Los vecinos de la promoción municipal de la calle San Félix Cantalicio, 6 siguen reclamando por tercer año consecutivo al Ayuntamiento la limpieza subsidiaria de una parcela abandonada de 600 metros cuadrados que tienen enfrente, por la presencia de ratas, cucarachas, arañas y un preocupante aumento de la vegetación.

«Estamos desesperados, además de los bichos tenemos que padecer la humedad del solar. No nos quejamos por gusto», cuenta Ana Rodríguez, de 70 años, que vive en la planta baja y padece un serio proceso degenerativo de los huesos que, está segura, se está agravando por esta situación.

El solar, que según informan los vecinos pertenece a cuatro propietarios y que se corresponde con los antiguos números 5 al 11 de la calle, ya fue limpiado en 2015, coincidiendo con la visita del alcalde para inaugurar la promoción en la que viven. «Lo limpió el Ayuntamiento», recalca Ana, que no se explica por qué ahora hace oídos sordos.

Se da la circunstancia además de que antes del verano pasado, uno de los cuatro dueños limpió su parte del solar, pero los meses han pasado y la vegetación en esta zona ya es igual de tupida que en el resto.

En el Registro de Solares

El solar aparece en el Catastro dividido en dos parcelas y las dos se encuentran inscritas desde 2016 en el Registro Municipal de Solares de la Gerencia de Urbanismo.

Según la Ley de Ordenación Urbanística de Andalucía, la inclusión en este registro da un plazo de un año para comenzar las obras de construcción y si no se llevan a cabo, el Ayuntamiento puede poner en marcha un concurso para sustituir al propietario incumplidor.

Por este motivo, Jaime Igorra, de 70 años, marido de Ana Rodríguez, pide al concejal de Urbanismo, Francisco Pomares y al alcalde, Francisco de la Torre, «que vean cómo está el solar para que hagan algo».

Para los vecinos, lo ideal sería que el Consistorio lo limpiara, echara cemento para evitar que volviera a crecer la maleza y pasara la factura a los propietarios.

A Ana Rodríguez se le humedecen los ojos cuando piensa en su situación: «No entro en calor con toda esta humedad, cuando entro en casa es una nevera, y además tenemos que tener las ventanas cerradas todo el año por miedo a que entren los bichos».

Por este motivo, explica que ha llegado a pedir el cambio de piso al IMV. «Le hemos solicitado irnos a un sitio que esté en alto. Si llego a saber que pasaría esto, sigo pagando los 500 euros de alquiler donde vivía y no me muevo de allí, lo que pasa es que no tenemos una pensión muy alta», lamenta.

Jaime Igorra, por su parte, cuenta que algunas personas tiran al solar ropa, los excrementos de sus perros y bolsas de basura, esto último, alimento para las ratas, lo que explica su presencia.

Los dos vecinos, detallan, podan lo que pueden las ramas que dan a la calle y la parcela les obliga a vivir con todo cerrado en sus casas y como aseguran, con problemas de salud.

Este periódico trató de recabar ayer una respuesta del Ayuntamiento, que aseguró que la dará en los próximos días.