Valorar los daños que la pintura vandálica provoca en la ciudad es prácticamente imposible. Muchas de ellas no son denunciadas por la titularidad del inmueble y a la vista de cómo se encuentran muchos puntos de la capital los propietarios ni se molestan en retirarlas. El Ayuntamiento de Málaga, sin embargo, sí cuenta desde 2001 con los servicios de Limasa para las tareas de limpieza de pintadas y grafitis en fachadas municipales.

Según fuentes del Área de Medio Ambiente, el presupuesto anual previsto para estos trabajos asciende a 240.600 euros y se desarrollan en 255 jornadas de trabajo que se realizan de lunes a viernes. Entre el 1 de enero y el pasado 1 de diciembre, el Consistorio ha contabilizado un total de 1.025 actuaciones.

Noviembre, con 128 intervenciones, fue el mes más activo. Aunque el servicio se extiende por todos los distritos, las fuentes indican que la frecuencia depende de la importancia de la zona y el inmueble. En este sentido, las fachadas de edificios relevantes y los monumentos del Centro Histórico son los que más atención reciben.

Este servicio cuenta con dos equipos. Uno de ellos es el furgón arenero, cuyo operario se encarga de eliminar las pintadas mediante la proyección de un chorro de agua a presión mezclado con minúsculas partículas de arena. Este sistema, sin embargo, es muy agresivo y sólo se usa en aquellas superficies que no presenten un acabado revestido de cemento o pintura acrílica. Lo normal, según el Ayuntamiento, es que sólo se use agua a presión. Si se trata de un monumento o un edificio histórico, siempre se hace sin arena, con decapantes muy diluidos y en presencia de un responsable del Área de Cultura.

El segundo equipo está formado por dos trabajadores y otros tantos vehículos de caja cerrada cuya labor consiste en eliminar los grafitis de los edificios municipales mediante la aplicación de pintura del mismo color que el elemento afectado, generalmente en fachadas revestidas con cemento y con acabado de pintura acrílica.