«Desde chico escribía. No sólo me gustaba sino que lo necesitaba», confiesa Manuel Alba. Este malagueño de 54 años, criado en el barrio de Dos Hermanas, encontró sobre todo en la poesía una forma de desahogo frente a su introversión.

Y fue posible, recuerda, gracias a la señorita Ana María, la profesora de Literatura que en el colegio Espíritu Santo de Dos Hermanas le descubrió los clásicos y los versos. «Era una maestra maravillosa. Me encantaban los poemas por lo que transmitían; la poesía era para mí algo más», subraya. Así que no es extraño que desde los 12 años juntara versos y que, animado por su familia, en 2009 publicara para sus amigos Retazos, un libro de poesía.

Pero Manuel, que trabaja desde hace casi dos décadas como responsable de mantenimiento en el Asilo de las Hermanitas de los Pobres, lleva toda la vida escribiendo y de hecho, es autor de pequeñas obras de teatro con mensajes sobre la amistad y la familia, así como de textos de prosa poética. Pero además ha estado escribiendo -con paciencia franciscana y parones de varios años- una novela titulada Rosas de sangre. «La empecé hace unos 25 años, primero a mano, luego a máquina y al final con el ordenador», detalla.

Y de nuevo, animado por su familia, decidió autoeditar la novela en Amazon hace unos meses, con versión digital e impresión en papel bajo demanda.

Rosas de sangre, explica, es la historia de amor de una pareja a lo largo de las décadas, y aunque la novela se inicia en 2010, enseguida retrocede a 1975, cuando se conocen en el colegio y a partir de ahí sigue su trayectoria.

La novela, subraya, está ambientada en Málaga, en especial en Huelin, con escenarios en el paseo marítimo Antonio Machado y calle Ayala, así como en El Bulto. «Realmente todo es inventado pero he disfrutado mucho yéndome a la Málaga de mi niñez, tirando del copo en la playa... son tiempos que he vivido y, quieras que no, hay mucho de mí, aunque hay gente que dice que es una novela autobiográfica, pero no es así; sí que hay reflexiones que van conmigo», puntualiza.

El escritor explica que con el matrimonio protagonista, que marcha un tiempo a Madrid y luego regresa, ha querido expresar el gran cambio que ha experimentado Málaga en todos estos años, «y por eso quería reflejar en cierta forma esa evolución».

A la hora de abordar la escritura, pese al largo periodo de tiempo transcurrido entre el inicio y el final de la novela, explica que planificó la obra, aunque a veces los personajes le terminaran conduciendo por otros derroteros. Y eso sí, a la hora de publicar hizo una importante labor de poda de lo prescindible, hasta dejarlo en menos de la mitad de la extensión original: «Me salían unas 500 páginas y empecé a quitar lo que no aportaba a la historia».

La buena acogida de la novela y el hecho de que la versión digital le haya permitido tener ya lectores en países como México o Venezuela, le animan a seguir con la aventura literaria, aunque en esta ocasión confía en no tardar tanto en concluir su próxima novela. «Tengo muchas historias en la cabeza y me lo he planteado porque en este tiempo he aprendido muchísimo», destaca ilusionado.