Las enfermedades hepáticas asociadas a fármacos son un problema de salud que aún no se ha resuelto. Pero esto podría cambiar pronto gracias a una investigación que va a coordinar el Insituto de Investigación Biomédica de Málaga (Ibima) y con la que se pretende entender por qué ocurre, qué características tiene el individuo que le hace desarrollar este efecto adverso y, con todo ello, evitar administrarlas a los potenciales afectados.

Con este propósito, el Ibima coordinará durante cuatro años la red de Coordinación Europea en Ciencia y Tecnología (COST) Prospective European Drug-Induced Liver Injury Network, Pro Euro DILI Network. Se trata de la primera vez que un instituto español lidera un COST, algo que es "tremendamente relevante para el país y para Málaga", ha explicado hoy el director gerente del Hospital Virgen de la Victoria, José Antonio Medina. Esto se debe a que hay dos profesionales líderes mundiales en esta patología en Málaga, Raúl Andrade y Maribel Lucena.

Andrade es el investigador principal de este grupo de Ibima, director de la Unidad de Digestivo del Hospital Virgen de la Victoria y catedrático de la Facultad de Medicina de la UMA; mientras que Lucena es la co-investigadora principal de Ibima, responsable de la Unidad de Farmacología Clínica de dicho hospital además de catedrática de la UMA.

El programa COST es una acción estratégica de la Unión Europea para realizar sinergias en el ámbito de la investigación. La intención de esta iniciativa es crear una herramienta que potencie el intercambio de conocimiento e investigadores entre centros de excelencia y que potencie el liderazgo científico y tecnológico en Europa. La hoja de ruta de esta red COST es diseñar estrategias conjuntas con la Agencia Europea de Medicamentos y la industria farmacéutica, además de contar con la voz de asociaciones de pacientes.

Ambos profesionales han detallado que las enfermedades hepáticas debidas a medicamentos tiene que ver con que fármacos eficaces provocan en algunos sujetos una reacción adversa e inesperada en el hígado que puede llegar a ser grave, representando por ello un desafío para los médicos y la industria farmacéutica.

Retirada de medicamentos

La toxicidad hepática supone más del 30 por ciento de la retirada de medicamento durante la fase de desarrollo clínico del medicamento, ha asegurado Maribel Lucena, señalando que "es un gran dolor para la industria que queden frustradas sus potencialidades para desarrollar un medicamento novedoso".

El problema, ha resaltado, es que la toxicidad que provoca en algunas personas no puede ser predicha anteriormente "porque hay elementos que hacen único a ese individuo a la hora de responder ante al medicamento. Son unas características únicas del huéspedes".

Por ello, lo que intentan es trasladar esa variabilidad biológica del individuo a los modelos experimentales para dar respuesta de una forma predictiva y no tener que proceder a retirar un producto durante su desarrollo clínico o una vez que aparece en el mercado "con el sufrimiento que eso conlleva para los pacientes que se puedan ver envueltos en problemas de toxicidad hepática".

Por su parte, Andrade ha insistido en que "es impredecible por qué ocurre" y, por tanto, el objetivo es comprenderlo, saber qué características tiene ese individuo que le hace propenso a desarrollar el efecto adverso, que puede llegar a ser muy grave, y tratar de evitar que vuelva a ocurrir. Es decir, identificar a esos sujetos que son incapaces de tolerar un medicamento para no administrárselo.

Sobre si es el medicamento o el individuo el que hace que se produzcan estas enfermedades hepáticas, el investigador principal ha subrayado que "el medicamento tiene que tener alguna propiedad físico-química que hace proclive al paciente a producir una lesión en el hígado". Así, "nuestro hígado está preparado para desarrollar mecanismos de tolerancia a ese daño", pero "una fracción mínima de individuos son incapaces de desarrollar esa tolerancia por razones que todavía hoy no comprendemos bien".

Asimismo, también esta toxicidad es producida por hierbas y suplementos dietéticos, por lo que los profesionales han instado a la población a no consumir ninguno sin consultar antes a un médico.