Tras su salida a Bolsa en 2017 y la conclusión del proceso de integración de su antigua filial CajaEspañaDuero, que ha finalizado este mismo año, Unicaja Banco busca ahora dar un nuevo salto de dimensión que le permita seguir recortando distancias con la gran banca y dejar el club de las entidades de tamaño mediano (siempre expuestas al riesgo de resultar apetecidas por algún grupo mayor). Las conversaciones abiertas con la asturiana Liberbank para una posible fusión se iniciaron de manera discreta hace unos meses y esta misma semana han sido comunicadas oficialmente por ambos bancos a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). La entidad malagueña, presidida por Manuel Azuaga, ha considerado siempre como irrenunciable para plantearse una operación de este tipo mantener la sede social del banco resultante en Málaga, un punto de partida que se cumpliría, ya que la diferencia de tamaño de ambos bancos, aunque no abrumadora, sí es favorable a Unicaja. Fuentes del sector financiero consultadas por este periódico dan por hecho que las conversaciones parten de la premisa de que Málaga será el centro de operaciones de la hipotética fusión.

Unicaja tiene actualmente casi 57.000 millones de euros en activos (es la octava del ranking nacional) por los 39.000 de Liberbank (undécima), lo que dibujaría un peso del 60% del banco malagueño en la fusión. De hecho, fuentes del sector financiero comentan que en realidad Unicaja absorbería a Liberbank, cuyo consejero delegado es Manuel Menéndez. Esta ecuación de canje, es decir, la participación de cada entidad en el grupo resultante, se elabora teniendo en cuenta diferentes factores, tales como el tamaño, los modelos IRB y otros elementos del negocio como la tracción comercial.

El nuevo banco pasaría así a ocupar, con casi 96.000 millones, la sexta plaza de la clasificación nacional, adelantando a Bankinter (76.200) y a Kutxa (58.100), según los últimos datos del sector correspondientes a septiembre de 2018. Ya sólo estaría por delante el quinteto compuesto por Santander (1.444.600), BBVA (668.900), Caixabank (387.700), Sabadell (217.700) y Bankia (204.000). También la capitalización bursátil de Unicaja es mayor (casi 1.900 millones de euros frente a los algo más de 1.300 de Liberbank).

Estas cifras, unidas al hecho de que la entidad malagueña está también más saneada, apuntala además la idea de que Unicaja encabezaría el consejo de administración tras la fusión, con Azuaga de presidente no ejecutivo, mientras que Manuel Menéndez podría ocupar el puesto de consejero delegado. En todo caso, las negociaciones serán arduas en los próximos meses. Unicaja ha fichado al banco de inversión italiano Mediobanca para estudiar la operación. Deutsche Bank estaría asesorando a la antigua caja asturiana. En algunos ámbitos se cree que las conversaciones podrían estar más avanzadas de lo que se piensa y que la fusión podría cerrarse en la primera mitad de 2019.

Unicaja, de momento, mantiene un mutismo absoluto en torno al proceso. En el comunicado remitido a la CNMV el pasado miércoles sí deja claro que el proceso, si se consuma, tendrá que ser bajo las directrices que considere satisfactorias. «Unicaja Banco comunica que de forma regular analiza potenciales oportunidades de inversión u operaciones corporativas que pudieran resultar de interés para todos sus accionistas», rezaba el hecho relevante remitido.

De entrada, la operación cumple con las premisas necesarias para su rentabilidad. Ambas entidades son de tamaño y mediano y bastante complementarias en cuanto a ámbito de actuación. Unicaja centra su negocio en Andalucía y Castilla-León, en tanto Liberbank tiene más presencia en la zona norte de España, Castilla-La Mancha y Extremadura. Unicaja tiene cerca de 7.000 empleados y 1.200 oficinas (aunque acaba de cerrar con los sindicatos un plan de salidas voluntarias a tres años para 760 y trabajadores y prevé también el cierre de un máximo de 249 sucursales), mientras que Liberbank tiene casi 700 oficinas y 4.000 empleados.

Entre los analistas, la valoración es que la operación sería beneficiosa. Renta 4 cree que podrían lograrse unas sinergias de costes en torno a 200 millones y Credit Suisse estima que el negocio combinado generaría un beneficio neto de 411 millones en 2019 y de 544 millones en 2020, así como una rentabilidad sobre su valor en libros (RoTBV) del 8,5% y el 9%, respectivamente. La operación, por otro lado, sería vista con buenos ojos por el Banco Central Europeo (BCE) y otras autoridades de la zona euro, que continúan llamando a la consolidación del sector bancario.

En cuanto a la fórmula con la que pudiera acometerse, fuentes financieras afirman que, por ahora, «todas las opciones están abiertas». La que más se viene comentando es la posibilidad de una ampliación de capital por parte de Unicaja y un posterior canje de acciones con los accionistas de Liberbank. Sin embargo, tampoco es descartable que se haga una fusión «a pulmón», y que la ampliación de capital, si hubiera lugar, se realizara con posterioridad. El grupo resultante podría aprovechar las sinergias, la liberación de capital o la venta de activos para hacer frente a los costes de reestructuración (que algunos cifran entre 350 y 450 millones), principalmente por la integración informática y los ajustes de plantilla en los servicios centrales.