Ha muerto el cardenal Sebastián. A los 89 años de edad, no ha podido superar un infarto cerebral que el pasado sábado le condujo a la clínica Gálvez, donde ha estado ingresado. El ictus le afectó medio cuerpo y el habla y su estado era grave. Fernando Sebastián Aguilar fue el primer purpurado español nombrado por el Papa Francisco en febrero de 2014.

Los restos mortales del cardenal Fernando Sebastián serán velados desde las 10 hasta las 21 horas del viernes 25 de enero en la iglesia del Sagrario, y el sábado en la Catedral desde las 10.00 horas hasta el inicio de la Misa Corpore Insepulto, que tendrá lugar en la Catedral a las 12 horas del sábado.

Entre 1991 y 1993 fue administrador apostólico de la diócesis de Málaga, tras la renuncia de Ramón Buxarrais y antes de la llegada de Antonio Dorado Soto. Arzobispo emérito de Pamplona y Tudela, en 2007 dejó esta misión pastoral al cumplir los 75 años de edad. Desde entonces residía en Málaga, donde seguía colaborando con la Iglesia en la formación teológica y el acompañamiento espiritual.

Fernando Sebastián nació en Calatayud (Zaragoza) el 14 de diciembre de 1929. Ingresó en la Congregación de Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María (Misioneros Claretianos) en Vic (Barcelona) en 1945 y profesó en ella en 1946. Una vez terminados los estudios filosóficos y teológicos en los Seminarios de la Congregación, en Solsona (Lérida) y Valls (Tarragona), fue ordenado sacerdote en Valls el 28 de junio de 1953.

Con posterioridad, se especializó en Teología en Roma y amplió estudios en la Universidad de Lovaina (Bélgica) sobre Filosofía con temporánea, Teología fundamental, Teología y Pastoral de los sacramentos. Fue miembro de la Sociedad Mariológica Española (1959), director de la Revista Ephemerides Mariologicae (1966) y fundador de la revista Iglesia Viva (1966), que dirigió hasta 1971.

Sebastián ha sido vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española en dos etapas (1993-1999 y 2002-2005) y secretario general (1982-1988).

Hay quienes consideran a Fernando Sebastián como uno de los cerebros de la Conferencia Episcopal durante décadas y el último de los prelados taranconianos en activo. Participó en seis asambleas del Sínodo de los Obispos y formó parte de la Comisión preparatoria para la Asamblea Extraordinaria del Sínodo de los Obispos dedicada a Europa.