­Sara Berbel, directora general de Barcelona Activa, y Paco Ramos, director ejecutivo de Estrategias de Fomento de Empleo de esta agencia de desarrollo económico y local del Ayuntamiento de Barcelona, han coordinado el Libro Blanco del Futuro del Trabajo, donde se profundiza en cómo será el mercado laboral dentro de 15 años partiendo de una revisión de los problemas actuales y de las políticas de empleo.

¿Cómo será ese cambio?

Berbel: Uno de los cambios fundamentales es el tecnológico. La tecnología va a destruir puestos de trabajo, pero también va a generar muchos. Necesitaremos muchos analistas de datos y personas que sepan definir y programar impresoras 3D, que pasarán a ser importantes para la industria pero también para la ciudadanía.

Ramos: Más que empleos que se crearán, que estarán más asociados al conocimiento, y se destruirán, destaca que muchos de los existentes se transformarán.

¿Cuáles desaparecerán?

B: Todos los que tienen que ver con cadenas de montaje. Estas tareas más repetitivas, monótonas y de menor nivel desaparecerán. También otras relacionadas con la atención de las personas. Por ejemplo ya en el banco no hace falta que te atienda nadie.

¿Hasta qué punto esto es accesible para todo el mundo?

B: Ese es el miedo que hay. Una nueva sociedad muy tecnificada puede que deje atrás a algunos colectivos. Por ello, el libro habla de la posibilidad de una renta básica universal, la posibilidad de que todas las personas reciban un ingreso o una ayuda solo por el hecho de ser un ser humano.

¿Es factible?

R: Factible es. Otra cosa es que se incorpore en la agenda política. No es un problema de viabilidad económica. Todos pensamos que hay que ganarse la vida trabajando, pero ahora no está siendo posible, la gente no vive del trabajo.

B: Según un estudio, en España el 53 por ciento está a favor de una renta básica. Además, la renta básica universal sería una manera de reconocer los trabajos no remunerados y de que las personas que los realizan también tuvieran garantizado el derecho material a la existencia.

En el futuro, ¿esos trabajos no remunerados lo serán y estarán menos desprestigiados?

B: Ese es el reto que tenemos. En el libro sale cómo las mujeres están avanzando en la igualdad y se están incorporando al mercado laboral. Cuando entran, las tareas que ellas realizan en el hogar quedan sin realizarse. Todo eso hará que haya un nicho de mercado de todas esas profesiones sociosanitarias como cuidar a los ancianos, a los niños... Todo ese trabajo que hacen las mujeres altruistamente generará trabajo remunerado.

¿Qué otros cambios se introducirán en el trabajo?

B: Otro de los aspectos que señala el libro es que cambiará la organización del trabajo. En estos momentos el 54 por ciento de las personas trabajan en una oficina con horario fijo, y eso pasará a ser el 5 por ciento. Y al revés, aumentarán los trabajos flexibles, que solo es de un 8 por ciento, pero será de más de un 40 por ciento.

¿Qué pasará con el trabajo precario, seguirá existiendo?

B: Siguiendo la tendencia de Estados Unidos, que casi siempre lo hacemos, en la última década aparecieron los working poor, gente que trabajando no consigue una vida digna, y ahora ya los tenemos aquí, personas que con sus sueldos no se puede pagar un alquiler o no puede vivir. Así que, lamentablemente, los contratos precarios siguen. Pero con algunas decisiones políticas como subir el salario mínimo o cambiar el tipo de contrato eso puede cambiar porque hay muchos países de Europa donde no hay esta precariedad. Pero a corto plazo no se prevé que vaya a cambiar.

R: La administración puede dar ejemplo. En Sanidad y Educación se trabaja con conciertos con entidades privadas. Si en ellos hacen conciertos por un año o un curso y las entidades contratan por 11 meses y luego te vuelven a contratar es una precariedad que es de las más leves, pero que es muy elevada y está generalizada. Si pones condiciones como que el contrato tiene que ser fijo no costaría nada y ayudaría a reducir la temporalidad, la precariedad y daría ejemplo.

También analizan el mercado laboral que se les plantea a los jóvenes.

B: En este futuro que se prevé, los que ahora son jóvenes cambiarán de trabajo varias veces en su vida. Y no solo de trabajo sino que cambiarán una o dos veces de profesión. Lo de un solo modelo de trabajo o única profesión ya no existe. Lo que llamamos ahora reinventarse, que hacen algunas personas sobre los 45 años, cuando ha pasado una época de su vida, se cree que en el futuro se va a hacer mucho más y dos o tres veces.

¿Por qué?

B: El motivo es que ya no hay trabajos estables y perdurables a lo largo del tiempo. Con lo cual, puestos a cambiar de trabajo, cambias de profesión. Y también porque se alarga la vida.

¿Y cómo se aborda el fracaso escolar?

R: En cuanto a los jóvenes que vienen del fracaso escolar abordamos con ellos el posible retorno al sistema educativo o entrar en el mercado laboral. Hacemos actividades que les permita visualizar que el trabajo puede ser su ocio. Nosotros tenemos un programa que se llama Casa de Oficios donde ellos aprenden de manera práctica temas de espectáculo o temas digitales. Lo ven de una forma práctica y piensan ¿esto es un trabajo? Tenemos un 87 por ciento de inserción en el tema espectáculo y en tema digital tenemos alrededor de un 60 por ciento. Aquí ocurre algo curioso y es que el porcentaje restante vuelve al sistema educativo. Saben que tienen que saber más. Es una forma de facilitarles la entrada.

Si la educación estuviese enfocada de una forma más práctica no sería necesario que tengan que salir del sistema educativo para darse cuenta de esto... ¿Hace falta una reforma en la educación?

B: Sí, la educación tiene que estudiar estas nuevas profesiones y áreas y trabajar en función de estas.