Ángel Bañuelos dirige desde Granada el Centro Unesco Andalucía, una asociación sin animo de lucro respaldada por la Comisión Española de Cooperación con la Unesco. Desde aquí desarrollan proyectos y actividades, trabajando desde el patrimonio, el medio ambiente, la educación y los derechos humanos, con el objetivo de potenciar el desarrollo y la cooperación internacional. Con este objetivo, el presidente del Centro Unesco acudió hace unos días a Málaga para presentar ante La Carta Malacitana la ‘Red de Ciudades Creativas’, un programa en el que quieren que Málaga se integre para potenciar el desarrollo de la ciudad desde su gastronomía.

¿En qué consiste el programa de ‘Red de ciudades creativas’?

Este proyecto fue creado en 2004 por la Unesco para crear una red de ciudades que estén conectadas por distintos ámbitos de la cultura como la artesanía y artes populares, diseño, cine, gastronomía, literatura, música y artes digitales. El principal objetivo del programa es que una de estas sietes facetas sea el motor de desarrollo de la ciudad.

¿Por qué ahora se quiere incluir a Málaga?

En Andalucía, solo Sevilla y Granada forman parte de este programa. Sevilla participa con el desarrollo de la música y Granada con la literatura. Creemos que Málaga tiene potencial suficiente para formar parte de la Unesco. Apostamos por ella porque tiene proyección internacional a través del turismo pero también tiene que potenciar otros aspectos como la gastronomía, pero no solo basándose en los productos. Hemos decidido destacar su gastronomía pero también podría ser el cine. Nuestro deseo es que poco a poco haya más presencia de ciudades andaluzas en la red de la Unesco.

¿Qué beneficios adquiere una ciudad como Málaga entrando a esta ‘Red de ciudades creativas’?

En este caso queremos potenciar la gastronomía de la ciudad para que sea motor de desarrollo, pero desde el punto de vista social, económico y cultural. Generaría empleo y oportunidades para crecer a través de proyectos innovadores. Lo más importante es saber que no se trata de tener una ciudad de la gastronomía elitista sino de analizar la gastronomía y valorar todos sus aspectos.

¿En qué sentido se refuerza la gastronomía con este proyecto?

Desde los productos de consumo de cercanía a incorporar productos autóctonos. La gastronomía es cultura y a través de ella se identifican los pueblos, y también es el trabajo previo a sentarse a comer. Queremos que se conozca, que se entienda y que se valore. No se trata de poner un sello en los restaurantes. Se necesita compromiso de la ciudad, querer ser miembro de la Unesco y presentar un proyecto y un plan de gestión.

¿De qué forma estaría conectada Málaga con el resto de países que forman parte de la red?

Hay que tener dos puntos en cuenta: la Red de Ciudades de la Unesco sirve para de desarrollo local y para compartir talento con el resto de países a través de jornadas, congresos, intercambios. Si Málaga fuese ciudad de la gastronomía tendría relación directa con Denia y Burgos, que son ciudades de la gastronomía por Unesco en España. A nivel internacional hay muchas otras. Así, la cultura malagueña se pone en valor y se incorpora al proyecto de la ciudad. Por eso, tiene que estar dirigido por el Ayuntamiento junto a asociaciones culturales y empresariales que unan el ámbito privado y el público.

¿Por qué debería el Ayuntamiento apostar por este proyecto?

A diferencia de otras ciudades andaluzas, Málaga capital no tiene patrimonio mundial de la Unesco, por eso, esta es una oportunidad de potenciar un aspecto muy importante dentro de su cultura.

¿Se ha realizado algún acercamiento con las administraciones?

Solo se ha realizado una sesión informativa ante La Carta Malacitana en el Ateneo para presentar el programa y crear interés. Ha sido la primera toma de contacto pero esperamos que el Ayuntamiento apueste por ello. Es un proyecto de ciudad con carácter mundial y sin su colaboración no podría hacerse.