Los materiales para la tecnología del futuro próximo se experimentan ya en un laboratorio de la Universidad de Málaga que ha obtenido importantes avances para sustituir el silicio que se emplea por ejemplo en las células fotovoltaicas. El objetivo es lograr fabricar una tecnología más económica y sostenible basada en células orgánicas.

El protagonista de este avance es el Laboratorio de Fabricación y Caracterización de Transistores de Efecto de Campo de la Universidad de Málaga, liderado por la profesora Rocío Ponce. «La electrónica basada en el silicio es bastante más cara de lo que sería la electrónica orgánica simplemente por su proceso de fabricación; una de las ventajas fundamentales de los materiales orgánicos es que pueden ser sintetizados de forma mucho más económica para una electrónica más barata, flexible e incluso transparente», explica Rocío Ponce.

Uno de los puntos clave de los materiales orgánicos, según detalla esta profesora e investigadora, es que se pueden modificar las propiedades electrónicas u ópticas de éstos para hacer que tengan determinadas características. El silicio, sin embargo, es más difícil de alterar. «Puedes hacer pequeñas modificaciones, pero no tiene la versatilidad que tiene la química orgánica de funcionalizar químicamente el material para obtener una propiedad característica».

Sin embargo, los materiales orgánicos aún presentan menor eficiencia en algunos casos. Este laboratorio de la UMA se centra en una investigación básica para entender el funcionamiento de los mismos en los dispositivos y ser capaz de mejorar racionalmente su eficiencia. «Nosotros utilizamos técnicas espectroscópicas para tal fin. Los resultados que obtenemos son fundamentales para entender el comportamiento de estos materiales en estos dispositivos electrónicos».

Uno de los objetivos que persigue este campo de investigación es buscar «la electrónica del futuro». Así, la profesora Ponce explica que con estos materiales se pueden fabrican dispositivos de poca durabilidad, es decir de 'usar y tirar', pero con un precio muy económico, lo cual es necesario para algunas aplicaciones. «Yo lo veo como una alternativa que complemente a la electrónica inorgánica», explica.

Sin embargo, ya existen dispositivos en el mercado basados en materiales orgánicos. Un ejemplo son los dispositivos Organic Light-Emitting Diode (OLED) que utilizan materiales orgánicos como el material emisor de luz, los cuales aportan más brillo y contraste.

El laboratorio colabora en la investigación con la Universidad de Northwestern, concretamente con el grupo del profesor y químico Tobin J. Marks -ganador del premio Príncipe de Asturias 2008-, en investigación científica y técnica, a los que complementan con sus estudios espectroscópicos y cálculo químico-cuánticos. «Es fundamental en la ciencia, o por lo menos en nuestro campo de investigación, la colaboración con otros grupos de investigación, tú solo no haces nada».

De hecho, un estudio en colaboración con el grupo de Tobin J. Marks ha llamado la atención de la Academia de las Ciencias de EEUU, que le ha dedicado un artículo en la revista científica estadounidense PNAS. El grupo de investigación del laboratorio en Málaga está conformado por estudiantes de doctorado e investigadores consolidados que trabajan de forma conjunta.

La profesora Ponce ha participado también en la serie audiovisual científica Universo Sostenible emitida en La 2, un proyecto de CRUE Universidades Españolas en el que siete investigadores españoles mostraron los resultados de estos nuevos materiales más económicos y accesibles.