Destacados especialistas en el estudio de las especies exóticas invasoras, alertan del gran crecimiento que está

experimentando la cotorra argentina en Málaga y del peligro que supone esta proliferación descontrolada para el equilibrio ecológico y los cultivos.

El Foro Ambiental UNED Málaga (FAUM) trataba este jueves la alarmante invasión de esta especie sudamericana que se ha expandido en sólo unas décadas por cuatro continentes multiplicando su población y cambiando su hábitat natural de las zonas rurales a los núcleos urbanos.

Para analizar el asunto, la UNED reunía en su foro a Alberto Estaban, jefe de la Unidad Verde de la Agencia de Medio Ambiente y Sostenibilidad del Ayuntamiento de Zaragoza; Antonio Román Muñoz, profesor del Departamento de Biología Animal de la Universidad de Málaga; y Dailos Hernández-Brito, investigador predoctoral de la Estación Biológica de Doñana (EBO_CSDIC).

Las cotorras, especie invasora

Se consideran especies invasoras aquellas especies exóticas que salen de su país natural por la acción humana, consiguen adaptarse al nuevo entorno y terminan por invadirlo rompiendo el equilibrio natural de la zona y ocasionado grandes costes económicos.

La entrada de estas especies en España se ha multiplicado alarmantemente en las últimas décadas hasta el punto de suponer para la Unión Europea un coste de al menos 14.000 millones de euros anuales con una tendencia ascendente año tras año. Sólo España ha importado más de la mitad de las especies de loros del mundo y la razón para tomar medidas urgentes es que, una vez establecidas, resulta muy caro reparar el daño que causan y muy costoso poner en práctica medidas encaminadas a su control o, en caso extremo, a su erradicación.

De hecho, Antonio Román Muñoz, explicaba durante el foro que en ningún otro lugar del mundo ha funcionado otra solución que no sea la erradicación y que se reconoce a escala internacional que el coste asociado a la erradicación de una especie exótica invasora crece de manera exponencial si no se erradica de inmediato. Román ha añadido que "las investigaciones internacionales demuestran que cada dólar que se deja de invertir en prevención se multiplicará por 100 en inversión pública para su erradicación".

Hernández-Brito, de la Estación Biológica de Doñana, ha explicado que en Sevilla se encuentra la mayor población de España de cotorra de Kramer (Psittacula krameri), una de la aves invasoras más exitosas del mundo, y últimos años se han registrado considerables impactos agrícolas en varios frutales y campos de girasoles. Hernández-Brito ha alertado de que incluso hay dos especies nativas con problemas de conservación, el cernícalo primilla (Falco naumanni) y el nóctulo gigante (Nyctalus lasiopterus), debido a la agresiva competencia que ejerce la cotorra por los sitios de nidificación, y el constante crecimiento de la población año tras año. El investigador ha defendido que "urge la acción inmediata de las administraciones públicas, y bajo supervisión científica, para la implantación de medidas efectivas de erradicación de la cotorra de Kramer". El investigador ha revelado además que están a punto de publicarse unas investigaciones que demuestran que los loros son transmisores de un tipo de neumonía muy agresiva.

Un problema real para Málaga

La cotorra argentina es la especie que se ha conseguido establecer en Málaga. Es un loro que se ha utilizado como mascota, por lo que ha sido comercializado por todo el mundo provocando su expansión masiva por cuatro continentes.

Está considerada especie invasora y recogida como tal en el Decreto 630/2013, de 2 de agosto, por el que se regula el Catálogo español de especies exóticas invasoras. Originalmente su área de distribución natural no era abundante pero su población ha crecido y ha conseguido adaptarse también al medio urbano. Este cambio de comportamiento añade más factores problemáticos pues antes sólo vivía en el ámbito rural y en la actualidad prolifera en las zonas urbanas.

La cotorra argentina es la única especie de loro que construye su propio nido y lo adosa a otros ya existentes formando colonias que superan la treintena de parejas.

La población de esta especie en Málaga ha llegado a crecer tanto, desde los años 80 hasta la actualidad, que ya hay núcleos asentados fuera de las zonas urbanizadas que suponen un peligro potencial para la agricultura. De hecho ya se están constatando daños, que por el momento son pequeños porque el número de cotorras en zonas rurales es por el momento muy bajo. Con todos estos datos sobre la mesa y la tendencia progresiva de este crecimiento desmesurado, urge diseñar un plan de medidas concretas para erradicar un problema que exige una actuación rápida para evitar su agravamiento progresivo.

Alberto Estaban, de la Agencia de Medio Ambiente y Sostenibilidad del Ayuntamiento de Zaragoza, ha puesto

como ejemplo el plan de choque llevado a cabo su ciudad en 2006, cuando la creciente población de cotorra argentina llegó a generar verdadera inquietud ciudadana y se comenzó a percibir como un problema de seguridad, molestias a los vecinos y afecciones a otras especies autóctonas y al arbolado. Al censo y estudio de la especie, le acompañó de forma paralela, controles anuales de puestas desde que se percibió dicho problema. Alberto Esteban ha asegurado que gracias a estos distintos métodos de control "en el año 2016 la población de cotorra argentina en Zaragoza y su entorno ha sido totalmente controlada". Esteban ha señalado que "la gestión de esta especie frente a los ciudadanos, y la forma de transmitirlo es clave en la tarea." Según Estaban, en Zaragoza han logrado resolver el problema con una inversión mínima porque se actuó pronto y con determinación.