El bombero José Gil, fallecido recientemente en acto de servicio durante las fuertes lluvias ocurridas el pasado mes de octubre en la provincia de Málaga, recibió este lunes, a título póstumo, la medalla al Mérito de Protección Civil del Gobierno central.

El acto de entrega de las Medallas al Mérito de Protección Civil 2018 a distintas personas y colectivos que, por su trayectoria y actividad profesional o por actuaciones concretas, han superado el nivel de exigencia reglamentaria y han contribuido a prestigiar las funciones de Protección Civil, se celebró en la sede de la Escuela Nacional de Protección Civil en Rivas-Vaciamadrid.

José Gil, conductor del Consorcio Provincial de Bomberos de Málaga, falleció en acto de servicio el 20 de octubre cuando acudía a la población de Campillos para auxiliar a las personas afectadas por las graves inundaciones que se estaban produciendo en la zona. Su viuda, Trini, recogió ayer la medalla de oro con distintivo rojo, a título póstumo, en un emotivo acto de manos del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska.

Sus compañeros, el cabo de bomberos Alejandro Escribano y el bombero mecánico José López, que consiguieron ser rescatados tras permanecer más de hora y media en el techo del camión, fueron condecorados con la Medalla de Plata con distintivo azul en el mismo acto.

Una delegación de Málaga, entre la que se encontraban el presidente del Consorcio Provincial de Bomberos, Francisco Delgado Bonilla, y el director técnico del Consorcio, Julián Moreno, acompañó ayer a la viuda de José Gil a este acto en Madrid, junto a los bomberos condecorados López y Escribano.

El ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, afirmó que el trabajo de Gil sirvió para «construir esa seguridad humana de la que nuestra sociedad está tan necesitada». La actuación de los condecorados, añadió el ministro, demuestra que tenemos «una sociedad solidaria y llena de valores, de esos valores que hicieron posible nuestra Constitución», dijo Grande-Marlaska.

Tanto el ministro del Interior como el director general de Protección Civil y Emergencias, Alberto Herrera, elogiaron la tarea que realizan los profesionales de los servicios de emergencia, aún a riesgo de sus propias vidas. También subrayaron la destacada actuación de ciudadanos anónimos que, gracias a su compromiso y entrega, han conseguido salvar la vida de otros.

Durante este acto, el ministro estuvo acompañado por la secretaria de Estado de Seguridad, Ana Botella; la subsecretaria del Ministerio del Interior, Isabel Goicoechea; el director general de Protección Civil y Emergencias, Alberto Herrera; el director general de Policía, Francisco Pardo, y el director general de Guardia Civil, Félix Azón, entre otras autoridades civiles y militares.

Otras condecoraciones

En total, ayer se impusieron 53 condecoraciones a decenas de bomberos, policías, guardias civiles, militares, voluntarios de Protección Civil y de distintas entidades de las administraciones local, autonómica y estatal en reconocimiento por sus actuaciones en favor de «una Protección Civil más eficaz y solidaria, que redunde en beneficio de los ciudadanos, y en la que debemos ser capaces todos de trabajar con generosidad y gran dosis de compromiso», destacó el ministro.

La misma distinción que José Gil recibió el pequeño Luca, de cuatro años, escoltado por su madre Mónica y su profesora Elisa, también galardonada con la medalla de plata distintivo azul por ser quien enseñó a Luca y al resto de sus alumnos cómo debían llamar al 112.

El pasado 3 de septiembre, Luca desbloqueó el móvil de su madre, semiinconsciente al fallarle la bomba de insulina, y marcó los tres números hasta en 11 ocasiones mientras también atendía a su hermana pequeña que tenía 24 días.

Luca acaparó todos los focos y chocó manos con bomberos y policías, pero también se hizo una foto con Remedios, una mujer de 80 años, orgullosa de su medalla de bronce porque no tuvo dudas en atravesar su calle en el pueblo de Valverde de la Vera (Cáceres), inundada tras la rotura de la balsa de agua que abastecía a la localidad, para auxiliar a su vecina de 85 años. Ambas esperaron a que bomberos, como José Gil, las rescataran.