El presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno, y el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, se reunieron este jueves en el Ayuntamiento para abordar los proyectos de la ciudad que requieren del impulso o la participación del Gobierno andaluz. Más allá de los grandes titulares del encuentro, llamó la atención el cambio de talante de ambas administraciones y que los dos políticos usaran palabras como «empatía» y «lealtad», después de los enfrentamientos que ha tenido el regidor malagueño con la administración andaluza bajo mandato del PSOE en temas tan controvertidos como el metro. Moreno admitió que se va a hacer «un parón» en la extensión del suburbano en superficie al Hospital Civil, que sufre «un fuerte rechazo vecinal», que se van a agilizar las obras en marcha, es decir, la llegada definitiva a la Alameda y se va a estudiar la extensión de esta infraestructura al PTA para reducir la intensidad viaria en sus accesos.

«Estamos a tiempo de estudiar la posibilidad de hacer un parón», dijo Moreno en relación a llevar el metro al Civil, y «estudiar algo que nos parece de mucho interés, que es acercar el metro al PTA» para acabar con «el cuello de botella» que ha motivado las protestas de los trabajadores. Antes, el regidor malagueño aludió a «no hacer más» allá de las actuales líneas, que en forma de y griega llegan a la Alameda y estudiar la prolongación al PTA. «Ayudaremos con lo que sea necesario», dijo.

Moreno no habló de lo que su programa electoral dictaba, es decir, llevar el metro soterrado al Civil, aunque esta posibilidad queda en suspenso, por ahora. Sí se agilizarán los trabajos en marcha. En relación al PTA, declaró, «hay una demanda social», aunque todo hay que estudiarlo, sobre todo por el dinero europeo comprometido para extender el suburbano al hospital.

Sobre plazos, Juan Manuel Moreno dijo esperar que en la primavera de 2020 ya pueda pasar por la Alameda el tráfico rodado y que a finales de ese año, llegue el metro a la estación final en el entorno de Atarazanas. «Esos plazos vamos a cumplirlos, ya cumplirlos sería una noticia, si además los acortamos un poco, sería una gran noticia», recalcó.

En relación al futuro macrohospital que se construirá, también, en el entorno del Hospital Civil, el presidente de la Junta señaló que «en estos cuatro años recibirá el impulso definitivo», para afinar más en una posterior intervención, en el sentido de que espera ver comenzar las obras esta legislatura. En relación a la ubicación, que también ha generado controversias, cedió la voz cantante al Ayuntamiento para que diga «cuál es la orientación principal de las necesidades sanitarias». Insistió en que se habló de generalidades, no de detalles, porque los cargos intermedios y técnicos de las consejerías aún no han sido nombrados y, por tanto, con apenas 20 días de ejercicio en el cargo, no tiene toda la información disponible. «No hay varitas mágicas, los proyectos requieren de tiempo, lo importante es tener las ideas claras, la vocación de invertir en Málaga para resolver asuntos que llevan mucho tiempo parados», declaró, para insistir en que en los últimos años la ciudad «ha sufrido el desinterés y la falta de empatía» de la Junta andaluza. «Se abre una nueva etapa que redundará en beneficio de los malagueños», resaltó, aunque midió muy bien tanto sus palabras como sus silencios para evitar el abrazo del oso del regidor, que le lanzó el guante en varias ocasiones para tratar de que el también malagueño Moreno se comprometiera de alguna forma, incansable pese al cambio de partido en la administración andaluza (ya en diciembre, con el 2D en el pasado, presentó una moción en la que pedía el interés de la Junta por una treintena de proyectos). La ambigüedad calculada del jefe del Ejecutivo andaluz fue evidente, a la espera de conocer el músculo presupuestario del que dispone en una administración a la que ha sometido a una profunda auditoría.

Hablaron en la reunión del futuro auditorio. El alcalde señaló que «las cuatro administraciones deben hacer un esfuerzo, buscaremos también la colaboración privada; será una infraestructura muy útil para la vida cultural de Málaga y también para el sector de congresos», destacó, un proyecto que también estudiará Moreno, al igual que ocurre con el plan especial del Guadalmedina, muy avanzado ya, una iniciativa que plantea un gran bulevar entre los puentes de la Aurora y de Armiñán, revitalizando, de paso, la pastilla urbana entre Carretería y el río. «Es una reivindicación histórica de la ciudad, es difícil, complejo» darle una solución, precisó, pero «Málaga la necesita ante un cauce que no tiene agua y que no ayuda al embellecimiento, sino que contribuye al deterioro», declaró el presidente de la Junta, que estuvo acompañado por el consejero de la Presidencia, Elías Bendodo, el portavoz del PP, Carlos Conde, y la flamante delegada del Gobierno andaluz en la provincia, Patricia Navarro. Antes, saludó a todos los portavoces municipales.

El alcalde, por cierto, se quejó de la falta de impulso de la Junta anterior en relación al protocolo de intenciones sobre el río y hasta de ocultar informes sobre la capacidad de desagüe del mismo.

Hubo más temas, como el proyecto para mejorar los accesos por coche al PTA (el alcalde dijo no renunciar a la llegada también al Cercanías), el plan de las tecnocasas, las obras de coste menor para reducir el riesgo de inundabilidad en el Guadalhorce, el Campamento Benítez (sobre el que el regidor dijo esperar que se «desbloqueen las dificultades»), la Edar Norte o el gran parque de Arraijanal que debe ejecutar la Junta. Se trata de hacer, dijo el alcalde, «las cosas ágiles, rápidas», que los proyectos privados no sean demorados una y otra vez, vino a decir. Aunque no hubo concreción alguna, sí hay un evidente cambio de talante y posturas.