­Por los pasillos del Hospital Civil uno encuentra a diario pacientes, personas que acompañan a algún familiar a una prueba diagnóstica, trabajadores del centro... y desde hace unos meses también libros, muchos libros.

Francisco Gómez, un administrativo del centro, ha puesto en marcha junto a su compañero Fernando Díaz una iniciativa que en sus primeros meses de vida ya tiene buena acogida: cuatro puntos de lectura repartidos por el centro hospitalario para que cualquiera que pase por allí se lleve el título que le llame la atención, sin necesidad de devolverlo. «No funciona como préstamos, es un punto de encuentro. La recomendación es que se lo lleve, lo lea y que luego circule y lo regale a una persona de dentro o fuera del centro», expone Gómez.

La iniciativa se puso en marcha el pasado mes de mayo con el fin de dar un punto más cálido, humano y hospitalario, como bien expone uno de sus artífices, al hospital y fomentar la lectura. «Ya tenemos cuatro puestos de distribución en pasillos y salas de espera», matizó.Una idea que surgió hace tres décadas en EEUU y que ahora trae este trabajador a Málaga bajo el concepto de «pequeñas bibliotecas gratis». Sin embargo, no es la primera vez que Francisco intenta hacer de las estancias comunes del centro un lugar más agradable. Con elfun de humanizar estos espacios en 2017 expuso una muestra con diversas obras de artes bajo el título «Arte y salud», la antesala de este proyecto cultural que ya cuenta con unos 300-350 libros entre los que se pueden encontrar textos de géneros variados como poesía, historia, ensayo y, sobre todo, novelas.

Tras solicitar los permisos pertinences a la gerencia hospitalaria, que no puso problema alguno, Francisco asegura que el primer paquete de libros que recibió fue una donación de un paciente, que trajo al centro entre 50 y 60 libros; el empujón que necesitaban para poner en marcha la iniciativa d euna vez por todas. A partir de ahí, algunos trabajadores del centro han donado libros de su biblioteca personal e incluso el proyecto ha traspasado los muros del Civil y ya ha recibido un par de donaciones de la biblioteca de la zona Cristóbal Cuevas. «Es algo que ha ido surgiendo y anima a que crezca el proyecto», sentencia.

Otra de las grandes sorpresas de esta aventura ha sido que algunos pacientes del centro forman parte de forma activa del mismo. Es el caso de un paciente al que su equipo terapéutico vio positivo que participara en el programa y cada día tiene la función de coger libros del depósito que ha improvisado en un despacho para dejarlos en los cuatro puntos que hay por el hospital para reponer los estantes elaborados con material reciclado y palés. Una forma diferente de trabajar con pacientes que están en rehabilitación dentro del área psiquiátrica. Una nueva pata de este proyecto que cuenta con la ayuda de Sandra Rubio, una terapeuta ocupacional de la Unidad de Gestión Clínica de Salud Mental del centro.

Bao el lema «Leer es saludable» el programa está en vía de lograr un nuevo punto, en concreto, en la zona de Urgencias. «Es un lugar muy transitado y ahí se pasan muchas horas... Podrá ser un buen sitio», resalta. Un quinto punto con el que el Hospital Civil estaría cubierto. «Lo difícil es mantenerlo a largo plazo. La idea es que la gente se familiarice y coja los libros sin problema», explica, ante el recelo que algunos interesados aún sienten por si al coger el libro hacen algo malo. «Al lado de cada punto hay unas instrucciones y está todo explicado», detalla.

Otro de los síntomas que demuestra la buena salud que tiene este programa de menos de un año de vida es que se trabaja en limplantarlo también en el Materno Infantil, en concreto, en la zona ambulatoria. «Esperamos que así sea y que se consolide», resalta Gómez. «Estoy entusiasmado. Me parece que la colaboración del barrio -la biblioteca- o la integración de pacientes de manera activa enriquece mucho el proyecto», resalta. A seguir sumando libros.