­La Unidad de Neonatología del Materno Infantil atendió el año pasado a 139 niños prematuros que no superaban los 1.500 gramos, una cifra que le situó como el centro hospitalario de España con más recién nacidos de este peso por delante, incluso, del hospital madrileño de La Paz.

Con esos gramos de vida los pequeños presentan en su llegada al mundo problemas respiratorios, digestivos y de tolerancia, al no haberse formado su mucosa gástrica, e incluso de retina, entre otras dificultades. Unas condiciones en las que la única forma de superar esa situación es ingresas en la Unidad de Neonatología, un espacio en el que el personal sanitario se marca como objetivo recrear el vientre de la madre con los medios que tienen para asegurar su supervivencia y mejor desarrollo posible. Ayer fue el día mundial del bebé prematuro.

«Nosotros atendemos a recién nacidos prematuros o aquellos que pueden tener alguna enfermedad diagnosticada durante el embarazo, malformación, enfermedad congénita o que presenta problemas durante el embarazo», explicó el coordinador de cuidados de Neonatología del Materno Infantil, Javier de la Morena. Una unidad que tiene capacidad para 21 niños en cuidados intensivos y 37 en cuidados intermedios que miman y cuidan una plantilla de 120 enfermeros y auxiliares acompañados de 17 neonatólogos.

La cifra de niños nacidos de forma prematura en el Materno Infantil es díficil de conocer por cuestiones burocráticas pero sí que contabilizan los ingresos que se producen. De la Morena detalló que en lo que va de año han ingresado 346 niños, una cifra muy similar a la del ejercicio pasado que se contabilizaron 341.

En lo que va de año, la Unidad de Neonatología del Materno ha tenido 82 menores por debajo de los 1.500 gramos, el resto y grueso de sus pequeños guerreros lo componen el grupo por encima de la semana 28 hasta la 34, un grupo conocido como «muy prematuro» que no supera los 2.500 gramos (mínimo 1.000). A partir de la semana 34 no suelen ingresas, salvo que la situación lo exija por alguna complicación o patología.

Sin embargo, hay un grupo muy reducido que nace en la semana 23, el mínimo establecido a día de hoy para reanimar según la Sociedad Española de Neonatología. Este año se han contabilizado 8 mientras que en 2017 la cifra fue de 6; casos que requieren en exclusiva el cuidado de un enfermero las 24 horas del día y, por lo general, tienen una tasa de supervivencia del 50 por ciento. «Cuando nace con lo mínimo nosotros tenemos por delante el tiempo de ingreso hasta que la madre hubiera completado la gestación en cuidados intensivos. No es lo mismo un ambiente húmedo y protegido como es el vientre de la madre con su alimentación a través del cordón que suplir todo eso», puntualiza De la Morena. En esas semanas cruciales el equipo completo se vuelca en suplir su respiración, hidratación, protegerlos contra infecciones y todo lo que conlleva. «Algunos nacen con los párpados soldados porque no se han separado, la piel es tan fina y transparente que podemos cogerle la mano y ver sus venas y huesos», explica, mientras explica que en todos los prematuros cuidar de su piel, sin apenas capas, y evitar infecciones es uno de los objetivos de la unidad. «La piel se lesiona muy fácilmente y las heridas tardan en cicatrizar. Una incubadora, con calor y humedad, es el caldo de cultivo excelente para las bacterias», detalla.

Aunque el grueso de su trabajo diario se centra en niños prematuros también ingresan aquellos con patologías de nacimiento, sobre todo cardiopatías, según informó el también jefe de Enfermería de la Unidad.Un lugar especial en el que los padres pueden acompañar a sus pequeños las 24 horas del día y ver como un equipo completo hace de cada uno de sos desafíos por seguir con vida una batalla que conquistar.