era joven, era mujer y estaba en el sector tecnológico…necesitaban ver una figura masculina para quedarse tranquilos, para darles más fiabilidad», lamenta, señalando que «ese prejuicio está ahí y en el sector tecnológico más todavía».

Con el tiempo, explica la cofundadora de esta compañía especializada en el desarrollo de aplicaciones de negocios para empresas, «vamos rompiendo barreras y ya me he ganado el respeto. Pero te lo tienes que ganar», recalca, subrayando que «a un hombre se le presupone su conocimiento y una mujer lo tiene que demostrar… y en el mundo tecnológico más», insiste.

Casquero cree que cada vez más las mujeres están acaparando puestos de responsabilidad, pero «todavía llama la atención que una mujer esté en una reunión de empresas tecnológicas» y «en eventos tecnológicos hay muy pocas mujeres todavía». «Es clave que se nos vea, darnos visibilidad, considera, argumentando que «la mujer es fundamental en este sector para hacer la tecnología cercana, para quitarle la etiqueta de frialdad o de que es algo abstracto y hacerla accesible y asequible». Con esta intención comenzó Casquero en el mundo tecnológico, «para darle un carácter más humano».

Desequilibrio en la Universidad

«Id a por todas, son carreras muy interesantes en las que se aprende mucho y en las que las mujeres podemos aportar muchísimo. Se necesitan a muchas mujeres en el sector», asegura la también directora de Comunicación y Marketing de Internalia Group, instando a todas aquellas jóvenes que les interesen los ordenadores, la tecnología y las máquinas a estudiar lo que les gusta. «Las mujeres deben estar en esta revolución que vivimos día tras día».

Sin embargo, que es un sector masculinizado se sigue viendo a la hora de la elección de los grados en la universidad. Según datos de la Universidad de Málaga, de los 6.880 matriculados en el curso 2018/2019 en carreras técnicas (Escuela de Ingenierías Industriales, Escuela Técnica Superior de Arquitectura, Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Telecomunicación y Escuela Técnica Superior de Ingeniería Informática) tan solo 1.503, es decir, el 21,85 por ciento son mujeres. Por tanto, la mayoría, el 78,15 por ciento (5.377) son chicos.

La misma situación se vive en los másteres oficiales de la UMA de las mencionadas escuelas, donde de 513 alumnos, el 75,6 por ciento son hombres y el 24,4 por ciento mujeres. Asimismo, en determinadas carreras, la brecha se hace aún más profunda. Es el caso del grado en Ingeniería Eléctrica, en el que este año hay 25 chicas y 189 chicos. Elena García Alarcón es una de esas 25. «Desde el primer año lo noté. Entonces en mi clase éramos como 7 chicas y 30 chicos. Al principio es raro porque venía de un colegio en el que lo normal es que en clase hubiera mitad y mitad, pero al final me acostumbré y hoy en día me siento muy bien», explica. Además, asegura que desde que comenzó hace cuatro años con respecto a ahora «cuando paseo por la facultad cada vez veo a más chicas».

Aún así, esta malagueña no se libró de comentarios antes de empezar a estudiar. Algunos como «esa carrera es imposible» o «vas a tardar una vida», por la dificultad del grado. Y otros como «esa carrera es para chicos, no entiendo cómo te gusta», por ser mujer. Asimismo, durante sus estudios, explica que ha vivido algunos «micromachismos» como que algún profesor, en una práctica con máquinas dé por hecho que las chicas no tienen fuerza suficiente y dijeran «que algún chico...». O advirtiéndolas a ellas sobre que «no vengan con zapatos arreglados».

Por otro lado, otros grados como Diseño Industrial y Desarrollo del Producto están más equilibrados. Este curso hay 194 chicas y 202 chicos. La fundadora de Fiixit cursó estos estudios y asegura que «yo no noté diferencia», porque en sus clases había mitad y mitad, aproximadamente. Serrano ve anticuado que haya «trabajos de mujeres y de hombres» y cree que ya no existen. Su filosofía es que «todo el mundo tenga la oportunidad para demostrar que es bueno». Por ello, defiende el currículum sin foto, género o edad. Pero no está a favor de la igualdad simplemente como un número. «Ahí damos un paso atrás porque se empieza a cuestionar si está ahí porque eres la mejor o porque eres mujer… No quiero tener más facilidad que un hombre porque entonces pensaría que estoy ahí sin merecerlo».

Por su parte, Casquero cree que hay que hacer leyes que apuesten por la corresponsabilidad y la conciliación para evitar que en las entrevistas «sigan haciendo preguntas tan personales como si quieres tener hijos o no». Así, alienta a que «todos los actores que formamos parte de la sociedad estén enfocados en la misma dirección». «Si el peso de la balanza siempre está en un lado, la sociedad estará desequilibrada y, por tanto, no es una sociedad que vaya a dar lo mejor de sí misma», lamenta.

La secretaria general de Amupema, quien resalta que actualmente las jóvenes tienen muy interiorizado el valor de las nuevas tecnologías, asegura que las mujeres que estudian estas carreras «son verdaderos monstruos porque tienen que capacitarse casi el doble que el hombre...tienen que demostrar mucho más su valía y, entonces, salen muy preparadas».