­Moreno asegura que para acabar con la violencia de género es necesario ponerse unas «gafas moradas». El cambio generacional y la educación es la clave para ello.

¿Cuánto falta para dejar de celebrar el 25N y para que no sea una fecha reivindicativa?

Por desgracia falta mucho. Es verdad que hay más recursos, la ciudadanía está mas sensibilizada y las mujeres creo que cada vez se sienten más protegidas pero mientras que haya año tras año esos resultados de asesinatos machistas (estamos este año en 44 asesinatos machistas más tres menores y aún no hemos terminado el año) es muy difícil decir que esto va a acabar en un día o en dos. Yo creo que hasta que no haya un relevo generacional la educación es uno de los principales vehículos para conseguir la prevención, pero para que la sociedad no tenga violencia de genero todavía queda un poquito.

¿A cuántas mujeres ha atendido el IAM en lo que va de año?

Los datos son a 1 de octubre. Del total de consultas atendidas hemos tenido 11.144, ya que damos una atención integral a la mujer mientras que en 2017 fueron 15.630. Creo que estaremos en los mismo niveles del año pasado. Consultas sobre violencia de género el año pasado tuvimos 4.378 y este año 3.373; las cifras serán similares a fin de año. Si nos vamos a las mujeres atendidas bajan, ya que se trata de atención presencial. En 2017 tuvimos 10.561 y este año, hasta el 1 de octubre, 7.389 mientras que atención por violencia de género en 2017 fueron 2.873 y hasta el 1 de octubre, 2.258; por lo tanto será muy parecido.

Más de 2.200 atenciones presenciales por violencia de género, ¿qué le parece esa cifra?

Mientras exista este número de mujeres tenemos que trabajar cada día más. Ten en cuenta que esto es lo que se ve, las mujeres son la punta del iceberg, igual que las que denuncian: la gran mayoría no se acercan a las instituciones y son a las que tenemos que proteger y por lo tanto hay que seguir. Lo que subyace es la gran mayoría ya que la violencia de género tiene muchas formas. Además, ahora con la nueva reforma de la ley andaluza la violencia de género amplía el concepto y no es solo la que sufre violencia por parte de su pareja o expareja, ahora entra la trata, la prostitución, el acoso sexual y el acoso laboral.

Con todos los datos que tenemos, ¿existe algún perfil?

Sí hay datos pero no perfil. La mujer víctima de violencia de género no tiene perfil. Es víctima por ser mujer. Lo que pasa es que con las estadísticas de las que se acercan a los recursos o denuncian puedes ver cuáles son las que sufren más violencia. Según la edad, las que más atendemos tienen entre 40-49; el mismo tramo de mujeres más asesinadas por violencia de género. El segundo entre 30-39, el tercer tramo es entre 50-59 y curiosamente está subiendo el de menores de 20 años. Cada vez sufren más violencia de género porque empiezan las relaciones a edades más tempranas, tienen más dificultades para darse cuenta de que sufren esa violencia y todavía no hay demasiados indicadores para que los profesionales la detecten con garantías. En nuestro servicio de atención psicológica a mujeres menores de edad víctimas de violencia de género, en 2017 atendimos a nueve y un grupo de familia. En el primer semestre de 2018 ya llegamos a nueve menores y a 1 de octubre hemos atendido a 17 chicas con orden de protección y seguimos subiendo por lo que vamos a terminar el año con más.

El IAM detallaba hace unos meses que las redes sociales son uno de los medios a través de los que reciben más violencia de género, ¿reconocemos la violencia en la red o está aún por trabajar?

Eso está por trabajar. Cada vez se reconocen más delitos como la sextorsión o el sexting pero la sociedad va más rápida que la legislación y no te digo que la concienciación. En el caso de las menores, no son conscientes porque hay muchos factores que les afectan y la gran mayoría no reconocen que son víctimas porque no reconocen ese malestar como violencia ya que viven el tema de las redes con una normalidad absoluta, están afectadas por los mitos románticos y el sexismo que tenemos interiorizado. Incluso hay un 54 por ciento de jóvenes que entienden que es normal que el amor duela.

¿Cómo se aborda?

Este grupo que tenemos es de atención psicológica y funciona desde el 2012 y con esta experiencia hemos preparado una guía que ayude a detectar esa violencia y a acompañarlas en ese proceso. Desde que la detectas y trabajas con ellas, lo primero es la resistencia de la niña a reconocerlo, por lo tanto debe haber un profesional, quizá no especializado, o una persona de su entorno que la escuche y le haga poder decir que necesita ayuda profesional. Si no, es difícil que salga de esa situación y en ellas confluyen los cambios físicos y emocionales de la adolescencia o la poca experiencia en las relaciones afectivas. Tampoco educamos en las escuelas ni en casa para que sepan qué es una relación afectiva sexual sana. Eso es una asignatura pendiente a la que ahora con la ley de Igualdad se le dará un impulso. Si sumas todo eso son mucho más vulnerables que las mayores.

¿Cómo valora los primeros meses de esa atención especializada en caso de agresiones sexuales?

Se empezó a trabajar en abril a través del teléfono 900 200 999 y en Málaga solo hemos tenido una intervención por sumisión química que haya llegado por el teléfono. Quizá por nuestro servicio normal en el centro han entrado también, pero por el teléfono solo uno.

Si pudiera crear una nueva línea de trabajo o reforzar alguna de las actuales, ¿dónde actuaría?

Creo que lo cubrimos todo e incluso hemos puesto en marcha varios programas. Respecto a las adolescentes hemos detectado también que son víctimas de violencia sexual y hemos creado una atención especializada para estas chicas. Atendemos a hijos e hijas víctimas de violencia de género de entre 6 y 17 años pero nos encontrábamos a mujeres con niños más pequeños que tenemos que atender también. Hemos creado también un servicio de atención psicológica a menores de 0 a 5 años, incluyendo las mujeres embarazadas. Hemos enriquecido el servicio de atención integral a las víctimas de agresión sexual de atención inmediata en el lugar de los hechos, si es necesario, de jueves a domingo y festivos, por la sumisión química pero si hay algo que hay que seguir impulsando son las adolescentes. La educación es la principal herramienta que nos va a ayudar a terminar con esta lacra, a que sea la sociedad más igualitaria, más crítica con el machismo y libre de violencia, pero para eso es necesario un cambio generacional.

Muchos planes dedicados a la mujer pero ¿qué pasa con ellos?, ¿no forman parte de la solución?

No solo forman parte es que es necesario. Para que la sociedad sea más igualitaria tenemos que contar con ellos. Tienen su papel para asumir los cambios y para que esa igualdad sea definitiva y real. Cuando vamos a institutos y colegios para abordar la coeducación, educar en igualdad a grandes rasgos, nos dirigimos a niños y niñas. Es que si no son educados de la misma manera no vamos a acabar nunca con esta sociedad machista. Además, se va a impulsar desde la ley de Igualdad ya que la coeducación es una de las patas principales.