Los profesores creen que es necesario aumentar la plantilla para reducir el horario lectivo que tienen que cumplir cada semana y poder dedicarse a estas tareas administrativas sin tener que llevarse más trabajo de la cuenta a casa. Otra opción es que los centros contraten más personal de administración y servicios, que puedan asumir esta carga. Y, por supuesto, reclaman también que la Junta dote a los maestros de las «herramientas necesarias» para llevar a cabo estas funciones. Porque, para colmo, según dicen los afectados, Séneca suele bloquearse a menudo y se cae el servidor. Sobre todo en época de evaluaciones y son muchos los docentes que acceden a este portal a la vez. «Realmente esto sale adelante gracias a la implicación del profesorado», dice Miguel Ángel Domínguez, profesor del IES Nº1 de Fuengirola.

Este profesor insiste en que los informes que tienen que hacer los docentes son «excesivos». Y señala los informes de tutorías, para que las familias conozcan la evolución académica de sus hijos. «Si un profesor tiene de media 100 alumnos y cada familia pide un informe al trimestre, tiene que hacer 300 informes y eso lo hace en los recreos, en los cambios de clase o en casa...», indica. Es algo muy laborioso y afecta a todos los profesores, aunque aún más a los que son tutores, «que están desbordados».

Domínguez también critica «el gasto de papel innecesario» que a su juicio, supone hacer los informes individuales de los alumnos que suspenden al final de cada curso. «Si tiene una programación didáctica que es pública y ya sabe los objetivos es innecesario. Son burocracias absurdas», añade. Al igual que ocurre con los informes personales que se hacen en junio. «La Inspección nos obliga a rellenar un informe personal por traslado... para todos los alumnos aunque no se trasladen...», agrega.

Los docentes también ponen el dedo en la yaga de las adaptaciones curriculares, que también hay que volcar en el sistema Séneca, ítem a ítem con todos los objetivos y criterios de evaluación. En este caso, los profesores de Educación Especial son los que padecen de manera más severa y asfixiante esta burocracia. «Están desbordados», admite Domínguez.

Los docentes consideran que la Administración educativa «ha de rodearse de personas capaces y que conozcan de primera mano las necesidades reales de los centros y ofrezcan los recursos tecnológicos adecuados». Consideran que, aunque la Consejería dota de mecanismos para tratar de hacer esta labor más sencilla, como la aplicación iPasen, la versión para móviles y tabletas de Séneca, que permite la comunicación entre los centros educativos y las familias, tutores legales y alumnado es «siempre por detrás de la demanda», dice Miguel Ángel Domínguez.

«Esto sale adelante gracias a la implicación del profesorado y porque los equipos directivos ofrecen recursos apropiados, pero deberían partir de la Administración. No dejarlo a la buena voluntad», se lamenta este profesor de instituto.