En estos momentos hay alguien en un despacho del Parlamento vaciando un escritorio. El mismo escritorio que hace menos de seis semanas pensaba acicalar para darle un aire fresco que coincidiera con el arranque de la nueva legislatura. Quizá, con una planta nueva para darle ese toque de verde que ayuda a relajarse entre tanto mobiliario estéril de oficina. Colocar un calendario para el año 2019. Preferiblemente, de la UGT. De esos que se doblan fácil, unido por anillas rojas y lleno de proclamas que recuerdan que hubo tiempos mejores. «Somos el Sindicato, somos tu Federación», por ejemplo. Una por cada mes, hasta completar el ciclo. El Parlamento andaluz tiene tantas salidas como entradas. Hay rumores que dicen que algunos cargos socialistas han pisado sus pasillos y no los han abandonado hasta bien entrados en la edad de jubilación. Aunque algunos hayan tardado en realizarlo, ese místico túnel sin salida se convertirá en las próximos días en un pasillo que recuerda a una subida al cadalso. Como todo lo que no se ve venir, todo está sucediendo muy de prisa. Si Susana Díaz. Hay un hecho que suma más sufrimiento a los corazones socialistas. Moreno no tendrá ni que sufrir, como sí lo hizo Díaz en 2015, cuando Podemos mantuvo bloqueada su investidura durante más de 80 días. La derecha, una vez más, ha demostrado que funciona como un rodamiento bien engrasado. Tanto es así que el PP no quiere esperar ni un minuto más porque lo llevan haciendo 36 años. Desean que el pleno de la investidura se celebre cuanto antes y así se lo han hecho saber a la nueva presidenta del Parlamento, Marta Bosquet. El protocolo exige dos días. Uno para el debate en sí, donde Moreno pronunciará su discurso y recibirá la réplica de Díaz, en lo que será la intervención más dura en su carrera política. Ni en sus peores pesadillas se veía en este negro panorama de derrota. El segundo día será para la votación en sí. Moreno recibirá la suma de los escaños que ocupan el PP, Ciudadanos y Vox. Serán 59 papeletas de conciencia plena. Por la tarde, Bosquet confirmó que el pleno de investidura se repartirá entre el 15 y 16 de enero.

La misma conciencia plena con la que muchos están asumiendo ya su nuevo destino. El más sonado, sin duda, el salto de Elías Bendodo a la política regional. Ocupará la Consejería de Presidencia y se convertirá en la persona de máxima confianza de Moreno. Las muestras de lealtad que le ha brindado a Moreno tendrán su recompensa. Bendodo se presenta estos días sosegado y humilde. Está cargando su agenda de presidente de la Diputación como si no hubiera un mañana. Como si fuera posible hacer todo lo que tienes pendiente en un día, antes de afrontar la mudanza. A los suyos le aterra que se pueda truncar su nombramiento a última hora y se vea atrapado en la política provincial, donde la única salida que le quedaba abierta era la de repetir por tercera vez como presidente de la Diputación. Y para eso habría que ganarla primero y no está la política para certezas en estos momentos. Su nombre lleva sonando desde la misma noche del 2 de diciembre. Pero ayer por la mañana empezó a confirmarse por múltiples canales. Llamadas, audios de voz y mensajes de Whatsapp. Por parte del PP, el habitual manual de estilo. Desmentidos y alusiones a que todo tiene su tiempo. Es el candidato más verosímil al puesto, pero no se anunciará hasta después de la investidura, en todo caso, señalan fuentes directas del PP de Málaga.

Fuentes de la negociación confirmaron a este periódico que la Consejería de Presidencia será para él. El partido no dará los nombres de sus consejeros hasta después de la investidura de Moreno. Presumiblemente, la foto con todo su gabinete se producirá justo al día siguiente. O sea, el próximo jueves.

Hay cierto malestar con la formación naranja por lo que se considera que son filtraciones a destiempo. «Que ellos anuncien a sus consejeros, pero no a los demás», lamentan en el PP de Málaga. Gajes del oficio que ni impedirán, sin embargo, que todo encaje para que Moreno pueda desfilar el viernes en la convención nacional del PP como el gran triunfador de la cita. No será Bendodo el único consejero malagueño en el futuro Gobierno andaluz. Aunque estrictamente hablando, Javier Imbroda, malagueño de adopción, con nacimiento en Melilla, ocupará la Consejería de Deporte y Educación. Confirma así su rápido ascenso dentro de Ciudadanos. Cabe recordar que llegó apenas unos meses antes de las elecciones andaluzas como independiente y con el aval directo de Albert Rivera. Por su trayectoria en el mundo del deporte, su perfil encaja. Imbroda ya fue gerente de la empresa municipal Málaga Deporte y Eventos con De la Torre. De él dependerá, también, el Instituto Andaluz del Deporte con sede en Málaga. El reto estará en Educación. Es una de las consejerías más importantes y con mayor presupuesto. Ya hizo morder el polvo a alguien como Adelaida de la Calle, con sobrada experiencia en el campo de la docencia. Juan Marín ocupará, previsiblemente, la Consejería de Turismo, que llenará de agenda institucional y le permitirá pasear su cargo de vicepresidente por todo el territorio. También estará al frente de la nueva Consejería de Regeneración Democrática. Otra cartera clave, como la de Sanidad, caerá en manos del PP. Suena el nombre de Ana Mestre. El cupo de consejeros malagueños ya está copado.

Los aspirantes a algo tendrán que esperar al turno de las viceconsejerías y delegaciones. En Málaga harán sus maletas siete delegados del PSOE a restituir: Mariano Ruiz Araujo (Empleo), Ana Isabel González (Salud), Monsalud Bautista (Turismo), Adolfo Moreno (Medio Ambiente), Patricia Alba (Educación), Francisco Fernández (Fomento) y Javier Salas (Agricultura).