Tres años después de que el terremoto de magnitud 6,3 en la escala Richter, despertara a toda Málaga en la madrugada del 25 de enero de 2016, la tierra sigue temblando aunque no con tanta fuerza. A pesar de que no causó daños graves en la provincia, el movimiento ha quedado registrado como uno de los más importante de los últimos años, y además se sumó al registrado tres días antes de 4,3 grados de intensidad. El seísmo ocurrido hace tres años se notó en Granada, Almería, Murcia, Valencia e incluso en las zonas de interior, Sevilla o Jaén. Aunque la peor parte de la llevó Melilla, donde el seísmo provocó daños en edificios, fachadas, una treintena de heridos y causó la muerte de un pequeño.

El poder de la naturaleza y las características de la zona, hace que estos fenómenos ocurran contínuamente en la zona del mar de Alborán y cada cierto tiempo se pueden sentir con más fuerza. El pasado mes de septiembre en la costa de Fuengirola, un terremoto de magnitud 4,2 sorprendió a los ciudadanos sin causar daños, y en octubre se dio uno de intensidad 3,4 en Torremolinos. Hace apenas unos días otro de magnitud 1,5 se registraba en Alfarnate y algunos puntos de la Axarquía.

Según explica el experto en actividad sísmica del Instituto Geográfico Nacional, Juan Vicente Cantavella, en el mar de Alborán siempre se están produciendo movimientos de tierra aunque no lleguemos a percibirlos. Por sus características -se encuentra entre el sur de la Península Ibérica y el norte de África, donde confrontan las placas tectónicas euroasiáticas y las africanas- estos fenómenos pueden producirse constantemente sin que podamos hacer nada por predecirlas o remediarlas. "Las placas chocan entre sí, provocando una acumulación de tensión en la parte más superficial de la tierra. Llega un momento en que se acumula tanta energía que termina liberándose produciendo desplazamientos bruscos en la tierra y los terremotos", explica. Además, se suma el riesgo de vivir réplicas de los seísmos, aunque el experto indica que pueden producirse o no, y que si se dan pueden ser de muchos tipos y no aparecer siempre de la misma forma, intensidad o duración.

A pesar de que Málaga no sea uno de los lugares donde más se nota la fuerza de este choque -al contrario de puntos como Italia, Grecia o incluso el norte de África que registran más peligrosidad sísmica- el investigador apunta a que la provincia corre el riesgo de sentir el temblor de la tierra constantemente. "Según los datos históricos de la zona, la magnitud más alta registrada en la provincia de Málaga es de 6,5 en la escala Richter. Esto quiere decir que podemos sufrir un terremoto de hasta esta magnitud en cualquier momento. No obstante, desde el ocurrido el 25 de enero de 2016 no se ha registrado ninguno superior, ni cercano a esa intensidad", señala Cantavella.

Ante esto, no se puede hacer nada. No existe método para remediar los efectos de los terremotos en la zona del mar de Alborán ni para predecirlos. "De momento la comunidad científica no es capaz de saber cuándo o dónde se va a producir un terremoto aunque seguimos investigando para lograrlo y evitar daños. Por eso mismo, todas las poblaciones del sur de España debe construir sus edificios de acuerdo a una normativa de construcción sismo-resistente, que sea capaz de soportar los movimientos esperados en la zona", sentencia el científico.