­El mercado laboral de Málaga ha clausurado el ejercicio de 2018 con una nueva subida en su volumen de contratación, lo que le ha permitido seguir firmando, como ya hizo en 2017, cifras superiores a las registradas en los años anteriores a la crisis aunque con una calidad en el empleo generado todavía inferior a la creada durante el boom económico. La provincia cerró el ejercicio con cerca de 813.500 contratos firmados, una cifra que rebasa en un 4,9% a la de 2017 (775.000) y que también supera de largo a las contabilizadas en los años 2006 (casi 720.000) y 2007 (alrededor de 690.000), que constituyeron el cénit del periodo de bonanza antes del estallido de la recesión, según los datos del Observatorio Argos de la Junta de Andalucía.

La generación de empleo de este 2018, sin embargo, queda un año más sensiblemente empañada por las elevadísimas tasas de temporalidad en los contratos (que ya de por sí eran altas en la época del boom), por una intensa rotación de trabajadores por los mismos puestos de trabajo y por un gran porcentaje de empleos por horas en detrimento de la jornada completa. La mejora general de la actividad y del consumo no son aún suficientes para que las empresas se decidan a realizar incorporaciones más estables.

Así, tan sólo el 8,1% de los contratos firmados en 2018 en Málaga (algo más de 66.300) tuvieron carácter indefinido, un porcentaje superior a los de 2015 (5,9%), 2016 (6,4%) y 2017 (6,7%) pero todavía bajo. Hasta 2006, en pleno boom económico, entre el 10% y el 12% de las contrataciones llegaron a ser indefinidas, una tasa que a año a año se fue reduciendo a raíz de la crisis. El problema de la temporalidad en la provincia, muy dependiente de segmentos estacionales como el turismo, es tradicional pero, como denuncian los sindicatos, se agudizó con la recesión y la reforma laboral.

De esta forma, el otro 91,9% de las contrataciones que se hicieron en Málaga el pasado año (unas 747.200) se repartió entre un amplio elenco de altas temporales y, en un gran porcentaje, bastante cortas. En el caso de los 406.763 contratos eventuales, por citar una de las modalidades más usadas por las empresas para cubrir necesidades puntuales de la producción, dos de cada tres de las realizadas en 2018 en Málaga (o sea, un 66% del total) tuvieron una duración inicial inferior a un mes, diez puntos más que antes de la crisis, según CCOO. El problema, según dicen también los sindicatos, es que a veces las empresas usan un contrato temporal tras otro para cubrir lo que, en realidad, son puestos estructurales dentro de su negocio.

El único signo positivo que podría indicar una cierta evolución hacia la estabilidad dentro del mercado laboral es que los contratos fijos, aun siendo mucho menores en números reales, sí están creciendo porcentualmente más que los temporales. En concreto, en 2018 la contratación indefinida subió un 27,1%, mientras que la temporal lo hizo un 3,3. Ya en 2017, las contrataciones fijas subieron un 12% frente a un 7% de las temporales. Los empresarios destacan estos incrementos para afirmar que el mercado comienza a generar más contratos estables, lo que no quita para que el presidente de la Confederación de Empresarios de Málaga (CEM) y de la patronal andaluza CEA, Javier González de Lara, haya admitido en varias ocasiones que la calidad de los contratos es todavía muy mejorable, aunque justifica las altas tasas de temporalidad en el hecho de que muchas empresas aún no ven el futuro claro, siguen en pérdidas y continúan luchando simplemente por sobrevivir.

Otro elemento que muestra esa mayor precariedad laboral es el creciente peso de la jornada a tiempo parcial en las nuevas contrataciones, ya sean temporales o indefinidas. Los contratos por horas representaron en 2018 alrededor del 4,15% del total de los que se firmaron en Málaga (un porcentaje bastante parecido al de los dos anteriores años) cuando antes de la crisis esa tasa anual no superaba el 25%.

CCOO y UGT afirman que en la mayor parte de los casos, estos contratos a tiempo parcial no son responden a una elección del trabajador (que podría buscar esta modalidad, por ejemplo, para conciliar vida familiar o laboral) sino porque las empresas no están ofreciendo contratos a tiempo completo. Según los sindicatos, lo peor de todo es que estos contratos esconden en algunos casos situaciones de fraude laboral, ya que un trabajador puede tener un contrato de tres horas al día y terminar echando ocho. En segmentos como la hostelería, la contratación a tiempo parcial puede suponer en algunos meses incluso el 60% de las altas en el sector.

En cuanto a los sectores, el análisis revela que la mejora de la actividad es generalizada incluido también el sector agrícola, que en los años precedentes había sufrido una cierta caída. Según las cifras de Argos, el grueso de las contrataciones en Málaga corresponde al sector servicios, que aglutina a segmentos tan significativos como el turismo, la hostelería y el comercio. Este sector aumentó el pasado año casi un 5,3% sus cifras en Málaga y, con más de 602.336 contratos, acapara el 74% de las incorporaciones.

La construcción también confirma su reactivación y acumula 74.948 contratos en 2017, con una subida del 3,6% sobre el año anterior. La industria, por su parte, suscribe 38.632, con un aumento del 12,7% mientras que la agricultura, con 97.111 contratos, sube un 4,7%.