Todo empezó gracias al fino olfato de Tyson, un perro bóxer que cuando paseaba en mayo de 2018 con su dueño, junto al Camino del Retiro, en Churriana, comenzó a escarbar con furia en una montaña de tierra y sacó a dos cachorros, enterrados vivos por algún salvaje. Los perros estaban en una pequeña cueva tapada con tierra.

El valeroso Tyson había dado en realidad con un complejo de cuevas, ocultas por la tierra y la maleza, y ligadas a la historia de Churriana.

Gracias a las gestiones de la asociación ecologista Ciriana y a la asociación de vecinos Arcuves de Churriana se pudo frenar la construcción de una urbanización, Atalaya, prevista en estos terrenos, propiedad de la promotora Solvia, pese a algún intento por continuar.

«A raíz de nuestras denuncias hay que empezar de cero e incorporar estos valores arqueológicos», informa Maricruz Torres, responsable de Ciriana, que explica que la asociación ha localizado además, unos metros ladera abajo, varias cuevas más, algunas de ellas, empleadas durante la Guerra Civil.

Para el profesor jubilado de la UMA e investigador Carlos Gozalbes Cravioto, que ha escrito un primer informe sobre este hallazgo para evitar su destrucción por las excavadoras, «estas cuevas no son una sorpresa». Gozalbes Cravioto cree probable vincular este complejo con comunidades de mozárabes (cristianos en tierra musulmana) que usaron las cuevas como vivienda. De hecho, en la calle Maestro Vert, en el casco urbano de Churriana, se encuentra vallada y expuesta al público una de ellas.

El investigador explica que este tipo de cuevas «normalmente se usaron desde el siglo VIII hasta el siglo X, cuando se produce este fenómeno rupestre mozárabe», aunque por el número de cavidades, descarta que se tratara de ermitaños, aunque apunta: «Se podía haber dado el caso de que, aunque no fueran monjes, vivieran de una forma muy religiosa, porque dentro de la religión, quien la vive más intensamente es quien vive en una comunidad que no es de su religión», como le sucedía a estos cristianos que vivían en la España islámica.

De la carga religiosa de estas comunidades pone de ejemplo la cercana iglesia rupestre de Las Pedrizas, destruida por las obras de un polideportivo.

Carlos Gozalbes también recalca que buena parte de estas cuevas se han reutilizado a lo largo de los siglos.

Cantera y complejo de cuevas

Por su parte, Pedro Sánchez, arqueólogo de Arqueosur, la empresa contratada por Solvia para realizar las catas, comenta que los trabajos están comenzando y que han constatado que además el complejo sirvió como cantera. «Ya hemos identificado las herramientas con las que trabajaron las canteras, ahora queremos compararlas con las que se usaron en las cuevas para ver si se pueden unir o separar en el tiempo», comenta.

Los arqueólogos también buscarán marcas habituales de este tipo de cuevas como montes calvarios o signos cruciformes para tratar de datarlas. En todo caso, confirma que es un complejo: «Ya he perdido la cuenta del número de cuevas que puede haber».

La asociación ecologista Ciriana muestra otra cueva, conocida por vecinos, cerca de esta zona, y que estaba sin uso y cerrada con una puerta metálica desde hacía medio siglo, así como una tercera, en una propiedad privada, la más amplia de todas, que se usa en Halloween como 'pasaje del terror'.

Tanto Ciriana como la asociación de vecinos reclaman que el complejo de cuevas se proteja y se integre, como zona verde, en la proyectada urbanización. «Pedimos que sea zona verde, que se haga una buena limpieza y con puntos de interpretación para que la gente los conozca», señala Maricruz Torres.