El concejal de Sostenibilidad Medioambiental, José del Río, ha acudido esta tarde a la Cámara de Comercio donde los hosteleros malagueños (Mahos-Amares) estudian en Asamblea General si van al cierre patronal tras la aprobación provisional de la declaración de Zonas Acústicamente Saturadas (ZAS) de 98 calles del Centro y tres del Romeral, algo que supondría la prohibición de abrir más bares, restaurantes, pub y discotecas durante un año, así como un recorte de una hora en el horario de recogida de terrazas en otoño e invierno, pasando este de las dos a la una de la madrugada. Del Río pide a los hosteleros que aleguen y a estudiar y negociar todos y cada uno de los puntos del documento.

El presidente de los hosteleros, Javier Frutos, ha invitado este mediodía al alcalde a que acusa a la asamblea, pero no ha podido por temas de agenda, por lo que ha venido Del Río, pero la patronal hostelera no ha accedido a que explique la postura municipal ante sus asociados.

Lo que sí ha dicho Del Río es que él pone sobre la mesa "todos los puntos de la ZAS, todo es negociable y estudiable", ha destacado que el Pleno aprobó en febrero de este año por unanimidad la necesidad de aprobar el documento y ha recordado que él mismo fue reprobado por no haber podido hacerlo a los cuarenta días de llegar a la concejalía.

El edil ha reseñado que ahora se está en periodo de alegaciones, ha pedido a los hosteleros que aleguen y que en una mesa de trabajo a crear antes de la aprobación definitiva de la ZAS se estudiarán en profundidad las mismas. "Por supuesto que ninguna de las medidas vamos a intentar que sean un desequilibrio en contra de los hosteleros", ha destacado, para mostrarse abierto a hablar sobre la moratoria y el horario, ha defendido que la ZAS está muy adaptada a las circunstancias del Centro y ha criticado que el artículo 11.2 del decreto 155 de la Junta puede interpretarse restrictivamente en contra de la hostelería, de forma que ahora Vía Pública renueva de forma tácita las terrazas anualmente y ahora tendría que justificarse adecuadamente la renovación. De hecho, hay vecinos que ya han pedido una interpretación restrictiva de la norma, lo que llevado al extremo genera el miedo de que se puedan levantar todas las terrazas en las zonas afectadas. Cree que eso es una distorsión y hay "una disparidad de criterio".

Es decir, en esa mesa estarán los vecinos, pero Del Río se ofrece a estudiar todas las alegaciones de unos y otros y a tratar de mantener el equilibrio entre sus intereses, de forma que no se va a aprobar algo que perjudicará gravemente a los hosteleros.