Los hosteleros malagueños, representados por Mahos, y el Ayuntamiento de la capital han acercado posturas en las últimas 24 horas de cara a alcanzar un posible acuerdo, que aún no está cerrado pues quedan flecos pendientes, sobre la declaración de 98 calles del Centro Histórico y cinco de El Romeral como Zonas Acústicamente Saturadas (ZAS), lo que implicaría la reducción en una hora, de las dos a la una de la madrugada, en la recogida de terrazas durante el otoño y el invierno y de domingo a jueves, así como la moratoria de un año a la apertura de nuevos restaurantes, bares, pub o discotecas.

Fuentes consultadas por este periódico insistieron este martes en que no hay nada cerrado aún, pero las posturas se han acercado, por lo que podría haber novedades de forma inminente.

Los hosteleros malagueños habían amenazado con acudir a un cierre patronal el 30 de noviembre, es decir, este viernes próximo, aprovechando que se inaugura oficialmente la iluminación y el espectáculo de luces de Navidad y que miles de personas van al casco antiguo para disfrutar de ese evento, así como para hacer compras y tomar algo. Los vecinos, por su parte, han exigido que el Ayuntamiento cumpla con la ley y esgrimido para ello su derecho al descanso. El Consistorio se ha reunido varias veces con los hosteleros, después de que estos anunciasen su intención de verse únicamente con el alcalde, Francisco de la Torre.

El concejal de Sostenibilidad Medioambiental, José del Río, ha recordado varias veces que el documento de ZAS se encuentra ahora en exposición pública, ha incidido en que el Ayuntamiento ha sido conminado por el Defensor del Pueblo Andaluz a poner las cartas sobre la mesa en el tema del ruido y ha asegurado en distintas comparecencias públicas que los vecinos han presentado numerosas denuncias para que se haga cumplir la norma.

Uno de los aspectos sobre los que se habría avanzado mucho sería la zonificación solicitada por los hosteleros. Una zonificación es un estudio calle por calle, sobre todo en el casco antiguo, para ver qué problemática de ruido tiene cada una, determinar si su naturaleza ha de ser turística o residencial y, una vez dados estos pasos, establecer qué medidas específicas pueden tomarse según la realidad de la vía, más duras unas y más laxas en otras, dado que a las calles residenciales se les permite un umbral de ruido menor que a una vía pública turística. El ZAS, por contra, no distingue entre calles y toda la zona afectada por su declaración debe respetar las medidas anteriormente esgrimidas.

También pusieron sobre la mesa los hosteleros una posible intermediación entre vecinos y hosteleros si hay dudas en cuanto a la calificación de las calles y reclamaron una aclaración sobre el artículo 11.2 del decreto 155 de la Junta, de forma que este no se interprete restrictivamente, es decir que tras la declaración del ZAS algún colectivo vecinal pueda pedir el levantamiento generalizado de terrazas, algo que no contempla el Consistorio malagueño.