Tal y como se pronosticaba a inicios de año, el crecimiento en la provincia de Málaga se ha moderado en este 2018 debido fundamentalmente a que la economía mundial atraviesa una fase de desaceleración y a que los famosos «vientos de cola» que en ejercicios anteriores daban un impulso extra a la actividad (caso de los bajos precios del petróleo, la reforma fiscal o la política monetaria europea) ya no tienen igual incidencia. Si en 2017 el PIB de la provincia registró un aumento del 3,3%, este año la subida se quedará en el 3%, un porcentaje que en todo caso sigue siendo bueno y que ha permitido que Málaga continúe generando empleo y reduciendo su paro, aunque a menor ritmo que antes.

Además, repite un año más como locomotora andaluza, al ser la provincia que más crece. La media andaluza es del 2,5% y Sevilla y Cádiz serían las que más se acercarían a Málaga, con subidas en torno al 2,7% o 2,8%.

El balance es así positivo en creación de empleo y bajada del paro aunque las cifras de desempleo (que prácticamente doblan aún a la de la época precrisis) son aún intolerables para una economía como la malagueña. Málaga tiene, al mes de noviembre, algo más de 152.000 parados inscritos en las oficinas de empleo (6.200 menos que hace doce meses y el nivel más bajo desde 2009) y una tasa de paro del 17,8% de la población activa (por encima del 14,5% de media nacional y por debajo del 22,8% andaluz). La cifra de afiliados a la Seguridad Social se sitúa en 603.939 (22.605 afiliados más que hace un año), con el mejor nivel de ocupación de siempre a estas alturas del año.

Otra característica de este ejercicio es la consolidación de un nuevo tope histórico de autónomos. Málaga tiene ahora 116.840 trabajadores por cuenta propia, 4.608 más que hace un año, lo que revela que muchos siguen optando por el autoempleo por falta de perspectivas laborales. Los sindicatos creen que este auge esconde también abusos por parte de las empresas, que recurren a la figura del «falso autónomo».

La reactivación deja además un ritmo de creación de empresas que sitúa a Málaga con un censo muy cercano ya al de antes de la crisis. La recesión se ha llevado en estos años por delante en estos diez años a más de 18.000 empresas y 100.000 empleos de la provincia, pero se están generando nuevos negocios que compensan en parte a los que desaparecen. Málaga cuenta ahora mismo con más de 57.200 firmas de alta en el Régimen General de la Seguridad Social. La cifra ha caído ligeramente respecto a hace un año pero se mantiene muy próxima a las 58.800 de 2007, en la cúspide del boom económico.

Otro buen medidor de la actividad es la constitución de sociedades mercantiles. Este año se han generado hasta octubre más de 4.582 firmas, un 7% más que en el mismo periodo de 2017. Málaga es así la tercera provincia española con más creación de sociedades este año tras Madrid (18.314) y Barcelona (11.950) y por delante de Valencia (4.534).

La Confederación de Empresarios de Málaga (CEM) reconoce que uno de los retos del tejido malagueño y andaluz es elevar su dimensión para generar más empleo, ya que las plantillas medias de las empresas son, por lo general, más reducidas que las de antes de la crisis. De hecho, la tasa de paro en 2007 era sólo del 10,4%.

El presidente de la CEM y de la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA), Javier González de Lara, cree que 2018 ha sido un buen año. «Seguimos en una senda de crecimiento, que se está moderando pero no deteriorando. La economía genera empleo y riqueza. Somos la tercera provincia de España que crea más empresas y eso hay que valorarlo. La desaceleración es casi testimonial. Los riesgos vienen de la situación política internacional y nacional. Pero lo importante es que Málaga presenta un crecimiento sostenible, no de dientes de sierra, con sectores como la agroindustria que suman mucho y otros como la construcción que crecen de forma más ordenada que en el pasado», comenta.

Respecto al paro, señala que el actual 17% está ya más cerca de la media nacional (14%) aunque recuerda que a Málaga siempre le ha costado mucho reducir el paro porque atrae a mucha población activa. «Incluso en los momentos del boom económico costaba bajar del 10%. Y nos preocupan mucho colectivos como los jóvenes o los mayores de 45 años. Debemos hacer un esfuerzo para corregir esa situación de alto paro», apunta.

De cara a 2019, opta por ser positivo, pese al enrevesado panorama político. «Será un año de estratégico y necesitamos que haya un liderazgo institucional y menos inestabilidad política. Se está gobernando por decreto ley y no hay todavía Presupuestos Generales del Estado. La cuestión catalana está consumiendo muchas energías», opina.

Desde Analistas Económicos de Andalucía, del Grupo Unicaja, su coordinadora de informes, Felisa Becerra, achaca la moderación del crecimiento económico al contexto exterior. «Las tensiones comerciales EEUU-China o el Brexit han introducido más componentes de incertidumbre. Además, los vientos de cola que otros años impulsaban la economía ya no tienen la misma incidencia», señala. Aún así, la economía sigue creando empleo.

