Tarda en coger el teléfono, y cuando contesta su voz transmite una mezcla de cansancio y satisfacción que no oculta. "Estamos bien, pero muy cansados" admite Sergio Tuñón, el ingeniero jefe de que ha dirigido al equipo de la Brigada de Salvamento Minero que ha participado en el rescate de Julen. "Hicimos lo que sabemos lo mejor que pudimos", asegura en conversación telefónica con LA NUEVA ESPAÑA. Una llamada que atiende amablemente una vez que han recogido todo el equipo y descansado unas horas en el hotel de la localidad malagueña de Rincón de la Victoria, donde los vecinos se congregaron ayer por la tarde para aplaudirles mientras les llamaban "héroes" y les agradecían su labor: "¡Muchas gracias!", se escuchaba con insistencia.

Los ocho brigadistas desconocían aún por la tarde cuándo podrían regresar a Asturias, a casa, con sus familias. La tensión acumulada desde que partieron hacia Totalán ha sido sustituida por un agotamiento que parece más psíquico que físico. Por eso el jefe del equipo pide "por favor" que no se les hagan preguntas y que se les deje tiempo para relajarse.

"Estamos satisfechos con el trabajo que hemos realizado, aunque ha quedado empañado por el motivo que todos sabemos. Es una pena", afirmó Sergio Tuñón durante la conversación con este periódico.

Previamente ya había hecho de portavoz para realizar unas breves declaraciones a los medios de comunicación congregados a la puerta del hotel esperando a que salieran.

Las primeras palabras fueron para los padres del pequeño Julen. "No tuvimos la oportunidad de trasladar el pésame a la familia ayer, porque dadas las horas y cómo acabó todo no pudimos", señaló Tuñón. También agradeció a los medios de comunicación el "respeto" que han mostrado estos días hacia ellos y al trabajo que se estaba realizando, "porque sabíais dónde estabais y no nos agobiasteis mucho".

Pero acto seguido añadió que el agradecimiento, suyo y del equipo que comanda, era "principalmente a los compañeros que participaron en el rescate, que ayudaron en todo lo que pudieron, y de manera excepcional, a toda la población y a la gente de aquí, que todos estos días nos trataron muy bien".

Y concluyó: "Esperamos haber trabajado lo mejor que podemos, que no tengáis ninguna duda, y que lo hayamos hecho lo mejor posible".

Los ocho mineros fueron desplazados desde Asturias a Totalán el pasado día 15. Desde entonces las complicaciones se han sucedido a causa del terreno, obligando a cambiar los planes sobre la marcha. La esperanza de encontrar a Julen con vida hacía que todas las operaciones se estudiaran al milímetros, teniendo en cuenta el más mínimo detalle para evitar que cualquier leve error pudiera provocar una catástrofe.

Los brigadistas asturianos esperaron un día tras otro en una calma tensa que creció hasta que pudieron entrar en acción. Fueron más de 30 horas excavando en roca los últimos metros del túnel que les llevaría hasta el niño. "Somos trabajadores, no héroes", se cansaron de repetir. Pero para todos los demás sí lo son.