El momento de su mayor éxito político coincidirá con algo inédito en la historia política de Andalucía. Cuando Juanma Moreno sea investido el próximo jueves como el sexto presidente de la Junta de Andalucía, se convertirá en el primer malagueño que dirige los destinos desde San Telmo. Moreno nunca ha tapado su origen. Todo lo contrario. En la última campaña, elevó su condición a cartel electoral: «Un malagueño en la Junta». Si se atiende a lo esgrimido por el PP de Málaga a lo largo de las últimas décadas, el PSOE ha mirado a la provincia con cierto recelo desde el centro de control en Sevilla. El propio alcalde de Málaga ha convertido la confrontación con el Gobierno andaluz en un género propio, obteniendo, con ello, buenos réditos electorales. Con Moreno al frente de la Junta, este muro de protección se le cae ahora al PP de Málaga. En las municipales de mayo, los candidatos populares tendrán que retener la dinamita contra la Junta para no alterar la paz en el castillo. El que parte y reparte será, por primera vez, uno de los suyos. Para Moreno, su condición de malagueño puede convertirse en una oportunidad de oro o en condena. La lista de promesas electorales que ha confeccionado está nutrida de construcciones de hospitales, creación de puestos de trabajo, inversiones en sanidad y educación, tramos de trenes, metros soterrados y un largo etc. Una pesada mochila que autoimpuesta que Moreno deberá ir aligerando en los próximas cuatro años. Las propias exigencias que le había marcado a su predecesora en el cargo, Susana Díaz, se convertirán, ahora, en la reválida más fiable para poner a prueba su gestión en Andalucía.

¿Le irá mejor a los malagueños con un malagueño? Esa pregunta se resolverá en base a la solución o no que Moreno sea capaz de ofrecer a los principales problemas que afectan al ciudadano. El paro, como en todas las ciudades españolas, es la losa que más pesa. La provincia cuenta con unas 150.000 personas desempleadas. La tasa de paro registrada para el mes de diciembre de 2018 era del 16,8%. La campaña de Moreno en el terreno de las ambiciones ha dejado el listón muy alto. En los próximos cuatro años, el PP se ha propuesto crear nada menos que 100.000 empleos. Supondría una amputación de récord a la actual tasa de paro. El propio Elías Bendodo, que se convertirá en el hombre fuerte detrás de Moreno, dibujó el camino. Durante la campaña, vinculó el empleo a la llegada de «grandes proyectos», sin especificar aún a la provincia. El PSOE habría ejercido como freno a la inversión. Una vez desalojado del poder, las empresas pondrán a la provincia en su radar. La idea del PP pasa, según las propias palabras, por convertir a Málaga en la gran «locomotora de Andalucía». Eso se quiere conseguir por dos vías: la rebaja fiscal y una mayor inversión en la provincia. Una intención que se podrá materializar en los siguientes presupuestos de la Junta. La aprobación de los mismos es principal reto que tiene por delante el nuevo Gobierno de PP y Ciudadanos a corto plazo.

De entrada, los empresarios malagueños saludan la llegada de Moreno. «La elección de Juan Manuel Moreno Bonilla es una grata noticia para Málaga, por ser su tierra de origen. Pero debemos alegrarnos también porque este nombramiento pone de relieve que vivimos en una región plural y participativa, que necesita del concurso de todos para trabajar unidos y favorecer el progreso económico y social», asegura la secretaria general de la CEM, Natalia Sánchez. La secretaria general de la Asociación de Constructores y Promotores de Málaga (ACP), Violeta Aragón, le pide al Ejecutivo de Moreno que trabaje para «agilizar los trámites administrativos» y recuerda que la construcción es un sector que vuelve a atesorar su capacidad para crear empleo. Málaga es turismo y turismo es Málaga. Es lo que se deduce de otra de las principales promesas electorales de Moreno para el sector productivo más importante de la provincia: con él en la Junta, la Consejería de Turismo se iba a trasladar a Málaga. Por el momento, lo que ha trascendido, es que el futuro vicepresidente de la Junta, Juan Marín, será el encargado de gestionar la cartera de Turismo, y que no tendrá una consejería propia.

El metro de Málaga traerá dolores de cabeza. El futuro presidente se ha comprometido a parar las obras para hacer una línea en superficie en la zona del Hospital Civil e impulsar su soterramiento. Una alternativa, ostensiblemente, más costosa. No existen cifras exactas. El secretario general de CCOO, Fernando Cubillo, solicita a Moreno que se «siga adelante con las obras como están establecidas». Sobre el nuevo presidente de la Junta, Cubillo opina lo siguiente: «Que Moreno sea de Málaga y que la gente que le va a rodear también lo sea, puede ser bueno. Saben de primera mano lo que necesita esta provincia y les deseo suerte y que no recorten en lo público». Los 100 días de cortesía empiezan a contar a partir del próximo jueves.