Los investigadores que instruyen diligencias para el Juzgado número 9 de Málaga trabajan actualmente en encontrar pruebas que determinen si hubo o no responsabilidades penales en la situación del pozo por el que se precipitó el pequeño Julen el domingo 13.

Las diligencias incoadas el pasado 14 de enero se complementan en estos días con nuevos datos sobre el estado en el que se hallaba el agujero. Agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza ya remitieron un primer informe, que llegó a la instructora el día 17 de enero, con las gestiones realizadas hasta ese momento.

Ahí ya se incluyeron diferentes estudios urbanísticos de la zona y se apuntaban las posibles infracciones en cuanto al pozo, como que las obras no contaban con autorización alguna, la ausencia de medidas de seguridad y los movimientos de tierra en la zona. Pero también se había tomado declaración tanto al empresario axárquico que hizo la prospección del pozo, como al dueño de la finca.

Los investigadores señalaron en un principio que existían «contradicciones entre ambos testimonios». Ya este pasado sábado trascendieron nuevos detalles, a raíz del hallazgo del cadáver de Julen a unos 71 metros de profundidad. Por ejemplo, que después de la caída al pozo el niño se topó con un suelo, de manera que se conoció que a partir de esa cota el pozo estaba relleno de tierra y «por encima también tenía un tapón».

Las autoridades explicaron en rueda de prensa que apenas habría habido aire entre los pies y la cabeza del pequeño. Y también, en relación al tapón, se especificó: «Hay diversas teorías pero ninguna con certeza». Según fuentes de la investigación, en un par de semanas deberán conocerse detalles, «una vez que se hayan conocido los resultados de las análisis sobre los distintos estratos de tierra tomados dentro del pozo».