­Hace cinco años y medio que dejó atrás una vida cargada de excesos que ahora «no la representa». Sus experiencias la han convertido en la Sofía que es hoy y asegura que no cambiaría un día malo de ahora por ninguno bueno de entonces.

En pleno siglo XXI, con toda la información que hay sobre drogas y adicciones, prevención, y su fácil acceso, ¿por qué sigue siendo un problema sin resolver?

Al final, uno mismo en su foro interno sabe cuándo el problema está ahí y la enfermedad está desarrollándose. También hay un silencio clínico en el que puedes hacer durante bastante tiempo una doble vida donde no tiene efectos muy dramáticos hasta que llega la eclosión de la enfermedad y hay unos efectos en los que uno mismo sabe que tiene que poner solución. Y es que o pones una solución o es una enfermedad devastadora que pasa por encima de todo a nivel familiar, laboral, personal y en todos los aspectos. Para mí las enfermedades de las adicciones son unas de las más devastadoras y destructivas que hay, lo que pasa es que son bastantes invisibles y están estigmatizadas por la sociedad.

¿Cómo se ayuda a una persona que aún no reconoce que tiene ese problema?

El paso más importante es que uno mismo reconozca que tiene un problema. Yo me he formado como intervencionista familiar, es un modelo muy interesante que no lleva mucho tiempo en España y es americano. Lo que haces es llevar al intervencionista a la familia, yo digo como si fuera un ángel de la guardia, que ayuda a la familia disfuncional y sobre todo al enfermo para hacerle entender que tiene un problema y que afecta a toda la familia, por eso es una enfermedad familiar. Que por su propio pie quiera entrar en tratamiento sin hacerle sentir culpable, ni el foco del problema porque la enfermedad de la adicción afecta a toda la familia y no solo cae el propio adicto, se crea la codependencia que son los familiares. Lo importante es que nunca vaya obligado y que vea que está habiendo consecuencias y lo está perdiendo todo.

¿Cuándo llega ese momento clave?

Cada paciente es diferente pero llegues de la manera que llegues en Triora se hace un trabajo de equipo terapéutico potente que se personaliza. También se trabaja el cuerpo, la mente y los valores. Ten en cuenta que se han perdido muchísimos valores a lo largo del consumo y en el tratamiento se les hace entender muchas cosas, independientemente de cómo has llegado.

¿Se enfrenta igual como anónimo que personaje reconocido?

Una vez que entras todos son compañeros, todos son iguales y es el sitio adecuado donde tiene que estar una persona con esa enfermedad. Es el primer lugar en el que no se van a sentir diferentes, da igual de dónde vengas. Vas a poder hablar con libertad y vas a entender cosas que durante mucho tiempo no has comprendido como por qué los demás podían parar de consumir y el propio enfermo no podía. La presión social puede ser más difícil para una persona más expuesta que una anónima pero al final, cuando uno hace un buen tratamiento y quiere dejar de consumir, no hay presión social que valga.

¿Cuál o cuáles son los momentos más difíciles cuando uno se enfrenta a esa situación?

Yo creo que el momento más difícil para los pacientes es reconocer, el dar el paso a que hay un problema, que hay que tomar una determinación y separarse de sus seres queridos. Es complicado y difícil porque durante un tiempo estás aislado y separado pero luego es gratificante.

¿Qué papel juega el entorno? (familia, amigos...)

La familia juega un papel bastante importante acompañado de un equipo terapéutico porque ellos también tienen que ser tratados y acompañados en el proceso. Cuando el paciente salga del centro, la familia debe haber recibido un tratamiento para cuando el paciente regrese a su zona de confort. La familia también debe haber cambiado cosas para que el paciente se sienta acompañado. Al final de lo que se trata es de que haya una sinergia entre unos y otros.

Las casas de apuestas y las apuestas online están en su época dorada.

Parece reciente pero no lo es. Nosotros también tratamos adicciones a las nuevas tecnologías y ludopatías. Es muy fácil ahora tener el teléfono a mano y hacer una apuesta online directamente y siendo incluso menor de edad. Es muy peligroso en realidad. En mis conferencias de prevención para los jóvenes también intento que se utilice de manera moderada el teléfono en las redes sociales porque es realmente peligroso. Y ¿hasta qué punto se pueden utilizar de manera moderada? Todo comienza en casa por cómo utilizamos ordenadores, teléfonos...

En la actualidad hay personajes públicos en publicidades de casas de apuestas on line. ¿Qué le parece?, ¿usted lo haría?

Yo no lo haría porque hay responsabilidad como personaje público. Vivimos en un país, y hay muchos así, en el que estamos acostumbrados a celebrar el ocio con el alcohol. Desde pequeños vemos a los deportistas sentados en una rueda de prensa y las marcas publicitarias son de alcohol. Tú estás induciendo a que beber mola y está bien. Tú hijo, al que le encanta el fútbol o las motos, le está diciendo su ídolo que el alcohol está bien, que apostar está bien. Le decimos a los chavales jóvenes que este tipo de hábitos no son malos cuando nosotros mismos somos los responsables de este tipo de acciones. No digo que esté bien o mal pero bajo mi reponsabilidad no lo haría porque sé las consecuencias que hay. Por ejemplo, no veo bien que en casa se compre Champín a los niños para celebrar la Navidad para imitar las conductas adultas. Es lo mismo que la publicidad.

Por su experiencia, ¿qué le diría a un chico de 13 años, edad de inicio en las drogas, para que no lo haga o no siga?

Yo no les puedo decir que prueben o no prueben las drogas porque no soy quién pero sí les puedo decir que hay consecuencias negativas. Les aconsejo que no lo hagan y cuanto más tarde decidan hacerlo, si es que lo deciden, será mucho menos malo porque ahora están en pleno desarrollo emocional y cerebral. Mi consejo es que la vida es maravillosa, que hay muchas cosas que descubrir y no hay nada mejor que ser uno mismo y sin sustancias. Yo no me arrepiento de nada porque al final la vida me ha hecho vivir esta experiencia para ser la persona que ahora soy, pero no cambio ni un día malo de mi vida de hoy por un día bueno de los de antes. Mi vida de ahora sin drogas y sana no tiene precio.

¿Cree que las instituciones públicas hacen todo lo que pueden contra este problema?

Cuanto más hagamos, mejor. Por eso yo hago conferencias de prevención en todos los institutos que puedo porque viniendo de mí, por mi experiencia, ayudo a proyectar lo que es pasar por esa experiencia y que soy una persona joven que ha demostrado que si uno se lo curra puede conseguir lo que quiera. Se puede salir, divertirse, trabajar en la noche; hay que proyectar la vida libre y sana, sin drogas, con deporte... Así que cuanto más hagamos, mejor. Y cuanta más gente famosa y personajes públicos, mejor. Por eso, si un deportista en vez de salir con un cartel de cerveza en una rueda de prensa sale con uno de zumos sería muchísimo mejor.