Los vecinos de la urbanización Los Arcos, de calle Ayala, frente las Hermanitas de los Pobres, recibieron el pasado jueves 29, coincidiendo con su cuarta salida de protestas en la calle, la autorización de la Gerencia de Urbanismo para que puedan vallar sus dos jardines y así frenar la inseguridad y los actos vandálicos que padecen desde hace años.

Desde el pasado 20 de noviembre, los vecinos habían acordado protestar todos los martes y jueves hasta que el Ayuntamiento les autorizara el vallado de estos dos jardines en sendas fases de la urbanización, que se encuentran junto a una calle privada de uso público que comunica la calle Ayala con Fernán Núñez.

«Había personas haciendo el amor, fumando, bañándose en la piscina, durmiendo, también había agresiones y esto era invivible. Los pisos ya no valían nada de nada y ni los adultos ni los niños podíamos bajar. Hasta hogueras hacían», recordaba el pasado jueves María Rosa, una vecina.

Por su parte otro vecino señalaba que los causantes de los problemas no sólo eran indigentes del vecino albergue municipal sino que también se debía al trapicheo de droga. «Y era gente que además de ser alcohólica y drogadicta, tenía una serie de patologías asociada a esas dependencias, con lo que había un problema de seguridad muy importante», explicó Aníbal Núñez, vecino de la urbanización.

Antonio Martín, presidente de uno de los bloques y la persona que ha gestionado este permiso municipal, que fue recibido con aplausos por el medio centenar de vecinos que había salido a protestar, detalló a La Opinión que la urbanización Los Arcos, de finales de los 80, tuvo inicialmente valladas las entradas por calle Ayala y Ferrán Núñez, pero una sentencia de 1996, que no se llevó a efecto hasta hace cerca de una década, obligó a eliminar los cierres de los arcos porque perjudicaban a un local comercial, cuyo propietario puso la denuncia.

Por este motivo, aunque los vecinos aplauden la autorización municipal, mostraron su intención de seguir adelante con las gestiones hasta conseguir que la urbanización vuelva a estar cerrada y no sólo sus dos jardines.

«Al señor del local, que no lo utiliza para nada, le hemos ofrecido comprarle el local para que sirva para guardar cosas de la mancomunidad pero dice que mientras viva los arcos seguirán abiertos», explicó Antonio Martín, que subrayó que el siguiente paso es conseguir al menos que los arcos de entrada puedan cerrarse durante la noche, algo que en su día ya autorizó el Ayuntamiento.

Respuesta municipal

El concejal de la Carretera de Cádiz, Raúl Jiménez, recordó ayer a este diario lo expresado por Antonio Martín, la autorización municipal hace años del vallado nocturno de la urbanización, no lograda «por una alegación del dueño del local». «La solución es sencilla, convencer a ese propietario para que la urbanización se pueda cerrar por la noche», explicó.

También precisó que eso sería lo máximo permitido por el Ayuntamiento, «porque la vía es privada de uso público y no se puede cerrar durante el día».

De cualquier forma el concejal mostró su convencimiento de que el vallado de los jardines «les va a quitar bastante inseguridad porque era un sitio techado y resguardado y con el vallado se elimina ese aliciente».