«Las familias humildes no pueden comprar porque no tienen declarado un ingreso, y nosotros lo que queremos es dar de comer a aquellas personas que están mal de verdad», explica esta semana Curro López, presidente de la asociación de vecinos de Lagunillas.

Esta es la causa por la que el próximo 28 de enero informará en una reunión a sus socios de que la asociación se retira de la gestión del economato municipal.

A su juicio, los requisitos que el Ayuntamiento pide para que las familias puedan ser usuarias de este servicio deja en la estacada a las que verdaderamente lo necesitan.

«El Ayuntamiento no quiere que compre la gente humilde sino la que está cobrando. Dice que si no trabajas, cómo vas a comprar en el economato. ¿Qué pasa entonces con la mujer que se busca la vida limpiando escaleras por 8 euros al día?», se pregunta Curro López, que cree que con este requisito «no se ayuda a la economía sumergida, a los que están tiesos de verdad». También critica que la valoración de los posibles usuarios por el Consistorio «tarde un mes».

La asociación accedió a la última subvención municipal de 13.000 euros para seis meses de funcionamiento del economato y ha pagado un 10% de esa cantidad para comprar productos. «Empezamos hace dos meses con el economato, así que en mayo terminamos», indicó.

En la actualidad, el colectivo vecinal atiende a unas 120 familias a través de este sistema y por otro lado a cerca de 700 en el reparto de alimentos, una actividad que lleva realizando desde hace más de doce años.

El presidente vecinal aprovecha para lamentar que para el reparto de alimentos la asociación haya recibido de subvención municipal 6.000 euros, «para 700 familias, cuando repartimos 9.000 kilos de alimentos a la semana y el gasoil de nuestra furgoneta cuesta 3.000 euros y la luz igual; entre las dos se han llevado la subvención», lamenta.

A su juicio, se trata de una ayuda muy escasa que impide a este tipo de asociaciones prestar servicio en buenas condiciones. «A lo mejor lo que quieren es quitar las colas de los pobres, porque eso está muy feo para el turismo».

Curro López critica además los numerosos requisitos administrativos para acceder a estas ayudas: «Ahora todo es certificado digital, todo por ordenador, cuando nosotros no somos informáticos, somos vecinos que intentan ayudar a la gente», argumenta.

Respuesta del Ayuntamiento

La directora general de Asuntos Sociales, Ruth Sarabia, negó ayer a este diario que el cierre del economato se deba a las condiciones que exige el Ayuntamiento. En su opinión, se debe a la falta de control, por parte de la asociación de vecinos, «de las justificaciones de los gastos», debido a la ausencia de personas con conocimientos técnicos. «Hay una ley de asociaciones que es para todos igual y que obliga a tener justificadas las facturas y no presentarlas de una tienda escritas a mano», detalló.

Con respecto a las críticas por los requisitos para hacer uso del economato, explicó que los usuarios deben tener unos ingresos mínimos de 400 euros, «porque los que no tienen ni eso, ya están incluidos en las ayudas económicas que damos y el reparto de alimentos». También recordó que es obligatorio que los usuarios del economato paguen el 20 por ciento de los productos, algo que no hace la asociación.

Por todo ello, vio más adecuado que este colectivo deje el economato y se centre en el reparto de alimentos, «que es donde mejor funciona».