Aunque nacido en Palma de Mallorca en 1976, Gonzalo Campos Suárez, hijo del escritor Juan Campos Reina, vive en Málaga desde niño. El próximo viernes 21 de diciembre firmará ejemplares de su obra en la Librería Áncora de la plaza de Uncibay de 7 a 8 de la tarde.

¿Por qué se lee tan poco Teatro en España?

En España se lee y se asiste poco al teatro; mucho menos que en otros países europeos. Pienso que tiene que ver con la educación, y probablemente también con la avalancha digital. El ocio está cambiando, al igual que la forma en que concebimos actualmente la vida en sociedad. No puedo imaginar un arma más poderosa para empatizar, para «ponerse en el lugar del otro», que el teatro. La sociedad actual está dinamitando las vigas maestras de la Ilustración, es más que evidente, está ocurriendo poco a poco, y eso no puede llevar nunca a buen puerto.

¿El lector de teatro es más rara avis que el de poesía?

El lector de teatro suele formar parte del engranaje habitual de las Artes Escénicas: directores, actores, dramaturgos, etc. No es frecuente encontrar lectores ajenos a este mundo. Quizás, con la poesía pase algo parecido, pero no de forma tan exagerada. No me cansaré de decir que poesía, narrativa y teatro son géneros que se permean: se hacen mejores los unos a los otros.

Toma el título de su obra, Ninfolepsia

Ninfolepsia es un término médico en desuso, con dos acepciones: 1. Melancolía que engendra un deseo vehemente de habitar los bosques; 2. Estado de trance inducido por fantasías eróticas. Tanto el relato de Faulkner como mi texto teatral tienen algo de ambas cosas. Hay que leerlo para saber el qué.

¿Cómo surge la idea de encarar a un policía con un oso de peluche azul?

Esta obra parte de una anterior, un texto teatral breve que se estrenó en 2016. Cuando escribo, tanto narrativa como teatro, me gusta recurrir a elementos del absurdo, al surrealismo, al extrañamiento, porque me permiten comunicarme con el lector y el espectador abandonando las típicas fórmulas aprendidas. Es algo fundamental para mí.

En su primer libro de cuentos, Mi bello Favel,

Humanizar una bestia no es algo nuevo. También lo hicieron Eugène Ionesco, Horacio Quiroga o Javier Tomeo, entre otros. ¿Qué ocurre cuando practicamos este tipo de injerencias? Enfrentar al instinto y la razón y ponerlos al servicio de la historia. ¿Quién saldrá vencedor?

¿Qué le ha influido más en Ninfolepsia

Jaja, no sé qué pensaría Sócrates sobre eso. Ninfolepsia es una farsa, que utiliza el vehículo del drama policíaco para enfrentar a dos personajes que son realmente alter ego, y que establecerán un combate dialéctico sobre el escenario que desvelará sus miedos, sus miserias, sus imperfecciones. Que se trate de un thriller teatral es algo anecdótico. El motor dramático de la obra no es ese, sino la búsqueda de la verdad: la que atañe a los propios protagonistas.

Detrás del tierno osito late una personalidad inquietante, capaz de confesar, como ocurre en el principio de la obra, el asesinato de su propietaria. ¿Ha sido difícil transmitir esta ambivalencia a un personaje que el tópico asocia con la inocencia?

Sí, se trata de un personaje que había que construir con mucha delicadeza, porque existía un peligro muy grande, y era el de caer en la comedia o incluso en la parodia; y esta obra no deja de ser un drama. Un drama que tiene su sarcasmo, su ironía, pero un drama, al fin y al cabo. Había que hilar muy fino tanto en el proceso de escritura como en la puesta en escena posterior.

En realidad, los dos únicos personajes de la obra están llenos de aristas.

¿Y quién no lo está? La obra tiene como objetivo desnudarlos, mostrar esas aristas que son también las nuestras. Servir de espejo para el público.

¿A qué teatro malagueño o español cree que le iría como anillo al dedo?

Echegaray, Centro Provincial María Victoria Atencia y lugares por el estilo. Se estrenó el 3 de noviembre en la Sala Joaquín Eléjar.

¿Me habla del elenco?

Paco Poco y Víctor Castilla, que, junto a su director, Juan Antonio Hidalgo, han realizado un montaje fantástico, que ha gustado mucho al público y del que me siento muy orgulloso. Próximamente se verá también fuera de Málaga.

Juan Mayorga y Carmen Resino han entrado recientemente en la colección Letras Hispánicas de Cátedra. ¿qué otros nombres destacaría?

Me va a permitir que le hable de mujeres, porque vienen pegando fuerte. Algunas de ellas llevan ya muchos años ahí: Yolanda García Serrano, Ana Vallés, Laila Ripoll, Lola Blasco, María Velasco, Denise Despeyroux, Carolina África, Laura Aparicio, Diana de Paco, Itziar Pascual, etc. Con varias de ellas tengo la suerte de compartir catálogo en Ediciones Invasoras.