Los bancos han impuesto durante los años de la crisis un restricción máxima a la concesión de créditos al sector privado, algo que hizo sufrir mucho a particulares y empresas aunque el sector alega que la economía española, como recomendaba Bruselas, requería de un severo proceso de desapalancamiento (desendeudamiento del sector privado) tras unos años de consumo disparado. De esta forma, el volumen actual de préstamos en manos de familias y empresas malagueñas (30.838 millones de euros, según los últimos datos del Banco de España a septiembre de este año) está más de un tercio por debajo de los máximos de 2008 (cuando la cifra en la provincia llegó a un récord de 47.500 millones en crédito vivo). La cifra actual representa además el saldo crediticio más bajo que maneja el sector privado de Málaga desde hace doce años (septiembre de 2006).

Esta dinámica tiene fiel reflejo también en la ratio créditos/depósitos, que en términos macroeconómicos ofrece ya una relación más equilibrada. Así, el sector privado adeuda ahora a los bancos en préstamos un 30,2% más de lo que tienen ahorrado en depósitos (23.671 millones). La ratio puede resultar todavía demasiado elevada para los estándares europeos pero, desde luego, es mucho más baja que la de comienzos de la crisis, cuando el sector privado malagueño manejaba en créditos hasta un 135% más de lo ahorrado. Lo cierto es que no hay una ratio créditos/depósitos de referencia que puede considerarse como idónea para una economía (hay otros instrumentos de ahorro al margen de los depósitos bancarios), pero sí han comentado varias veces que ese 135% que se registraba en Málaga en el boom económico era un endeudamiento a todas luces excesivo.

Una provincia de alto consumo

La provincia, por su especial dinamismo inversor, siempre ha manejado unas tasas más altas que otras zonas en este apartado. En la Eurozona, por ejemplo, la ratio es inferior al 10%.

No obstante, la sensible bajada de liquidez en manos del sector privado respecto a antes de la crisis también ha dejado efectos muy nocivos para la economía. La Confederación de Empresarios de Málaga (CEM) ha lamentado en múltiples ocasiones que una parte importante de las más de 18.000 empresas que han desaparecido en la provincia durante los años de la recesión lo hicieron, no por falta de negocios, sino de liquidez para funcionar.

Por otro lado, sin suficiente crédito no hay posibilidad de expansión económica, lo que puede lastrar la reactivación que se viene produciendo en estos años, algo mucho más aplicable a una provincia como Málaga, tan dependiente del consumo por la alta implantación del sector servicios, según han recordado en varias ocasiones la CEM, el Colegio de Economistas y la Cámara de Comercio. En todo caso, las cifras de nuevas operaciones de crédito que conceden los bancos están ya subiendo respecto a años anteriores.