Un estudio ha demostrado que las personas que consumen productos lácteos de manera habitual tienen menos posibilidades de padecer diabetes e hipertensión y las enfermedades asociadas a dichas dolencias.

El proyecto denominado Di@bet.es está promovido por el Centro de Investigación Biomédica en Red de Diabetes (Ciberdem), en el que participan investigadores y centros de toda la geografía española aunque está liderado por profesionales del Hospital Regional y del Instituto de Investigación Biomédica de Málaga (Ibima).

El director de la Unidad de Gestión Clínica de Endocrinología y Nutrición del Hospital Regional, Gabriel Olveira, que además coordina el grupo de investigación «Endocrinología y Nutrición, Obesidad y Diabetes» del Ibima, indicó que el objetivo inicial de este estudio era establecer la prevalencia de diabetes en España, «pero también ha permitido estudiar la prevalencia de otros factores de riesgo como la obesidad, la hipertensión, el sedentarismo o la dieta».

«Esta investigación ha permitido, no sólo destacar la asociación entre el consumo de productos lácteos y el mejor perfil metabólico en la población española adulta, sino también poner de manifiesto que las mujeres consumen más leche, queso o yogures que los hombres, mientras que éstos toman más lácteos azucarados como batidos o helados», apuntó la coordinadora del proyecto en Málaga, responsable de grupo en Ciberdem e investigadora de carrera de la UGC de Endocrinología y Nutrición del Hospital Regional y de Ibima, Gemma Rojo. Un estudio que desarrolló su fase transversal entre los años 2008-2010 y que contó con más de 5.000 voluntarios mayores de edad de toda España.

«Los resultados de esta investigación apuntan al efecto beneficioso del consumo de lácteos frente a la presencia de hipertensión y obesidad, lo cual podría contribuir a un mejor estado metabólico general y un menor riesgo cardiovascular», señaló la experta.

¿Qué aportan?

Los lácteos aportan proteínas de alto valor biológico, vitamina B12 y son la fuente más importante de calcio en la alimentación. El yogur y muchas variedades de quesos tienen bajos niveles de lactosa, por lo que estarían indicados en personas intolerantes a la lactosa.

«Aunque las grasas que contienen los lácteos son mayoritariamente saturadas, actualmente está en discusión su papel respecto a su asociación con las enfermedades crónicas, incluyendo cardiovasculares, diabetes, hipertensión y obesidad», explicó Gabriel Olveira.

«Los resultados de este estudio -junto a otros realizados en otros países y también con seguimientos prospectivos- apuntan que, en población sana, la ingesta de 2-4 raciones de lácteos entra dentro de un patrón saludable de alimentación, incluso aunque no sean desnatados, aunque deben ser preferentemente no azucarados. Para personas con sobrepeso, obesidad o elevación de lípidos sí se recomendaría tomarlos en su versión semidesnatada o desnatada», añadió el experto.