­La importancia de la educación sobre los más pequeños de la casa está, hoy más que nunca, a la orden del día. Cómo educarlos, qué hacer y qué no, cómo hablarles, qué dejarles hacer o cómo castigarles son muchas de las cuestiones en las que se sumergen los padres, en ocasiones dudosos e inseguros sobre cómo será el desarrollo de sus hijos y cómo hacerlos mejores personas.

Evania Reichert, terapeuta especialista en el estudio de la relación entre las etapas de la infancia y la formación del carácter, tiene claro la importancia de esa fase en el proceso vital del niño. La autora del libro «Infancia, la edad Sagrada», se apoya desde sus bases para redirigir la educación hacia la autorregulación y pleno desarrollo vital, ya que para ella es la medida óptima entre la permisión y la contención, la que permite ofrecer a los pequeños la posibilidad de la autoeducación, convirtiéndose en autoeficientes. Hay una frase de Wilhelm Reich que a la terapeuta le gusta resaltar como ejemplo de sus visión: «hay cosas que no se educan».

¿Cómo es de importante la infancia para la vida futura de un niño?

La infancia lo es todo. Es la base y el cimiento de nuestra estructuración como personas. Se trata de una época determinante tanto para el desarrollo del cerebro como para el psicoafectivo, psicomotor y cognitivo. Más allá de todo esto, es en la primera infancia cuando nace y se estructura la capacidad de ser amorosos, respetuosos y solidarios, o sea, es cuando nace nuestra humanidad todo que nos puede enriquecer a lo largo de la vida.

Para aclarar las posibles dudas que puedan surgir, ¿qué podría considerarse una buena infancia?

Para mí, es esencial que todos, los que cuidan y conviven con niños directamente, tengamos un buen conocimiento acerca del desarrollo infantil y su relación con la pulsión vital de los niños y niñas en cada edad. Y los adultos debemos estar atentos para no reaccionar a partir de nuestras propias neurosis con los pequeños. Si se cultiva una educación con consciencia y respeto a los ritmos naturales de la niñez y si las personas comprenden que la infancia es una edad sagrada y tienen presente el sentido de prevención con los efectos negativos de cómo los adultos reaccionan con sus hijos y alumnos, ciertamente tendremos niños con una buena infancia.

¿Cuáles son los aspectos claves a desarrollar en un niño en ese periodo de sus vidas?

Hay mucho que hablar acerca de eso, pero hay una palabra que sintetiza lo esencial. Fundamental es el desarrollo de la vitalidad, la herencia más importante que se puede ofrecer a un niño o niña. Y para que nuestros hijos e hijas sean personas con gran vitalidad, y por consecuencia, que estén libres de los cuadros de depresión en la adolescencia y adultez, es necesario cultivar el sentido de autorregulación y pleno desarrollo vital en los primeros años de vida, especialmente en los primeros tres años.

El tema de la autorregulación, puede crear polémica entre los padres, ¿cómo es de importante en un niño?

Surge polémica cuando hay una comprensión distorsionada de qué es autorregulación. El cultivo de autorregulación es la única salida para la salud biopsicológica de la humanidad. Si no permitimos el desarrollo sano de los instintos humanos, si no permitimos que el desarrollo psicomotor sea pleno en cada edad, o si no creamos medios para que la niñez sea un tiempo bueno, seguiremos en el mismo camino perdido en que estamos, o sea, creando un mundo con personas cada vez más enfermas, depresivas, psicóticas, violentas, suicidas, que viven en un gran sufrimiento psíquico.

Proteger a los hijos es algo innato para un padre,¿cómo de perjudicial puede ser para un niño la sobreprotección de los padres?

La sobreprotección es tan perjudicial como el abandono y el descuido. No hay nada peor en la niñez que se te impida desarrollarte o que se cercene lo que nace en cada edad. Los primeros años están llenos de nacimientos cada día, en todas las áreas del desarrollo infantil, y esta protección excesiva impide que los pequeños se apropien de virtudes tales como la autonomía, la confianza y la independencia.

¿Existe un punto intermedio entre la educación autoritaria y la liberal?

Con los cambios de las formas antiguas de educar, podemos decir que en muchos casos nos vamos de un extremo hacia el otro, pero no se pude generalizar. Hoy tenemos muchos proyectos educativos de gran importancia, con visiones muy claras del cultivo de autorregulación, y que están en el punto intermedio y sano.

Innegablemente, la sociedad está cambiando, ¿cómo influye en la infancia de un niño?

Hay un lado malo y un bueno. El malo es la falta de vida junto a la naturaleza, la falta de respeto y de humanización en el nacimiento y en los primeros meses de vida, el uso muy temprano de tablets y móviles en el día a día de niños o de los bebés que se van a la guardería con tres meses por falta de una política pública con permiso de maternidad de mínimo un año, etc. Eso genera el cuadro grave de desestructura emocional que estamos viendo en el mundo actual: depresión creciente, dependencias emocionales y químicas preocupantes. El lado bueno del mundo actual es que estamos mirando la crisis y la falencia gradual del modelo patriarcal y con eso el nacimiento de nuevas formas de educar y vivir, más sanas y humanizadas. Hay que conectarse con eso, con lo sano que surge en medio del caos. Hay un bello loto naciendo en medio del lodo.

¿Cómo de importante es la neurociencia para conocer esta etapa mejor?

Los avances científicos son muy importantes ya que aportan numerosos datos sobre esta evolución. Más allá de la importancia de la investigación, en nuestro trabajo se centra en la prevención y esos avances son esenciales para sostener y confirmar la urgencia de realizar cambios positivos en la educación y en el desarrollo de dentro de la infancia de los niños.