«El número de afiliados a la Seguridad Social es ya superior al de antes de la crisis, aunque pueda haber debate sobre la calidad del empleo generado. Los servicios es el sector que más tira y la construcción sigue recuperándose. La actividad inmobiliaria crece (viviendas visadas, superficie a construir) y eso augura que el segmento seguirá al alza», comenta. El turismo, a su juicio, continúa fuerte, pese a que los crecimientos son ya inferiores a los de años anteriores. «Sube el visitante nacional frente a una demanda extranjera cuyo impulso ha disminuido algo», apunta.

Turismo y construcción

Los economistas también están satisfechos. El decano del Colegio de Málaga, Juan Antonio Robles, cree que 2018 ha sido un buen año, «algo peor que 2017 y seguramente mejor de lo que será 2019». «La economía se está ralentizando pero seguimos creciendo. Hemos mejorado en competitividad y estamos a la cabeza del crecimiento andaluz», añade.

Robles destaca la recuperación de la construcción y, aunque invita a estar «vigilantes» ante la subida del precio de la vivienda, no observa de momento riesgo de burbuja. «Para que eso ocurriera también tendría que darse una burbuja financiera y no es el caso. Los bancos están muy comedidos en la concesión de crédito hipotecario», reflexiona.

El decano también resalta el dinamismo empresarial de la provincia aunque lamenta que muchas de las firmas que nacen no sobrevivan. «Málaga crea muchas empresas, pero también tiene un alto índice de mortandad empresarial. Necesitamos capitalizar más a las empresas que nacen y no someterlas a tantos impuestos y burocracia», afirma.

Por parte de los sindicatos, el secretario general de CCOO, Fernando Cubillo, afirma que el empleo crece, aunque hay que trabajar en la mejora de su calidad. «En 2019 queremos trabajar para que la mujer, que es la que más sufre la temporalidad, pueda seguir equiparándose a nivel laboral», comenta. Con respecto a los salarios, 2018 ha dejado la mayor subida pactada en convenio colectivo de los últimos nueve años con un 1,9% de promedio. Y marca como objetivo para España la subida del Salario Mínimo Interprofesional. Cubillo también insta a mejorar la relación entre oferta laboral y demanda.

«Hay trabajadores malagueños cualificados que tienen que irse fuera a buscar un empleo. Y al mismo tiempo no todo el empleo que se genera en la provincia es ocupado por parados malagueños. Hay un desfase entre titulaciones y demanda del mercado de trabajo que tenemos que mejorar», dice.

Por sectores, el año ha sido de nuevo positivo para el turismo. La Costa del Sol acumula en los once primeros meses de 2018 una leve subida del 0,5% en el número de viajeros hoteleros (destaca el incremento del 2,1% de los viajeros nacionales mientras que los internacionales bajan un 0,4%. En total, el destino recibió hasta noviembre un total de 5.165.276 viajeros hoteleros, según los últimos datos del Boletín de Coyuntura Hotelera que elabora Turismo Costa del Sol.

En cuanto a las pernoctaciones hoteleras generadas por estos viajeros, la tendencia es similar: crecen el 3,3% el total de pernoctaciones de españoles, mientras que los extranjeros reducen en un 2% sus estancias, superando la barrera de los 19 millones de pernoctaciones en los primeros once meses y con un descenso total del 0,7%.

El sector agrario ha firmado en este ejercicio las segundas mejores cifras de su historia gracias a las lluvias de primavera y otoño, con una facturación de 803,78 millones de euros y una subida del 8,7% en relación a 2017, según el balance publicado hace unos días por Asaja Málaga.

Agricultura y construcción

El comercio exterior baja algo sus cifras debido al menor precio de productos en el mercado de productos como al aceite. Málaga lleva 1.736 millones de euros acumulados en exportaciones hasta octubre (un 7,6% menos que en 2017). Las firmas agroalimentarias acaparan ellas solas el 53% del total exportador de Málaga.

Por su parte, la construcción ratifica en este 2018 su revitalización. En los diez primeros meses del año se han contabilizado un total de 27.890 compraventas de viviendas en Málaga, con un aumento del 7,4% y 15.887 hipotecas firmadas (un 11% más). El sector está inmerso desde hace tres años en la construcción de nuevas promociones, ya que el stock de viviendas heredado de la crisis está casi finiquitado. También la cifra de proyectos sigue subiendo. Según el Colegio de Arquitectos los tres primeros trimestres del año se han saldado con 5.418 viviendas visadas, 41% más que en 2017. La cifra es la más alta en diez años.

Lo que sigue sin repuntar es la obra pública, que en los dos primeros cuatrimestres del año caía un 22% con sólo 184 millones de euros licitados. Con estos datos, se estima que el conjunto del año se moverá bastante por debajo de los 300 millones. Antes de la crisis, Málaga se movía entre los 1.000 y los casi 1.500 millones al año.