Los barracones que la Junta de Andalucía tenía que instalar en los terrenos de la Universidad Laboral para dar respuesta a las necesidades de escolarización de 180 alumnos de Secundaria que viven en Teatinos. Educación no ha acreditado aún la finalización de los trabajos, por lo que estos estudiantes se ven obligados a seguir dando clases en la sala de TV de la cercana Residencia Andalucía, cuando está a punto de terminar ya el primer trimestre del curso.

Los padres ya creen que, en el mejor de los casos, el traslado a los módulos prefabricados no se producirá hasta después de las vacaciones de Navidad. Dicen que no reciben información por parte de la Junta. «A raíz de la convocatoria de las elecciones autonómicas todo ha quedado paralizado», se lamenta Mar Villanueva, portavoz de la plataforma Prometo, que integra a familias y vecinos de la zona y que desde hace más de 15 años reclama la construcción de un instituto en Teatinos.

Las obras de este centro educativo van cumpliendo los plazos previstos, pero no podrá entrar en servicio hasta el mes de septiembre, ya en el curso 2019/2020. De ahí que la Junta aportara como solución alternativa, «en el mes de abril», recuerda Villanueva, la construcción de estas aulas prefabricadas que tenían que haber estado terminados en septiembre. A falta de dos semanas para que termine el primer trimestre, aún no están en uso.

«Estamos indignados», resume Mar Villanueva. Porque tampoco reciben información de la Junta. «Lo que sabemos es a través del distrito y, a su vez, de la Gerencia Municipal de Urbanismo», añade. Faltarían, desde el pasado 17 de octubre, según le han dicho a los padres, el certificado de final de obra, fotografías que lo acrediten y el informe favorable de Bomberos para poder trasladar a los alumnos a los barracones.

«Todo esto no es más que la prueba evidente de la falta de previsión absoluta y la falta de sensibilidad de la Junta desde el primero momento», critica la portavoz de Prometo. «No son capaces de terminar ni lo provisional», continúa.

Mientras tanto, los 180 alumnos afectados por esta demora siguen dado clases en una sala «que no reúne las mínimas condiciones, porque son salas de ocio que no están previstas para tener uso docente y tienen columnas en el medio que dificultan la visibilidad», explica. Además, los alumnos tienen que compartir el baño con los residentes, «personas que los utilizan para asearse y ducharse ya que esto no deja de ser una invasión de su espacio», asegura.