«Tuve cáncer y no pudo conmigo, así que me dije que no iba a parar de luchar hasta conseguir que mis hijos estuvieran también conmigo, con su padre», confiesa Miguel González.

Este licenciado en Económicas de 48 años ha conseguido su sueño: una juez del juzgado de primera instancia número 3 de Torremolinos le ha concedido la custodia compartida de sus dos hijos de 10 y 11 años, con los que a partir de ahora podrá estar en semanas alternas. Hasta ahora la custodia la tenía la madre y el padre estaba con sus hijos dos días a la semana y fines de semana alternos.

La sentencia, que puede ser recurrida, señala que «no es de recibo» el excesivo número de horas de actividades extraescolares de sus hijos, que le impedían pasar más tiempo con ellos los días entre semana acordados: los martes y los jueves. «Al final esos días sólo podía estar unas tres horas y media con ellos», explica. La sentencia limita el número de actividades extraescolares para que no se repita.

Miguel González quiere que su caso particular sirva de acicate a otros padres que están en una situación parecida para que no tiren la toalla en su batalla judicial por la custodia compartida. En su caso, explica que ha sido una reclamación que ha tardado en llegar«seis años y diez meses», después de perder un anterior juicio. El caso llegó entonces hasta el Supremo.

«Acabo de empezar con la custodia compartida y los niños están contentísimos. Me gustaría que los jueces tuvieran conciencia del drama que se crea cuando al padre se le separa de los hijos porque, por norma, la custodia se le da a la mujer».

También subraya el caso de muchos padres que firman un convenio con su pareja, «pero muchas veces firmamos para que no nos destrocen la vida, porque hay padres a los que les quitan la casa, les damos la pensión... hay padres que tienen que pagar la hipoteca e irse de alquiler; pero yo no lo habría firmado en la vida si llego a saber que la Justicia me iba a dar la custodia compartida», argumenta.

Miguel González también llama la atención sobre lo que considera el arma de la conflictividad: «Muchas madres generan conflictividad porque saben que entonces no nos van a dar la custodia compartida y van a seguir cobrando la pensión, que es la clave; eso es subvencionar a las madres a costa de nuestro trabajo y sudor», se queja.

En este sentido, considera injusto que, por sistema, la custodia se le dé a la madre, aunque precisa: «Hay que revisar todos los casos, pero desgraciadamente se revisan más los casos de hombres que de mujeres, y eso deja el campo abierto a abusar de situaciones».

Por todo ello, se pregunta por qué no, cuando se produce la ruptura de la pareja, no se le puede conceder al padre la custodia compartida con la madre, «cuando hemos criado a nuestros hijos, los hemos llevado al colegio, los hemos formado y se nos niega ese derecho».

Miguel González confía en que los tiempos cambien y que lo que considera una discriminación acabe desapareciendo y la figura de la custodia compartida termine siendo la predominante en España. «Sobre todo, porque es lo mejor para los niños», subraya.