Pedro Sánchez mantiene el pulso con la asignatura de religión y con todos los que defienden su presencia en las aulas. Para el nuevo Gobierno socialista, esta materia parece focalizar todos los males de la educación y ahora que prepara una nueva reforma de la ley educativa [la enésima del actual periodo democrático] insiste en que pierda valor académico. Por el Ejecutivo, la religión hace tiempo que hubiera salido del horario escolar y habría dejado de ser evaluable. Sin embargo, una reciente sentencia del Tribunal Constitucional de marzo de 2018 daba un nuevo golpe a las intenciones del PSOE al avalar que la asignatura sea evaluable aunque optativa en Primaria y Secundaria.

Como primer paso para llevar su ley al Parlamento, el Ministerio ha publicado una consulta en su web, aunque Carmen Velasco, delegada diocesana de enseñanza, manifesta su «sorpresa» porque desde su punto de vista «no se le ha dado publicidad». La intención es que los ciudadanos den su opinión sobre las propuestas de cambio, entre ellas, las que afectan a la religión, que aunque no sea obligatoria, sí que es obligatorio que los centros educativos la oferten a las familias. O que deje de computar para obtener una beca o para acceder a la Universidad.

Andrés García, profesor de religión del colegio León XIII, señala que las últimas declaraciones de la ministra Isabel Celaá no hacen más que «explicitar su hoja de ruta, es decir, acosar a la concertada, hostigar a los padres, recortar derechos y, por supuesto, destruir de facto la asignatura de religión y dejarla como un fantasma», explica.

Parece que no es nada nuevo, en cualquier caso. García mantiene que el Gobierno no tiene actualmente la fuerza necesaria en el Congreso para aprobar una nueva ley educativa, al menos hasta las próximas elecciones.

A Carmen Velasco, por su parte, también le extraña que el Ministerio continúe con sus intenciones después de que el Constitucional se pronunciara hace escasos ocho meses, desestimando el recurso del PSOE contra la Lomce. «Se les ha olvidado o no lo han mirado», señala la delegada de enseñanza del Obispado malagueño y vicepresidenta de la Fundación Victoria, quien también echa en falta «diálogo con la Conferencia Episcopal en el tema de la religión y con el resto de los sectores en el tema que plantea la consulta».

Lo que pretendería el Gobierno de Sánchez es contar con unos datos previos, un respaldo ciudadano y unas cifras sobre los que escudarse. «No sé si lo que quiere es dar carta de legitimidad a ese deseo que tienen de quitar la religión de la escuela que parece que si no lo hacen les va a dar un sarampión. O si es un precio que tienen que pagar por determinados acuerdos que hayan llegado con otros partidos», mantiene Carmen Velasco.

Entre las medidas que se recogen en el documento iniciado por el Gobierno y sobre el que pretende que la comunidad educativa se pronuncie, «aunque el plazo termina el sábado la web del Ministerio ya no admite más sugerencias», critica también Velasco, que cree que detrás se encuentra restar peso a la religión y evitar que exista una asignatura alternativa, como hasta ahora. «Supongo que no pretenderán castigar con una hora más de clase a las familias que eligen religión», insiste Carmen Velasco, que recuerda que la religión siempre ha tenido alternativa «con distintos modos, contenidos y nombres, como, ética, estudios dirigidos, historias de las religiones... según las leyes».

Del mismo modo, señala que la religión siempre ha sido evaluable, «lo que no ha sido siempre es computable para las medias o paras las becas». Pero evaluación siempre ha habido «desde el principio de los tiempos, incluso con el PSOE en el Gobierno, y siempre ha tenido currículum y profesor». Evaluable y calificable. «El Gobierno socialista sigue con su juego y no respeta tampoco los acuerdos Iglesia-Estado».

Velasco también insiste en que el Gobierno no puede negar la posibilidad de que se pueda recurrir en defensa del artículo 27 de la Constitución, que ampara la libertad de los padres de elegir la educación que quieren para sus hijos. «Tiene una obsesión decimonónica y lo cierto es que ir en contra siempre de la religión es muy antiguo. No es moderno. En los países europeos la religión cuenta con un estatus normalizado en la escuela pública».

Andrés García dice que España no es una rara avis en Europa, ya que la Religión es obligatoria u optativa en todos los países del entorno, a excepción de Francia.